“San Ignacio fundó la compañía para
"bautizar lo sociológico", es decir, para hacer en defensa de la
Iglesia obras de gran empuje, de largo alcance, y de efecto trascendente, no
sólo individual sino colectivo y aun universal, si posible fuere. Para esas
obras se necesitan a veces instrumentos materiales poderosos y caros. ¿Cómo
conciliar la magnanimidad en pro de la Iglesia con la desnudez total de los
pobres de Cristo? San Ignacio concibió hombres tan bien formados que su trabajo
fuese innegablemente reconocido como útil a la colectividad donde viviesen, y
tan desprendidos que estuviesen prestos a vivir mendigando, en casas tan desinteresadas
que no tuviesen ningún bien estable o renta para su manutención, y donde todo
fuese como de prestado; pero que fuesen baluartes mantenidos si fuera posible
de día en día por esa misma colectividad o "ekklesía" con todo lo
necesario a un baluarte: armas y pertrechos de un Colegio, una Universidad o
una Casa de Escritores, colaboración hermosa de la liberalidad del laico con el
heroísmo del monje. En otra carta estudiaré cómo decayó este ideal de la Casa
Profesa, no sólo por causas externas sino por una causa interna, que fue la
decadencia de la formación de los NN.
Ahora baste acabar diciendo que ese ideal
no debe ser abandonado, que ese esquema de gran estratega espiritual no debe
ser renegado, y que su posible restauración y aun su germinal conservación
dependen de la pobreza virtud, del muro del desapego espiritual, del materno
regazo de esa disposición de ánimo que en los Santos Ejercicios se llama
"indiferencia". La cual ruego a Cristo Nuestro Señor me quiera donar
a mí completamente antes de que llegue el día oscuro y turbinoso, el día de
temporal y de tormenta, en que me fallen todas las casas nuestras, en que no
tenga dónde reclinar la cabeza, y en que llenando los deseos de mi R. P.
Provincial me vaya de Buenos Aires sin salir de Buenos Aires y tome por última
vez el tranvía Lacroze.”
Padre
Leonardo Castellani. Sobre la pobreza. Cristo
y los fariseos. Ediciones Jauja, Mendoza, 1999.