lunes, 21 de agosto de 2017

FRANCISCO, CADA DÍA MÁS CANALLA, TRAIDOR Y COBARDE: DICE QUE LOS DERECHOS DE LOS INMIGRANTES ESTÁN POR ENCIMA DE LA SEGURIDAD NACIONAL






Con la sangre aún caliente de las víctimas del atentado islamista de Barcelona, el papa Francisco instó el lunes a los líderes políticos a “acoger, proteger, promover e integrar” a los inmigrantes, señalando que su bienestar tendría que prevalecer sobre las preocupaciones de seguridad nacional y rechazando las deportaciones masivas.

El mensaje, en el marco de la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados 2018, colocó al líder de la Iglesia Católica nuevamente en la vereda opuesta de las medidas restrictivas que aplicaron algunos gobiernos para lidiar con el sentimiento antiinmigrante que crece en parte de la población mundial.

El papa instó a “ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino”, ya que consideró que los derechos humanos y la dignidad de todos los extranjeros deben ser respetados más allá de su estatus legal.

“El principio de la centralidad de la persona humana (…) nos obliga a anteponer siempre la seguridad personal a la nacional”, puntualizó, en una aparente referencia a los temores expresados desde muchos países europeos acerca de que la llegada de refugiados implicaría problemas de seguridad.

El Sumo Pontífice indicó que “es necesario esforzarse para preferir soluciones que sean alternativas a la detención de los que entran en el territorio nacional sin estar autorizados” y que “las expulsiones colectivas y arbitrarias de emigrantes y refugiados no son una solución idónea”.

Francisco agregó que los inmigrantes deberían ser vistos como “un recurso para las comunidades que los acogen” y tener libertad de movimiento y posibilidad de trabajar. “El estatus migratorio no debería limitar el acceso a la asistencia sanitaria ni a los sistemas de pensiones, como tampoco a la transferencia de sus contribuciones en el caso de repatriación”.

Francisco, quien ha hecho de la defensa de los migrantes un punto central de su papado, ha criticado las posiciones antiinmigrantes de varios líderes, entre ellos el presidente estadounidense, Donald Trump. El año pasado, el Papa condenó la intención del entonces candidato republicano de construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México.

El papa recordó que en la cumbre de la ONU en 2016 “los estados se comprometieron a elaborar y aprobar antes de fines de 2018 dos pactos globales, uno dedicado a los refugiados y otro a los emigrantes”. “Los próximos meses representan una oportunidad privilegiada para presentar y apoyar las acciones específicas” para la acogida, protección e integración de los inmigrantes.


CONTRACARA


Polonia pide a la Unión Europea “cerrar la puerta a los inmigrantes” tras los atentados islamistas en Barcelona





“En Polonia no tenemos comunidades musulmanas, ni enclaves que sean una base natural para los terroristas islámicos. Hacemos todo lo posible para que el nuestro siga siendo un país sea seguro cerrando el paso a los inmigrantes”, manifestó el ministro polaco del Interior, Mariusz Blaszczak, pocas horas después de los ataques islamistas en Barcelona, que dejó 13 muertos y más de un centenar de heridos.

El ministro polaco sostuvo que estos trágicos sucesos fueron el resultado del “choque de civilizaciones”, y añadió que no existen fórmulas eficaces para luchar contra este fenómeno. “La única posibilidad para Europa es cerrar la puerta a los inmigrantes”, subrayó.

Mariusz Blaszczak ya mantuvo una posición similar después del ataque terrorista en Londres el pasado 3 de junio, con ocho muertos y decenas de heridos. Apeló entonces a la Unión Europea a que transformara su postura en el campo de la inmigración, haciendo hincapié en el fracaso del multiculturalismo y sus “malos frutos”.

La Comisión Europea decidió en junio iniciar acciones legales contra Polonia, Hungría y la República Checa por negarse a acoger solicitantes de asilo en el marco del sistema de cuotas decidido por Bruselas. La UE decidió en otoño de 2015 distribuir 160.000 solicitantes de asilo desde Italia y Grecia al resto de países de la Unión. De acuerdo a este plan, 7.000 personas tuvieron que ser alojados en Polonia, 1.600 en la República Checa y otras 1.300 en Hungría.