Gracias a PCI
advertimos esta impresionante fotografía, de un hecho que, sí, bien dicho, es
toda una alegoría divina:
Maravillosa alegoría divina: La Solución a la Crisis de la Iglesia
Leo esta
historia en Rorate Caeli y apenas lo puedo creer. En Malta, una antigua
basílica administrada por frailes franciscanos. El techo del domo colapsa y cae
limpiamente sobre el… altar novus ordo construido en 1989. Lo pulveriza. Ahora
se ve mucho mejor el altar original del retablo mayor de la Basílica. Este
objeto molestaba, evidentemente.
Un
dato adicional: el obispo del lugar, Mons. Scicluna, es uno de los que
"interpretó" Amoris Laetitia en el sentido más o menos obvio: se
puede dar la comunión a los divorciados que viven en pecado mortal. Y se apuró
a dar las instrucciones prácticas. Luego, a poco, se autorizó el
"matrimonio homosexual" en la isla.
Cada
uno concluya lo que quiera. Para mí es una maravillosa alegoría sobre cómo
acabar con la crisis de la Iglesia.
Más
datos y fotografías en un diario local, Independent
Hubiese
sido bueno que el editor y responsable de PCI agregara, para llegar al final de
sus conclusiones y no resultar contradictorio al dar su apoyo a la FSSPX acuerdista,
que, efectivamente, es una muy buena alegoría de cómo acabar la crisis de la
Iglesia, y esa obra viene desde el Cielo, por parte de Dios, poniendo en ruinas
todo lo que ha salido de la iglesia conciliar. Por lo tanto esa acción no puede
venir a resultas de que la FSSPX se meta en la estructura oficial de la Iglesia
romana. No es, como ha dicho recientemente el acuerdista P. Knittel (acá),
que “los sacerdotes de la FSSPX -cuyo apostolado ya está reconocido- tienen un
discurso y una pericia que podría revelarse precioso para renovar el espíritu
cristiano en toda la Iglesia”.
Los modernistas están en guerra contra Dios, por lo tanto no puede haber
ninguna “lógica de la pacificación” posible de nuestra parte. El retorno de la
Iglesia oficial a la verdadera fe católica, exige una acción drástica y súbita
de Dios, pues la diplomacia fellaycista no puede hacer más que divertir un rato
a los ocupantes de la Iglesia. Nosotros debemos combatir el combate que quiere
Dios, porque Él está en guerra con los modernistas.