DCCXXXIII #733
31 de julio de 2021
¿Gran Reseteo?
Monseñor Williamson
Queridos lectores, recen para que la verdad
católica sea proclamada
Por muchos más Arzobispos del redil de Dios.
Para el Festival de Filosofía
celebrado en Venecia hace dos meses, el Arzobispo Viganò escribió otra de sus
espléndidas panorámicas sobre los acontecimientos modernos, presentando un
punto de vista verdaderamente católico como el que todos los eclesiásticos
deberían presentar, pero que por la locura conciliar el gran número de ellos
sigue impidiendo. A la Iglesia en su angustia sin precedentes acercándose al
fin del mundo (cf. Mt, XXIV), Dios le ha reservado seguramente a este Arzobispo
como un faro de luz, para seguir diciendo la plenitud de la Verdad de Dios que
el resto de sus colegas han estado más o menos sofocando desde el cierre del
miserable Concilio Vaticano II hace más de medio siglo. A continuación, un
resumen de la carta del arzobispo sobre “El gran reseteo: la última gran
mentira”.
La falta de “sentido común” en
los individuos ha hecho posible en gran parte este asalto contra Dios, contra
la Iglesia y contra el género humano que representa el Gran Reseteo. La
irracionalidad, la abdicación de la razón, la aniquilación del juicio crítico y
la negación de la evidencia son el verdadero virus pandémico de nuestro
tiempo. Debemos renunciar a la premisa reconfortante que nos dice que
nuestros dirigentes actúan por nuestro bien. La realidad no sólo es diferente
sino diametralmente opuesta a lo que se nos dice.
Los trabajadores del Gran
Reseteo consideran que ya han esclavizado tanto a las masas que no deben temer
ninguna revuelta. Estas masas creen ahora que su salvación depende de las
vacunas, y pronto extenderán sus manos para recibir un chip bajo la piel. Y si la
farsa de la “pandemia” desaparece, el siguiente engaño está listo: el “cambio
climático” impondrá la “transición ecológica” y el “desarrollo sostenible”.
Tales mentiras son el sello
distintivo de los arquitectos de los diversos Grandes Reinicios de los últimos
siglos: la Pseudo-Reforma Protestante, la Revolución Industrial, la Revolución
Francesa, la Revolución Rusa, las dos Guerras Mundiales, la Revolución de 1968
y la caída del Muro de Berlín. En esta larga serie de Grandes Reinicios
organizados por la misma élite de conspiradores, ni siquiera la Iglesia
Católica ha logrado escapar. También ella, con el Concilio Vaticano II, vio
cómo se daba una mayor comprensión de la liturgia por parte del pueblo como
pretexto para destruir la misa apostólica, para anular el lenguaje sagrado y
profanar los ritos. Así que este último Gran Reinicio puede remontarse a todos
los otros asaltos que en el curso de la historia han tratado de anular la obra
de la Redención y establecer la tiranía del Anticristo. Lo que está ocurriendo
corresponde a un plan diabólico que a lo largo de los siglos ha perseguido un
único objetivo: el Nuevo Orden Mundial. El paso final es el establecimiento de
un gobierno conjunto en el que el mando es tomado por unos pocos tiranos sin
rostro, entregados ellos mismos a la adoración de la muerte y al pecado.
¿La realeza de Cristo se
interpuso en el camino? El Vaticano II lo trasladó al fin del mundo, dejando
que la Iglesia fuera víctima del mismo engaño democrático en el que habían
caído las sociedades civiles casi dos siglos antes, en la Revolución Francesa.
Al reconocer la legitimidad del error y de las falsas religiones, la Iglesia se
destronó a sí misma con sus propias manos, reduciéndose a tener que mendigar la
aprobación de los poderosos amos de este mundo, a cuyas órdenes se ha sometido.
Hoy, cada uno de nosotros
tiene la posibilidad de elegir alinearse con Cristo o contra Cristo.
Comprometeros con renovado celo con Él, para que la Corona que sus enemigos le
han arrancado sea devuelta a Aquel que es Nuestro Rey. Haced que Nuestro Señor
reine en vuestras almas y en todos los ámbitos de la vida privada y pública.
Sólo donde reina Cristo hay verdadera paz y concordia: la paz de Cristo en el
reinado de Cristo.
Que Dios quiera conceder
muchos años más a este excepcional pastor de almas, el Arzobispo Viganò.
Kyrie eleison.