jueves, 30 de junio de 2016

SOBRE EL COMUNICADO DE MONSEÑOR FELLAY




La ambigüedad también en el lenguaje fotográfico. ¿Mons. Fellay tiene la lapicera en la mano porque está firmando el Comunicado, o permanece con la lapicera en la mano para –en un guiño a Roma- mostrar que está dispuesto a firmar un acuerdo?



“Los hombres creen gustosamente aquello que se acomoda a sus deseos”.

Julio César


Dado a conocer el Comunicado tras la reunión de Superiores de la FSSPX, muchos fieles preocupados han respirado con alivio, pues temían quizás que se aceptara la propuesta (todavía misteriosa en su contenido específico) ofrecida por Roma, en relación con la regularización canónica, quizás en la forma de una Prelatura personal.

Hemos podido observar que han ido brotando los comentarios auspiciosos y favorables, que alejan toda inquietud y descansan en el supuesto hecho de que la Fraternidad no busca el acuerdo. Otros incluso creen encontrar en el comunicado la afirmación viril y serena que se planta en la fe sin titubeos. Y se atajan sentimentalmente ante toda posible exégesis crítica, realizada sin dudas por individuos exaltados o enajenados, empujados por intenciones malsanas.

También hay los acuerdistas frenéticos que se quejan porque Mons. Fellay ha puesto mala honda en este Comunicado.

Pero en general se ha instalado filas adentro la idea de que ha pasado el peligro, y ahora la Fraternidad retorna a la normalidad, continuando su vida de siempre.

Pero si cabe hacer una exégesis crítica, es sobre todo porque no queremos ser de aquellos que acomodemos la realidad a nuestros deseos, para creer lo que nos conviene. Demasiadas pruebas se han venido dado del afán acuerdista de Mons. Fellay y sus colaboradores, como para ahora creer que no busca un acuerdo. El Comunicado, en sí mismo, es un acuerdo entre las diversas tendencias que se dan hoy en el seno mismo de la FSSPX, habiendo triunfado al parecer la posición moderada guiada por Mons. Tissier y Mons. de Galarreta, que favorecieron en su momento al Superior general y luego prefirieron no ser arrastrados en su torbellino, tratando ahora de “abrir el paraguas” ante lo que podría llegar a ocurrir bajo el gobierno del demoledor  Francisco (lo de demoledor no lo decimos sólo nosotros. Hasta los acuerdistas moderados lo llaman “demoledor sistemático”, véase acá, en comentario al pie de artículo). Pero esta misma posición es insegura y no tiene la fuerza para imponerse finalmente a la corriente impetuosa acuerdista. Esto se ha visto, v.gr., en el hecho de que Mons. Fellay no convocara a un capítulo extraordinario para aceptar la normalización canónica respecto del Sacramento de la Confesión por parte de Francisco (puede leerse un informe acá). Y en el caso de que Francisco decrete un reconocimiento unilateral, ya nada quedará por hacer para evitar ser arrastrados hacia el abismo de la iglesia conciliar.


Pero, veamos nuevamente el Comunicado, y si realmente su lenguaje es, como dice un bloguero “reptilíneo”, “el de un soldado que sin temblar y sin arengas, asegura tranquilo que va a permanecer en su guardia”.

Al término de la reunión de los superiores mayores de la Fraternidad San Pío X que se llevó a cabo en Suiza, del 25 al 28 de junio de 2016, el Superior General dirige el siguiente comunicado:

El encabezado de DICI habla de la reunión de superiores, pero no indica en modo alguno el motivo de tal reunión. Ya empiezan desde el comienzo a no hablar claramente.

La finalidad de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X es principalmente la formación de los sacerdotes, condición esencial para la renovación de la Iglesia y para la restauración de la sociedad.

En la gran y dolorosa confusión que reina actualmente en la Iglesia, la proclamación de la doctrina católica exige denunciar los errores que han penetrado en su seno, promovidos, lamentablemente, por un gran número de pastores, incluso por el mismo Papa.

¿Hay sólo una situación de confusión, o también de apostasía, de autodemolición de la Iglesia? No obstante el llegar a mencionar al Papa entre los que promueven los errores nos indica que es un párrafo que representa o busca incluir en el comunicado a quienes Mons. Williamson se refiere de este modo en su último Comentario Eleison: “…en aras de todo lo bueno que la verdadera Fraternidad puede y debe estar haciendo para la Iglesia Universal”, es decir, los que tratan de sostenerse en el buen camino enseñado por Mons. Lefebvre. De lo que obviamente se concluye que no es unánime el acuerdismo dentro de las filas de la Fraternidad.


La Fraternidad San Pío X, en el actual estado de grave necesidad que le concede el derecho y el deber de proporcionar los auxilios espirituales a las almas que recurren a ella, no busca ante todo un reconocimiento canónico, al que tiene derecho por ser una obra católica. Lo único que desea es llevar fielmente la luz de la Tradición bimilenaria que señala el único camino que debe seguirse en esta época de tinieblas, en la que el culto del hombre reemplaza el culto de Dios, tanto en la sociedad como en la Iglesia.

En este párrafo se cancela toda posible firmeza que se pudo pretender incluir en el párrafo anterior. Pues no se niega la busca de un reconocimiento canónico, y ya Non Possumus dio cuenta de la contradicción que hay en ese párrafo. “No busca ante todo”, pero está dispuesta a aceptar –mediante “garantías”- un reconocimiento canónico de autoridades modernistas que hacen todo lo que está en sus manos para combatir todo lo que es católico y de la Tradición. ¿A alguien le caben dudas que esto es lo que está haciendo Francisco? 

La “restauración de todas las cosas en Cristo”, que quería San Pío X siguiendo a San Pablo (Efe. 1, 10), no podrá lograrse sin el apoyo de un Papa que favorezca concretamente el retorno a la Santa Tradición. A la espera de ese día de gracia, la Fraternidad San Pío X quiere redoblar los esfuerzos para restablecer y difundir, con los medios que le da la Divina Providencia, el Reinado social de Nuestro Señor Jesucristo.

En este párrafo hace su aparición la típica ambigüedad felecista. Como bien dice Non Possumus: “No es lo mismo "un Papa que haya vuelto a la Santa Tradición" que "un Papa que favorezca concretamente el retorno a la Santa Tradición". Éste último puede ser un Papa perfectamente liberal que "tolere" la Tradición, pero es una traición ponerse bajo el poder de un Papa liberal, de un enemigo de la Iglesia, de un destructor de la fe, de un Anticristo. Esta idea de Mons. Fellay contradice el principio señalado por el Capítulo de 2006: no puede haber acuerdo práctico sin previa conversión de Roma”. Si el día de mañana Francisco reconoce de un plumazo y por su sola cuenta a la Fraternidad y le da su buscada Prelatura, entonces Mons. Fellay podrá decir que con ese acto Francisco “favorece concretamente el retorno a la Santa Tradición”.

La Fraternidad San Pío X reza y hace penitencia para que el Papa tenga la fuerza de proclamar íntegramente la fe y la moral, pues de ese modo acelerará el triunfo del Corazón Inmaculado de María que deseamos, ahora que nos aproximamos al centenario de las apariciones de Fátima.

Acá parece que se hablara de un Papa “débil”, que no proclama la fe y la moral no porque no las tiene, sino porque “no tiene la fuerza” para hacerlo. Se trata de un párrafo diplomático que evita mencionar la depravación instalada en Roma y llevada a toda marcha por Francisco. Por otra parte, como ya se señalara en este análisis de Maunoir, se habla del triunfo del Corazón Inmaculado sin mencionar la consagración de Rusia, lo cual es absurdo. Digamos finalmente que cada vez más se obvia mencionar a Mons. Lefebvre, el cual con toda sencillez, claridad y valentía, señaló finalmente el rumbo claro que debía seguir la FSSPX, cuando dijo sin subterfugios: "Todo sacerdote que quiere permanecer católico tiene el estricto deber de separarse de esta iglesia conciliar." Ese es el verdadero lenguaje del soldado que dice que va a rechazar al enemigo, identificándolo con toda claridad. Quien está en la trinchera y en el frente de batalla, sin necesidad de recurrir a la bravuconería o la proclamación grosera y arrogante, sin embargo no por eso usa un lenguaje diplomático o ambiguo para referirse a su enemigo. Quien busca la paz a cualquier precio, sí. Pero, ¿la Fraternidad está en guerra con la iglesia conciliar, está en guerra con los apóstatas y anticristos, o sólo tiene con ellos un conflicto?

Lo que puede pasar finalmente es que Bergoglio ya no tolere más –no tiene los modos de Benedicto- las interminables idas y vueltas de Mons. Fellay, y decrete la regularización canónica por las suyas. Se verá hasta qué punto puede llegar la depuración interna de la Fraternidad y cómo avanza la conquista liberal de los felecistas en los puestos más importantes. Lo cierto es que Francisco no es de aquellos que soportan el rechazo a sus pretensiones, y, como bien se dice en el excelente análisis de Non Possumus (acá), no será extraño que, a la manera de  Don Vito Corleone, o sea, El Padrino, haga finalmente “una  oferta que no podrán rechazar”. ¿Está Mons. Fellay en condiciones de rechazar un reconocimiento unilateral de Francisco?

Decía el Padre Castellani que “estos tiempos son muy buenos, porque son eficacísimos para hacernos renegar de lo que Jesucristo llamó ‘el mundo’”. Ciertamente, y estos tiempos en particular de Francisco son eficacísimos para hacernos separar lo más posible de lo que se ha dado en llamar la “iglesia conciliar”, surgida del Vaticano II. Sin embargo, este nuevo comunicado de Mons. Fellay no deja en claro esa separación querida por Mons. Lefebvre, entre dos doctrinas irreconciliables, sino que, una vez más, deja las puertas abiertas, aunque más no sea una rendija, para seguir trabajando en espera del “reconocimiento canónico” proveniente no de un Papa perfectamente católico, sino de un "tolerante" modernista.