Jordán
Bruno Genta,
en su análisis del “Manifiesto Comunista”, deja muy claro que la democracia
liberal es vehiculizadora del comunismo:
“Ya
hemos visto más arriba, que el primer paso de la revolución obrera es la
constitución del proletariado en clase dominante, la conquista de la
democracia. (…) He aquí la clave de la vertiginosa y arrobadora expansión del
Comunismo por el mundo entero: su vehículo ha sido y es la democracia liberal,
jacobina, populista, fundada en la aberrante soberanía popular, o sea, en la
omnipotencia del número. La personalidad más siniestramente representativa de
la praxis revolucionaria, Lenin, después de haberlo verificado con la toma del
Poder en la Democracia de Kerensky declaró que: "La República democrática
es el acceso más próximo a la Dictadura del Proletariado".
Louis
Veuillot
se mostraba como siempre doctrinalmente intransigente y constataba:
“Vemos
desde hace mucho tiempo que el sufragio universal nos conduce al abismo y
sabemos que no escaparemos…Francia no será salvada sino por Jesucristo y con
Jesucristo.”