Algunos
sacerdotes de la FSSPX, en su conjunto bastante jóvenes y sin mucha
experiencia, se dejaron envolver por el ilustre P. Matthieu Raffray del
Instituto Buen Pastor, a fin de activar una Cofradía que los agrupe a todos,
denominada “del Buen espíritu”, en oposición a la carta de los decanos y
comunidades amigas, carta juzgada como “ruin”. Esta Cofradía mantuvo una
reunión secreta en Dordogne [en Francia].
La
reunión se llevó a cabo durante varios días en el pueblo de Montagrier (pueblo
del P. Laignelot) en la segunda quincena de julio de 2017. Las misas cotidianas
fueron celebradas en la iglesia del pueblo, abierta generosamente por el
Ordinario de Perigord a quien se le dieron todas las garantías de “buen
espíritu”.
En esta reunión estaban presentes, entre otros
(lista no exhaustiva):
-El P. Matthieu Raffray, superior de la Provincia
de América Latina del Instituto del Buen Pastor;
-El P. Timothée de Bonnafos, con sede en Buenos
Aires, Argentina;
-El P. Jean-François Mouroux, con sede en Onex,
Suiza;
-El P. Eudes-Etienne Peignot, director de La
Martinerie- Châteauroux;
-El P. Nicolas Challan Belval, con sede en
Martinica;
-El P. Benoît Laignelot, con sede en Enagu,
Nigeria.
Después de felicitarse calurosamente de la apertura
romana sobre los matrimonios, todos expresaron su alegría de leer en el
último Cor Unum (número 117 de junio de 2017) las
palabras positivas de Mons. Fellay sobre las comunidades Ecclesia Dei:
“Yo me pregunto cómo algunos contemplan la
“conversión de Roma”, el retorno de la Iglesia a su Tradición, mientras que
evitan cuidadosamente todo contacto con la Iglesia oficial, sin hablar del
movimiento Ecclesia Dei.” (Pág. 5).
“Igualmente los
movimientos Ecclesia Dei, comprendiendo la Fraternidad San Pedro, donde se
encuentran un cierto número de Nicodemos, convencidos que el análisis de Mons.
Lefebvre sobre el Vaticano II es el bueno." (Pág. 6).
Citando este último pasaje, ninguno de ellos se dio
cuenta que en estas palabras de Mons. Fellay se reconoce que todo
reconocimiento canónico implica una condición muy real, aunque no escrita: una
vez reconocidos por Roma, no podemos adherirnos al auténtico combate de Mons.
Lefebvre más que como Nicodemo, es decir, en el secreto de la noche y no como
hijos de la luz; lejos, por supuesto, del micrófono…
Finalmente los participantes dijeron adherirse a
los escritos del P. François Knittel -para quien el estado de necesidad
disminuye- texto publicado oficialmente en la revista de la Casa General. ¡Como
para creer que con el papa Francisco, uno de los mayores destructores de la
Iglesia, las cosas irían mejor!
Ante este nuevo espíritu que invade ciertas partes
de la Fraternidad, los superiores permanecen extrañamente mudos, al
contrario de su reacción después de la carta de los decanos. ¿Silencio
sintomático? Uno puede preguntárselo, cuando sabemos que ciertos sacerdotes del
distrito de Francia han recibido la autorización de escribir, bajo
seudónimo, en las revistas del movimiento Ecclesia Dei, si ellos
demuestran así el nuevo “buen espíritu”.
Christian
LASSALE