“Dale al diablo un cabello y te tomará todo el pelo”.
El Diablo da bien de comer y da mal de cenar, dice el español”.
P. Leonardo Castellani
“Los
cobardes prefieren la paz a la victoria”.
Enrique
Jardiel Poncela
Dialogamos con alguien todavía muy apegado a la
Fraternidad, tanto que no se anima a descorrer el velo de la realidad que se
viene acercando. Algunos ni siquiera experimentan en cabeza ajena. No obstante
quisimos dedicarle un poco de tiempo, por ver si despertaba en él la sombra de
una duda.
-¿Viste la suerte que le ha tocado al Oasis
del Padre Muñoz? Tardaron nueve años en imponerle las nuevas constituciones,
pero ahí los tenés, aceptando lo que decían que no iban a aceptar…
-Pero, ¿tan
grave es? ¿Acaso no les dejan rezar la Misa tradicional y seguir con la
tradición sin molestarlos? Mientras no les impongan rezar la Misa nueva…
-Veo que de tanto ir a la capilla de la Fraterni…perdón,
de la Neo-Fraternidad, se te ha contagiado la resignación liberal que te
incapacita el reconocer que todo esto es una cuestión de principios, es decir,
de fe. Vos también de seguir así vas a caer en el irenismo…
-¿En el
qué?
-Irenismo, es la
voluntad de conciliación y diálogo a como dé lugar para alcanzar la paz, que
redunda en detrimento de la fe. Pero dejame mejor citarte las
declaraciones hechas en su momento por el Padre Muñoz, cuando les llegó el
“reconocimiento” de Roma. Corría el año 2007, bajo pontificado del
“restaurador” Benedicto XVI, y el Padre Muñoz decía esto, prestá atención:
“el Oasis no ha
de hacer un acuerdo con Roma, sólo pide el reconocimiento de su situación
real.
“Roma ha
concedido un privilegio a los que desean seguir la Tradición Católica, que es
“Ecclesia Dei”, donde en una evolución constatable se puede seguir cada
día con más paz y tranquilidad la Misa tridentina y la Tradición. Actualmente
se han acogido a este organismo más de 60 Institutos religiosos. Al Oasis
no se le ha solicitado a cambio nada que comprometa su relación con la
Tradición: ni acuerdos ni firmas….
“Nosotros no
hemos firmado nada para entrar en Ecclesia Dei, ni nos han puesto condiciones
de ninguna clase. Se trata de un “Reconocimiento” del Oasis, es decir de una
“Aprobación” del Oasis y las Constituciones y nada más”.
Como ves, lo que se le pedía al enemigo era que los dejen en “paz y
tranquilidad”, que los “reconozcan” y los “aprueben”.
-¿Y eso qué tiene de malo? ¿Poder seguir su
religión en paz no es algo bueno?
-Primero hay que decir que podían llevar su religión sin problemas sin
necesidad de ponerse bajo el poder de autoridades que decididamente han roto
con la buena doctrina y la tradición católicas. Pero además, en paz podríamos
estar con las autoridades siendo éstas católicas y no modernistas. Pero estando
la Iglesia invadida y copada por una secta de herejes y apóstatas, ¿podemos desear
la paz, o más bien debemos declarar que estamos en guerra, y en una guerra a
muerte? León XIII dijo que el cristiano ha nacido para la lucha. No para que lo
dejen en paz rezar su misita en un rincón, mientras los lobos disfrazados de corderos devoran las
ovejas más indefensas. También dijo aquel gran papa: “Retirarse ante el
enemigo o callar cuando por todas partes se levanta un incesante clamoreo para
oprimir la verdad, es actitud propia o de hombres cobardes o de hombres
inseguros de la verdad que profesan”. El católico debe pedir a las
autoridades que ocupan los puestos jerárquicos de la Iglesia que reconozcan y
aprueben el Reinado de Cristo, que regresen a la Tradición, que reconozcan la
verdadera doctrina y el magisterio anterior al nefasto Vaticano II.
-Pero, pero…eso es imposible, en cambio si se
les pide reconocer una congregación tradicional, de a poquito tal vez…
-De a poquito el pez grande se devora al pez chico, o el lobo al
cordero, para seguir con la figura anterior. Lo acabamos de ver en el Oasis,
que continuará su caída, y lo vamos a ver, no lo dudes, en la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X o Neo-Fraternidad, que en el futuro podríamos llamar la
Prelatura “Opus Felei”. Pero fijate la contradicción del Padre Muñoz, que ya
entonces quedaba patente, y esa contradicción en la profesión de la verdad la
verdad no la resiste: finalmente triunfa el error. Sin dudas que con la mejor
intención del mundo y creyéndose protegido, decía: “Al Oasis no se le ha
solicitado a cambio nada que comprometa su relación con la Tradición”, y al
decir esto se amparaba en la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Pero esa
comisión fue diseñada y erigida para destruir a la FSSPX de Mons. Lefebvre, puesta
en funciones apenas dos días después de las consagraciones episcopales. El Presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia
Dei” es el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hoy el
heresiarca cardenal Muller. Pozzo es el segundo. Acá podés leer un poco más
sobre la misma. Te darás cuenta que habiendo surgido no para volver a la
Tradición, sino para indirectamente destruir la obra de Mons. Lefebvre, en
nombre de la “Tradición”, ninguna confianza se le podía ni se le puede tener a
tal comisión. Así que ya al aceptar ponerse en manos de Ecclesia Dei, el P.
Muñoz estaba comprometiendo su relación con la Tradición. Lo increíble es que
sabiendo estas cosas y viendo lo ocurrido con el Oasis, ahora en la Fraternidad
digan que se puede confiar en Roma, o que están protegidos porque la
Fraternidad tiene obispos y los otros no. Pero si se ponen bajo el poder del
papa indudablemente que el hecho de tener obispos nada va a importar, porque
van a estar subordinados a Francisco, el gran destructor de todo lo que es
católico. Tenía razón entonces el Padre Muñoz cuando dijo que no le pedían
nada. La entrada es “libre y gratuita”. Pero una vez adentro, una vez
acomodados, una vez instalados, viene el dueño de la casa y pide lo que quiere
y hay que concedérselo. Para entonces ya no se tienen fuerzas para aceptar ser
desalojados, porque Dios no da la gracia de combatir al que dejó de tener alma
de soldado y dejó de reconocer a su enemigo. Ya no puede vencer quien dejó de
lado la guerra y se entregó por un vil “reconocimiento”. Además, ¿cómo es posible
estar en paz con los fariseos? Inevitablemente el católico va al choque con
éste. Nuestro Señor se tomó personalmente esa misión de combatirlos. ¿Qué paz o
reconocimiento podía haber entre los fariseos y los apóstoles? ¿Y entre San Pío
X y los modernistas, podía haber conciliación o solamente guerra?
-Bueno, pero entonces si hay que chocar contra
estos enemigos y combatirlos, hay que hacerlo desde adentro…
- ¿Se le pide al enemigo que nos abra la puerta
para después dejarse combatir? Absurdo e ingenuo. Además el P. Muñoz del Oasis
no pedía el “reconocimiento” para eso, sino para alcanzar la paz. Lo mismo los
actuales líderes de la Neo-Fraternidad. Lo otro es iluso y descabellado.
Recordemos lo que decía Monseñor Lefebvre: “Meterse dentro de la Iglesia, ¿qué quiere decir
eso? Fácil es decirlo, pero ¿de qué Iglesia estamos hablando? Si hablamos de la
Iglesia “conciliar”, eso significaría que después de 20 años de lucha por la
Iglesia católica ahora deberíamos entrar en esta Iglesia conciliar para
hacerla supuestamente católica. Esto es totalmente ingenuo. No son los
inferiores quienes hacen a los superiores, sino los superiores a sus inferiores”
(Fideliter N 70, Julio-agosto 1989). Y Aparisi y Guijarro decía con entera
claridad: “El liberalismo no podía dar ni verdad ni libertad: era mentira y
siguió siendo mentira”. En efecto, la libertad prometida por los liberales
es una mentira. Y la verdad queda destruida dentro de las fauces modernistas vaticanas, que busca solamente la síntesis sincretista
de la religión universal del Nuevo Orden Mundial. Para concluir simplemente te
dejo este parrafito del último documento francisquista, la “Amoris laetitia”
(párrafo 298): “Se trata de integrar a
todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia manera de participar en
la comunidad eclesial, para que se sienta objeto de una misericordia
«inmerecida, incondicional y gratuita». Nadie puede ser condenado para
siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a los
divorciados en nueva unión sino a todos, en cualquier situación en que se
encuentren”. Los lefebvristas tampoco pueden ser condenados para siempre…en
tanto que voluntariamente acepten formar parte de esa integración que integra
lo que al fin y al cabo no vienen a ser para ellos sino diferencias de opinión, participantes
al fin de la “misericordia” del hombre que se hace a sí mismo dios.