Porque
Adán fue formado primero y después Eva. Y no fue engañado Adán, sino que la
mujer, seducida, incurrió en la transgresión; sin
embargo, se salvará engendrando hijos, si con modestia permanece en fe y amor y
santidad.
I
Tim. 2,15.
La vocación de
la mujer es la maternidad que también puede extenderse, en sentido espiritual,
a las almas que se entregan al apostolado o al servicio de los que sufren. Cf.
Ez. 3, 19 y nota.
Comentario de Monseñor
Straubinger.