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GIL DE LA PISA ANTOLÍN - 28 JULIO 2021
Un amigo me ha
enviado un vídeo donde se ve a la juventud comunista en un campamento
de verano – ¡fantástico por lo que se ve en el vídeo!—, y lo acompaña
con este comentario: “¡Y nosotros tocando el violón!”…
No se podía
resumir en menos palabras la actitud de “nuestra gente”. Desde
que Dios se llevó al Caudillo, los españoles (acostumbrados a la comodidad
proporcionada por el Régimen de la Cruzada y su Caudillo, con
su seguridad, su prosperidad, su triunfo definitivo sobre los que mentían
sobre la realidad española, y como consecuencia presenciar la llegada de
millones de turistas para disfrutar del mejor lugar del mundo para
vivir) se han dejado llevar por los políticos enemigos de España,
herederos de ese Paraíso. (Luego, con desfachatez nos lo han presentado como
“fruto de la Democracia”… ¡ja! ¡ja! ¡ja!).
Quienes
defienden nuestros valores, han dado por buena esa versión y se han
dedicado a “tocar el violón”. ¿Por qué? Sencillamente, porque todo lo
que no sea invertir el tiempo en organizarse, es simplemente,
“eso”: ¡tocar el violón!
Resulta para mí
incomprensible que quienes desean hacer algo por Dios y por España no entiendan que
sin ORGANIZACIÓN, no se puede hacer nada, e, igualmente,
que tampoco es posible lograr el menor éxito. Los discursos sirven,
sí, para “empujar a la acción”, sin ésta, únicamente son palabras
inútiles y energías malgastadas.
Dice el refrán
castellano: “Del enemigo el consejo”. Llevo décadas mostrando
mi admiración por esa “organización bimilenaria perfecta”
llamada “Sinagoga de Satanás”. Gracias, sin la menor duda, “a
su organización” ha podido adueñarse del Mundo.
Durante diecinueve
siglos tuvo en frente –frenando y anulando su poder-- a la
otra organización que podía plantarle cara: ¡la Iglesia Católica!, --con
unas estructuras humanas adecuadas al fin buscado-- pero el
concilio Vaticano II, eligió el “suicidio” y se dedicó a minar esa organización,
a derribar sus “baluartes” y, no solo abrió las “ventanas” a Satanás,
--como proclamó el papa Pablo VI,-- también le abrió las puertas de par en
par. Cincuenta y seis años lleva desmontando la solidez de la Curia
vaticana, --y muy especialmente desde el año 2013-- alejando a los
Cardenales y obispos más fieles al Magisterio bimilenario y perenne, para
colocar en su lugar a modernistas de tomo y lomo, auténticos
herejes al servicio de Lucifer. Al tiempo que veta el “proselitismo católico”,
contradiciendo lo mandado por Jesús, de “ser todos propagadores de su
Verdad y procurar convertir a nuestra Fe al Mundo entero. Así lo ha entendido
siempre la Iglesia, como lo prueban los misioneros como San Francisco
Javier…
El “leitmotiv” de
muchos de mis escritos ha sido siempre “la importancia de la
Organización” y la “necesidad de organizarse”. Sé
de qué hablo. Mis éxitos profesionales han tenido por base mi capacidad
para la organización: He organizado todo lo organizable, desde empresas,
hasta equipos de fútbol, pasando por publicaciones, cine foros, grupos de
Acción Católica, catequesis, grupos de teatro, etc., etc. Podría preguntarme:
¿qué es lo que no he organizado? Me resulta tan fácil organizar, como a Messi,
driblear a los contrarios. (Dios reparte las cualidades como le place.)
Organicé Fuerza
Nueva en Cataluña y, al destacarse sobre el resto, Blas Piñar me pidió ir a
Madrid, para hacer lo mismo a nivel nacional, nombrándome Secretario General.
Desgraciadamente, sus “marcadores” -- la Sinagoga, “marca” siempre a los
“peligrosos”-- propiciaron mi “dimisión”. Había iniciado ya la organización
nacional y convocado el primer Congreso “nacional” en Zaragoza (1970) Por
cierto, un amigo “maño”, ajeno a Fuerza Nueva, -- agradecido
por la elección de su ciudad--, al encontrarnos, me dijo, “toma, este
cheque: corro con la mitad de los gastos” (su buen
ojo, clavó la cuantía).
De regreso a
Madrid, Mariano Sánchez Covisa –inolvidable amigo--, me avisó:
“les estorbas”, y me dio pruebas… (No fue el único).
La Sinagoga sabe
lo que hace. Pueden estar seguros de que, hoy, gobernaría España
“Fuerza Nueva”, si hubiese podido ayudar a Blas Piñar con la
organización iniciada (¡que “no siguió”!)… Nunca hubiera conseguido Fraga,
“eliminar a Blas y su Movimiento”, si hubiese estado organizado como
mandan los cánones. Mi plan de “peñas” (células “bien formadas”, “bien informadas”, “entrelazadas,
comunicadas y bien mandadas”— se quedó en proyecto “presentado”… Teníamos
afiliados en 1970, como para hacer DIEZ MIL “peñas”, pero
se eligió el camino de los “discursos brillantes” (que llenan,
teatros, plazas de toros, etc., pero en realidad son “fuego de
paja”, y duran lo que los aplausos, si no hay detrás algo más. Las
batallas se ganan con el único método eficiente: la ORGANIZACIÓN…
En mi vida, he
hablado y escrito mucho pero, si he triunfado profesionalmente, ha sido, por dominar la organización. Sería
fácil probarlo, pero no tengo espacio, ni interés. Importa sólo que los jóvenes
amantes de España aprendan la lección de este escrito. No soy ni humilde ni
modesto, para decir como se estila: “Yo no tengo nada que
enseñar”. Llevo haciéndolo desde antes de cumplir
diecisiete años, no voy a dejarlo a los 93.
Agradezco al amigo
ese video "aleccionador”, que muestra a los comunistas trabajar
con inteligencia, en los cursos de verano de “sus campamentos”.
Mientras, los “nuestros”, ¿qué hacen? ¿Siguen impasibles viendo a España camino
de su aniquilación, a los españoles en ruta hacia la hambruna y la esclavitud
marxista? ¿Todo financiado por el Capitalismo?
Marxismo y el
Capitalismo (que no
quiere decir los empresarios) son los dos brazos del mismo Amo del Mundo: la
Sinagoga de Satanás. Es lo mismo Bill Gates y Soros, que Falconetti y el
Coletas, o Junqueras o Iñigo Urkullu.
Voy a hacer una
confesión: No sé cómo aguantan mis escritos en este “CORREO DE ESPAÑA”, pues
me imagino que a sus lectores les debe extrañar leer –si me leen-- cosas
tan ajenas a lo “sensatamente correcto”. Porque se
puede defender a Dios y a España, pero con otro lenguaje que
no parezca ajeno a lo considerado como normal. Gracias mil al Editor, al
Director, y a cuantos eligen lo publicable.