El branding del Titanic: anestesiante.
P. Fluger (Conferencias en Flavigny, Navidad
2013)
En la
Fraternidad somos muy fastidiosos, nuestra posición no es clara respecto al
concilio, si no le damos valor magisterial, entonces ya no somos católicos.
P.
Álvaro Calderón (La autoridad doctrinal del Concilio Vaticano II, revista
Tradición católica N° 211).
“El magisterio
conciliar no solo carece de autoridad, sino que es reprobable (…)…es claro que
la doctrina que anima los documentos conciliares responde a la de la nueva
teología, condenada repetidas veces por los papas anteriores de manera general
por su intrínseco relativismo. Por lo tanto, la doctrina conciliar no solo
carece de valor como magisterio simplemente auténtico, no solamente está exenta
de autoridad simplemente teológica, sino que es en su conjunto reprobable, al
menos por estar impregnada del relativismo del pensamiento moderno, puesto de
manifiesto en la deliberada ambigüedad de su lenguaje. Como corolario
inmediato, hay que decir que las declaraciones conciliares no pueden contribuir
en nada al modo ordinario del magisterio, pues el vicio que las afecta impide
vincularlas a las declaraciones del magisterio auténtico anterior.
(…)Terminamos nuestra exposición expresando el vehemente deseo que se declare
solemnemente la nulidad del magisterio conciliar.
P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Esta
situación irregular de la Fraternidad es tal vez un castigo porque ella se ha
enfocado en los errores, hemos tratado y tratado al papa como un estudiante,
juzgamos sistemáticamente los textos que vienen de Roma, por principio esto es
muy grave.
S.
Roberto Belarmino (De Romano Pontifice, Lib.II, c.29):
“Es lícito resistir al
Pontífice que intentase destruir a la Iglesia. Digo que es lícito resistirle no
haciendo lo que ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad”.
Seminario
de la Santa Cruz, FSSPX, Australia, 1998.
No juzgamos su
culpabilidad en la destrucción de la Iglesia, más devastadora ahora que en
cualquier pontificado anterior (con la probable excepción de Pablo VI. Nota:
escrito durante el pontificado de Juan Pablo II); sólo Dios puede juzgarle.
Tampoco nos compete juzgarle jurídicamente, pues el Papa no tiene superior
sobre la tierra, ni declarar incuestionablemente nulos todos sus actos. Pero
debemos juzgarle como nos dijo nuestro Salvador: “Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son
lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 15-16). No podemos
cooperar ciegamente en la destrucción de la Iglesia tolerando la aplicación de
una nueva religión, o no haciendo todo lo que podamos para defender nuestra Fe
católica. Sin duda Mons. Lefebvre fue un modelo de ello.
P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Monseñor
Tissier se atreve a decir: “Donde está la verdadera fe, está la Iglesia”.
Atención, es lo mismo que dijo Lutero.
San
Atanasio
“Los cristianos fieles
a la Tradición, aunque sean reducidos a un puñado, son la verdadera Iglesia de
Jesucristo Nuestro Señor”.
P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
Nuestro combate ha sido idealizado, nuestra
manera de ver es negro o blanco.
Una reforma,
una verdadera restauración de la Iglesia, se refiere a toda la vida, no
solamente a la verdad.
El apostolado es “sentire cum Ecclesia” y no
criticar al Vaticano II (entendiéndose: eso no es lo formal). La crítica termina por cansar y nos desgarra,
como mucha gente brillante que nos han dejado pues no tenían la Caritas
Christi.
P.
Jesús Mestre (Revista Tradición Católica N°217, Julio-septiembre 2008)
Su actitud (de Mons.
Lefebvre) no se limitó a mantener la misa de siempre, sino ante todo a enseñar
la fe de siempre y oponerse incluso públicamente a los escándalos derivados del
Concilio (…)
Mantener la verdad y
combatir el error son dos cosas inseparables. El obispo fiel (Mons. Lefebvre)
no hacía sino seguir la consigna de San Pablo: Insiste, reprende, amenaza, exhorta (2 Tim. 4, 2).
P. Pfluger (Conferencias en Flavigny, Navidad 2013):
“… luego
fue el Capítulo de 2006 que fue circunstancial (como lo fueron ciertas
encíclicas hace algunos cientos de años y a las cuales ya no nos referimos).
Monseñor Lefebvre (Conf. de prensa en Econe,
15 de junio de 1988).
“En una ocasión le dije al Cardenal Ratzinger: ‘Eminencia, hay que
elegir: o la libertad religiosa del Concilio, o el Syllabus de Pío IX. Son
contradictorios y hay que elegir’ Entonces me respondió: ‘Pero monseñor, ya no
estamos en la época del Syllabus’ ‘Ah!, le dije, luego la verdad cambia con el tiempo.
Entonces lo que usted me dice hoy mañana ya no será verdad. Así no hay manera
de entenderse, es una evolución continua. Es imposible hablar’”.