miércoles, 26 de diciembre de 2012

LA SECTA CATÓLICO-LIBERAL



 “Así todo error claramente formulado en la sociedad cristiana tuvo en torno de sí otra como atmósfera del mismo error, pero menos densa y más tenue y mitigada. El Arrianismo tuvo su Semi-arrianismo; el Pelagianismo su Semi-pelagianismo; el Luteranismo feroz su Jansenismo, que no fue más que un Luteranismo moderado. Así, en la época presente el Liberalismo radical tiene en torno de sí su correspondiente Semi-liberalismo, que otra cosa no es la secta católico-liberal que estamos aquí examinando. Es lo que llamó el Syllabus un racionalismo moderado; es el Liberalismo sin la franca crudeza de sus principios al descubierto, y sin el horror de sus últimas consecuencias, el Liberalismo para el uso de los que no consienten todavía en dejar de parecer o creerse católicos. Es el Liberalismo, el crepúsculo de la verdad que empieza a obscurecerse en el entendimiento, o de la herejía que no ha llegado aún a tomar completa posesión de el. Observamos, en efecto, que suelen ser católicos liberales los católicos que van dejando de ser firmes católicos, y los liberales crudos que, desengañados en parte de su error, no han acabado en dar todavía de lleno en los dominios de la íntegra verdad. Es el medio sutil e ingeniosísimo que encontró siempre el diablo para retener por suyos a muchos que de otra manera hubieran aborrecido de veras, a haberla bien conocido, su maquinación infernal. Este medio satánico es permitir que los tales tengan todavía un pie en el terreno de la verdad, a condición de que el otro pie lo tengan ya completamente en el campo opuesto. Así evitan el saludable error del remordimiento los todavía no encallecidos de conciencia.

Así además se libran de los compromisos que trae siempre toda revisión decisiva los espíritus apocados y vacilantes, que son los más; así logran los aprovechados figurar, según les conviene, un rato en cada campo, haciendo por aparecer en ambos como amigos y afiliados; así puede, finalmente, el hombre dar como un paliativo oficial y conocido a la mayor parte de sus miserias, debilidades e inconsecuencias.

Tal vez no ha sido aún debidamente estudiada por este lado la presente cuestión en la historia antigua y contemporánea; lado que es el menos noble, es por lo mismo el más práctico, ya que por desdicha, en lo menos noble y levantado hay que buscar por lo común el secreto resorte de la mayor parte de los fenómenos humanos. A nosotros nos ha parecido bien hacer aquí esta indicación, dejando a más expertas y sutiles inteligencias el cuidado de ampliarla y de desenvolverla por completo”.

R. P. Félix Sardá y Salvany, “El Liberalismo es pecado”.