Número DXXII (522)
15 de julio de 2017
Error de Menzingen – II
Mons. Williamson
Roma dice, la crisis de la
Iglesia no es tal.
Ahora Menzingen vive en la
fantasía por igual.
El problema de la carta del 13 de
junio del Cuartel General de la Fraternidad San Pio X en Menzingen, Suiza, que
quiso “poner las cosas en claro sobre los matrimonios” después de la proposición
de Roma del 4 de abril para facilitar la integración de los matrimonios de la
Fraternidad en la estructura Conciliar, no es un pequeño problema de este o
aquel argumento o este o aquel detalle. El problema es la total
mentalidad Conciliar de los clérigos que hacen la proposición. En las
palabras inmortales de uno de los tres teólogos de la Fraternidad que,
encabezados por Mons. De Galarreta, se enfrentaron a cuatro “teólogos” romanos
en las “Discusiones Teológicas” del 2009 al 2011, los cuatro romanos estaban
“mentalmente enfermos pero ellos tienen la autoridad”. Tal es la (objetiva)
“enfermedad mental”, que muchos católicos creyentes están tentados a concluir
que ellos perdieron toda la autoridad de la Iglesia. Desgraciadamente, ellos
todavía por lo menos parecen tenerla, por lo que en nombre de la
“obediencia” están destruyendo la Iglesia, cualesquiera que sean – Dios sabe –
sus buenas intenciones subjetivas.
Así que la primera parte
importante de la Carta sobre los Matrimonios de Menzingen (vea
los “Comentarios” de la semana pasada) argumentó que la proposición de Roma del
4 de abril fue simplemente para volver a alinear los matrimonios de la
Fraternidad con la antigua y razonable práctica de la Iglesia desde el Concilio
de Trento. Sí, Menzingen, ¿pero de qué vale la ley razonable cuando es aplicada
por administradores “mentalmente enfermos”? Un profundo axioma escolástico
dice, “Lo que es recibido se recibe a la manera del receptor”. La Tradición,
que está en su sano juicio, en manos de los clérigos (objetivamente) dementes,
está expuesta a volverse demente. Por ejemplo, en la tercera parte de la Carta,
Menzingen afirma que oficializar los matrimonios de la Fraternidad los volverá
más seguros. ¿Dijeron seguros? ¿Cuando los oficiales actuales de la Iglesia
están virtualmente convirtiendo las anulaciones oficiales en “divorcio
católico”?
La segunda parte principal de la
Carta plantea ocho objeciones principales a la propuesta de Roma con el fin de
refutarlas. La esencia de la mayoría de las objeciones es que, en
contexto, aceptar la proposición de Roma significa estar de acuerdo con la
traición Conciliar de la Fe: con la teoría y práctica Conciliar del matrimonio
(1, 2), con la condenación Conciliar de los matrimonios de la FSSPX previos
(3), con el nuevo Código de Derecho Canónico (8), etc. La respuesta de
Menzingen es que simplemente tomada por sí misma, abstraída de su
contexto, la proposición romana sólo pone a disposición de las parejas de la
Fraternidad una forma adicional de contraer matrimonio en armonía con la
Iglesia oficial. Sí, Menzingen, pero ¿cómo puede ser celebrado un matrimonio en
la vida real sin un contexto? ¿Y cómo puede ser cualquier contexto de la
Iglesia oficial hoy sino Conciliar?
La quinta objeción es un ejemplo
clásico del razonamiento de la ciudad de las nubes y los cucús que separa lo
inseparable: a la objeción de que cuando Roma está facilitando el acceso a la
oficialización de los matrimonios de la Fraternidad, es solamente el queso de
la ratonera Prelatura Personal, Menzingen responde que “en sí mismo” ¡el
queso es solo queso! Menzingen incluso reconoce que la misma proposición de
Roma menciona que es un paso adelante para la eventual “regularización
institucional” de la Fraternidad, en otras palabras, que el queso es objetivamente
parte de una trampa. La respuesta de Menzingen es que para evadir tales
trampas, la Fraternidad tendría que cortar todo contacto con los oficiales
romanos, lo que Mons. Lefebvre dijo en 1975 que nunca haría.
Sí, Menzingen, pero eso fue antes
de que otros 13 años de contactos y negociaciones con los romanos probaran al
Arzobispo que ellos no tenían intenciones reales de cuidar de la Tradición.
Entonces y sólo entonces él consagró cuatro obispos para cuidar de la Tradición
(como lo hicieron hasta el 2012), pero él nunca se negó a tener futuros
contactos con los romanos. Él solo dijo que en adelante, la
doctrina debía preceder a la diplomacia, por lo que los contactos podían
reanudarse cuando los romanos volvieran a las grandes condenaciones Papales del
liberalismo y el modernismo. ¿Y desde 1988? Menzingen pretende que Roma ha
cambiado para mejor, ¡por lo que la trampa ya no es una trampa! ¡Oh Menzingen!
¡Has contraído la enfermedad mental de los romanos!
Kyrie eleison.