En
su edición del mes de mayo de 2020, una revista de informaciones religiosas
dirigida por clérigos que se dicen de la Tradición católica ha publicado un
artículo sobre “Los conspiracionistas”. Su autor ejerce responsabilidades
importantes al servicio de la formación de los futuros sacerdotes.
El
texto hacer referencia a la aparición del Coronavirus y sus consecuencias. Si
al principio suscita adhesión, el desarrollo que sigue, más bien oscuro,
deviene confuso.
El
redactor les reprocha a las personas que buscan conocer las causas de la crisis
del Covid-19 estar en el fondo desprovistos de sabiduría y de orden, incluso
ser deshonestas y atormentadas: “La curiosidad es una deformación –una
desviación- de nuestro deseo natural de saber” afirma él. Es suficiente para
las personas contentarse con “elevarse a la altura de la causa primera: Dios y
su Providencia”. Sólo este enfoque “nos hará verdaderos sabios, filósofos, y
aun teólogos”.
En
síntesis, el lector no puede, en esas líneas, más que sentirse culpabilizado de
querer identificar los resortes de esta maquinación oligárquica en curso bajo
pretexto de una supuesta catástrofe sanitaria.
Sí,
en tanto que católicos nosotros creemos firmemente en la Providencia divina:
Dios dirige y regula todas las cosas en el Universo. Él permite las pruebas, ya
en vista de un más grande bien, ya en vista de castigar a los pecadores por su
obstinada impenitencia.
Creemos
también que tenemos el deber, ciertamente con razón y discernimiento, de tener
conocimiento “de las resoluciones
concertadas en común y secretamente –por sociedades de influencia- con un
propósito culpable” (definición de la palabra “complot” en Le Petit Larousse illustré de 1931).
Como prueba de ello nos tomamos de la promoción acordada largamente por las
autoridades religiosas de la Tradición a la obra de referencia « Maçonnerie
et sectes secrètes : le côté caché de l’histoire » escrita por el
colectivo Epiphanius y editado por las Publicaciones del « Courrier de Rome »
en 1999.
No
buscar estar informados de las causas del caos actual, ¿no sería por el
contrario hacerle el juego a los conjurados mundialistas?
Si
no tuviéramos más que una sola razón para justificar nuestra búsqueda de
sentido, esa sería acudir al fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X,
Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre. Su combate perseverante en favor de la
Verdad inspira nuestra línea de conducta.
Así,
en numerosas conferencias, en numerosas de sus obras, Monseñor cita a menudo
las obras del historiador católico antirrevolucionario Jacques Cretinau-Joly
(1803 – 1875). Monseñor Lefebvre escribía en el prólogo al Tomo 1 de « L’Eglise
Romaine en face de la Révolution »: “que los jóvenes católicos y
franceses lean atentamente este libro; encontrarán en él muchos preciosos
ejemplos sobre las causas y los orígenes
de la gran crisis religiosa y política que vivimos hoy (1976)”.
¿Otro
ejemplo? En su libro “Lo destronaron”,
Monseñor Lefebvre trata largamente del complot liberal de Satanás contra la
Iglesia y el Papado. Recoge largos extractos del estudio de Jacques
Cretinau-Joly, denunciando las conspiraciones de la Alta-Venta de los carbonari
de 1820 a 1846, publicada a pedido del papa Gregorio XVI, luego ratificado por
el papa Pío IX.
Y
ahora, amigos lectores, escuchen atentamente sus palabras: “Si los papas han pedido que sean publicados
esos documentos, es para que los fieles conozcan la conjuración urdida contra
la Iglesia por las sociedades secretas, que conozcan el plan y estén protegidos
contra una posible realización”.
Estas recomendaciones, ¿no son de una candente actualidad?
Por lo tanto, no temamos abandonarnos a una sana
curiosidad: el vigor de nuestra combatividad de ello depende.
Catherine TERIAC
27 julio 2020