martes, 28 de diciembre de 2021

LA PACIENCIA DE JOB

 


Comentarios Eleison

Número DCCLII (752)

 

La PACIENCIA de JOB

 

Monseñor Williamson

 

El sufrimiento de mañana nos horrorizará,

¡Pero Dios está muy por encima de todos nosotros!

Si nombramos la segunda y más larga sección del Libro de Job por esa “paciencia” por la que es famoso, es porque los capítulos 4 a 37 consisten en un diálogo entre Job y cuatro de sus amigos en el que pretenden consolarle, pero en realidad no hacen más que echar sal en sus heridas. Como dice Job, ¡qué amigos! En la tercera sección, los capítulos 38 a 42, Dios mismo intervendrá para dar la verdadera solución, que sólo Él podía dar con tanta autoridad, y de la que ciertamente estamos necesitados, para encuadrar correctamente en nuestras mentes el sinsentido del Covid, el Castigo cada vez más cercano, y el fin del mundo.

Job es paciente con sus amigos porque los tres primeros insisten en que debe haber pecado para haber merecido el espantoso sufrimiento de su pérdida total de bienes y salud, y el cuarto se acerca sólo un poco más a la verdadera explicación. Sin embargo, en la búsqueda de la solución, los tres amigos mayores de Job, Elifaz y Baldad y Sofar, enuncian muchas verdades valiosas sobre la conexión entre el pecado y el sufrimiento. Sólo que aplican erróneamente sus buenos principios al caso particular de Job, tal como él lo sabe y se lo cuenta. El Cielo sabe que el pecado de la apostasía mundial es más que suficiente para merecer el castigo del comunismo mundial que desciende sobre nosotros de la mano de los criminales del Covid como Schwab, Gates, Fauci y sus manipuladores ocultos, pero no es totalmente responsable, porque también hay inocentes que sufren.


Por lo general, el sufrimiento está estrechamente relacionado con el pecado, porque éste sólo llegó al mundo con el pecado. Antes de la Caída, Adán y Eva no podían sufrir porque estaban protegidos de cualquier tipo de sufrimiento por su don sobrenatural de la Justicia Original, pero una vez que pecaron eso fue reemplazado por el Pecado Original, a través del cual su naturaleza perdió su perfecto equilibrio y aplomo y se volvió profundamente defectuosa, desde entonces. Por lo tanto, la naturaleza humana subyacente a la falta sigue siendo de Dios y sigue siendo buena, pero su condición defectuosa proviene de Adán y Eva, y eso es tan grave que sólo puede ser borrado por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo. Y aún así Dios deja nuestra naturaleza con las consecuencias de la Caída para que luchemos con nuestra naturaleza defectuosa y así merecer el Cielo, hasta que muramos. Por lo tanto, si el fraude del Covid provoca en los próximos años todo el sufrimiento para el que fue diseñado, no culpemos nunca a Dios, sino a sus enemigos humanos, haciéndoLe la guerra para expulsarLo de su propia Creación.

Así, desde el capítulo 4 hasta el 31, los tres amigos de Job intentan por turnos persuadirle de que ha pecado: por impaciencia, presunción, desesperación, contradicción con la justicia de Dios, negativa a arrepentirse, vanagloria, arrogancia, etc. Sin embargo, Job refuta pacientemente a cada uno de ellos, porque es un hombre “irreprochable y recto” que sabe que puede no estar libre de pecado, pero no es culpable como le acusan. Respondiendo a Baldad en el capítulo 19, hace una famosa declaración de fe en la Redención y la resurrección, tanto más notable cuanto que Job es un pagano sin acceso, que sepamos, a la Revelación del Antiguo Testamento: “Sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre la tierra, y después de que mi piel haya sido así destruida, entonces desde mi carne veré a Dios”. Con tal fe en su mente y en su corazón, no es de extrañar que rechazara las acusaciones de sus “consoladores”.

Esta fe no es un cuento de hadas ni un auto-engaño, sino la pura verdad, y es esta verdad católica en nuestras mentes y corazones la que puede llevarnos y nos llevará serenamente a través de una gran cantidad de pruebas y tribulaciones en los próximos años. “Señor, yo creo, ayuda a mi incredulidad” (Mc. IX, 24). Señor, concédenos a nosotros, católicos oprimidos por la apostasía actual, aprovechar cualquier momento de relativa calma para que nuestra fe sea lo suficientemente fuerte como para llevarnos a través de cualquier grado de turbulencia que permitas en nuestro camino hacia el Cielo.

Elihú, capítulos 32 a 37, es el cuarto amigo de Job que habla, más joven que los tres anteriores e indignado por su incapacidad de ellos para rebatir a Job. Dice cosas buenas sobre la justicia de Dios, a quien Job se equivoca al cuestionar, y dice que Dios utiliza el sufrimiento para mantener las almas fuera del infierno, pero no tiene una respuesta directa al problema del sufrimiento de los inocentes, respuesta que debe venir de Dios mismo (38–42).

Kyrie eleison.