Hinchas
polacos defienden el cristianismo
frente a ‘la invasión islámica’
Despliegan durante un
partido una pancarta con el mensaje: ‘Si Europa está siendo inundada por la
plaga islámica, vamos a defender el cristianismo’.
La polémica por la acogida masiva
de refugiados sirios e iraquíes en los países europeos ha llegado a los campos
de fútbol. Los hinchas del equipo de fútbol polaco Slask Wroclaw expresaron
su rechazo a la llegada a Europa de miles de refugiados, muchos
de ellos de religión islámica, a través de una enorme pancarta desplegada
durante un partido.
“Si Europa está siendo inundada
por la plaga islámica, vamos a defender el cristianismo“, rezaba
la pancarta que fue exhibida durante un partido disputado
entre el Slask Wroclaw y el Lech Poznan.
La imagen desplegada
mostraba a un cruzado dispuesto, espada en mano, a enfrentarse a
tres embarcaciones musulmanas que respondían a los siguientes nombres: “USS
Hussein”, “USS Isis” y “USS Bin Laden”.
Los hinchas polacos del Slask
Wroclaw quisieron demostrar de esta forma su defensa de su identidad y
de sus raíces cristianas, frente a la avalancha de sirios e iraquíes que
profesan la religión islámica.
Un suceso parecido fue
protagonizado por los hinchas de otro equipo de fútbol polaco, el Lech
Poznan, que decidieron boicotear el primer partido de la Europa League para
protestar contra lo que consideraban una invasión islámica.
Indignados por la decisión del
director del club de donar a los refugiados un euro por cada
entrada vendida para el encuentro, los hinchas del Lech Poznan no
acudieron al estadio y dejaron las gradas vacías como forma de
protesta. En su lugar, pusieron una pancarta que rezaba: ‘Stop
Islamización’.
La sociedad polaca se ha revelado
ante la decisión de la Unión Europea de asignar al país
la acogida de 12.000 refugiados. Desde que se conoció la cifra oficial
que le correspondía a Polonia, se han sucedido las manifestaciones y las
protestas en el país, de sólidas raíces cristianas.
Histórico
triunfo de los conservadores en Polonia
Beata Szydlo se impuso en las
elecciones del pasado domingo. Defiende valores católicos, patrióticos y
reacios a la globalización. Su partido ha prometido que la legislación polaca
será más provida.
- Declive de los partidos de izquierda en Europa
Oriental
(ArgentinosAlerta.org) Los
conservadores regresan al poder ocho años después de dejar el Gobierno de
Polonia, que ya ostentaron entre 2005 y 2007. La nueva primera ministro Beata
Szydlo, del partido Ley y Justicia (PiS), nació en Auschwitz, hija de un
minero.
Su hijo mayor es
seminarista y se prepara para ser sacerdote en Cracovia,
la misma ciudad en la que ella estudió los valores católicos de la familia y
que ha compartido con los electores.
Beata Szydlo es
licenciada en Etnografía y doctora en Filosofía. En
1998 se convirtió en la alcaldesa más joven que jamás tuviera el país: tenía 35
años de edad. En la actualidad tiene 52 años. Defiende los valores católicos,
patrióticos y reacios a la globalización. Aboga por la Iglesia Católica como
referente para la sociedad. El partido Ley y Justicia ha prometido que la
legislación polaca será más provida, según Religión en Libertad. Nació en Oswiecim, una ciudad que es
más conocida por su nombre en alemán, Auschwitz.
El partido Ley y Justicia fue
fundado en 2001 por los gemelos Kaczynski (Jaroslaw y el fallecido ex
presidente del país, Lech) y miembro de la Alianza de los Conservadores y
Reformistas Europeos.
Un dato que sobresalió de la
elección del pasado domingo 25 de octubre fue que los partidos de
izquierda perdieron todas sus bancas en el Parlamento polaco por
primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El declive de los partidos de
izquierda se está dando en otros países de Europa Oriental tales como Hungría,
donde el partido conservador Fidesz y el partido nacionalista Jobbik suman más
del 75 por ciento de las bancas legislativas.
Beata Szydlo fue designada por
Jaroslaw Kaczysnki, primer ministro entre 2005 y 2007 y presidente de Ley y
Justicia, y en pocos meses ha pasado de ser una política situada entre
bastidores a convertirse en la imagen que su partido necesitaba para regresar
al poder.