Número DXXVIII (528)
26
de agosto de 2017
¿Por qué la “Resistencia?
Mons. Williamson
Cuando los líderes
de los Tradicionalistas demuestran ser infieles,
Entonces los Tradicionalistas deben ser también “Resistentes”.
Entonces los Tradicionalistas deben ser también “Resistentes”.
Siguiendo a “¿Por qué la
Tradición?”, veamos cómo el P. Patrick Girouard, quien actualmente atiende una
parroquia de la “Resistencia” en el oeste de Canadá, explica la necesidad, no
solo para que los Católicos sean Tradicionales, sino también para que los Católicos
Tradicionales “Resistan”. La siguiente es la “Declaración de Misión” que él
escribió en junio de 2013, precisamente para explicar por qué él y unas docenas
de fieles de la FSSPX salían de la FSSPX. Desgraciadamente, la “Declaración” ha
tenido que ser cruelmente acortada. Para el texto completo, contacte al P.
Girouard en thebastion.faith.
Si yo, el P. Girouard y alrededor
de un tercio de la parroquia de Langley decidimos empezar una nueva parroquia,
fue porque nuestra amada Fraternidad está siendo destruida por sus dirigentes,
y no podemos soportar la constante propaganda favoreciendo esta destrucción.
Habiendo estudiado cuidadosamente los documentos que arrojan luz sobre esto,
pudimos entender lo que sucedió. Si nosotros entonces hubiéramos permanecido en
silencio e inactivos, no solamente nos habríamos puesto en un camino peligroso,
sino que estaríamos contribuyendo a la destrucción del movimiento Tradicional.
¡Ojalá nuestra toma de acción aliente a más sacerdotes y fieles a actuar de la
misma manera!
Para todos los propósitos
prácticos, la Fraternidad San Pío X se ha unido a la Iglesia Conciliar. Incluso
si el acuerdo con Roma no ha sido firmado todavía, sin embargo lo ha aceptado
en principio en el Capítulo General de la Fraternidad de julio de 2012, que fue
la Revolución dentro de la Fraternidad: el Capítulo tomó la decisión de que a
partir de ahora, la Fraternidad puede firmar un pacto con los implacables
destructores de la Iglesia Católica.
Pero ¿cómo un Católico digno de
ese nombre puede aceptar tal decisión? ¿Cómo podemos decir que somos Católicos
si aceptamos hacer un acuerdo con aquellos que están facilitando, por sus
acciones o su silencio, la condenación de incontables almas por quienes Nuestro
Señor dio Su Vida? ¿Cómo podemos siquiera sentarnos a hablar con personas que
promueven esa abominación para Dios, el Novus Ordo Missae? Recuerdo a Mons.
Lefebvre citando al Profeta Malaquías contra la Nueva Misa: “A vosotros,
sacerdotes, que despreciáis mi Nombre y decís ‘¿En qué hemos despreciado tu
Nombre?’ Ofrecéis en mi altar pan inmundo y decís: ‘¿Cómo te hemos profanado?’
dice el Señor de los ejércitos” (I, 7).
La misión de la FSSPX nunca ha
sido entrar a la estructura de la Iglesia Conciliar para “transformarla” desde
dentro. Tal ilusión fue condenada por Mons. Lefebvre después de las
Consagraciones de 1988. La misión de la Fraternidad fue formar sacerdotes que
prediquen la Verdad y luchen vigorosamente contra el error, sin “conversaciones”
o “diálogo” o “negociaciones”. Como un faro, este pequeño resto estaba destinado
entonces a atraer a las almas de buena voluntad. Pero los actuales líderes de
la Fraternidad han traicionado esta misión, y no toleran disentimientos o
críticas, así que la única manera de mantener la verdad para nosotros, es
separarnos de la Neofraternidad. Debemos rezar mucho por una solución a la
crisis, y por nuestra perseverancia.
Ustedes pueden preguntarme: ¿Cuál
será el tiempo para unirnos a Roma? ¿Cómo sabremos si tenemos un buen Papa? La
respuesta es simple: cuando el Papa condene públicamente la Nueva Misa y
prohíba su celebración bajo pena de excomunión; cuando condene y rechace
públicamente todo el Concilio Vaticano II; en breve, cuando veamos que toma
acciones efectivas para limpiar este desorden. Igualmente, ¿cuándo podemos
regresar y confiar en la FSSPX otra vez? Respuesta: Cuando Mons. Fellay y todos
los sacerdotes de la Fraternidad que promueven la nueva línea sean destituidos
y se les niegue cualquier nuevo puesto; cuando los textos del Capítulo sean
repudiados oficialmente; cuando los sacerdotes fieles sean reivindicados, etc.
¿Imposible, dice? Replico
simplemente: ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? Sólo cumplimos nuestro deber, damos
gloria a Dios, y dejamos que Él lidie con los destructores. Recemos y
sacrifiquémonos por la conversión de ellos, y permanezcamos unidos en oración,
sin falta. ¿Pero comprometernos y ponernos en peligro? – ¡Nunca!
Kyrie eleison.