NON POSSUMUS
Fuente: SITIO OFICIAL DE LA SAJM (el texto que publicamos acá es la traducción del original en
francés)
ESTATUTOS
DE LA SOCIEDAD SACERDOTAL DE LOS APÓSTOLES DE JESÚS Y MARÍA
PREFACIO
Después de varios meses de
estudio, estamos en condiciones de promulgar los estatutos definitivos de la
SAJM.
Los estatutos de la SAJM
pretenden conservar intacto el espíritu de los estatutos dados por Monseñor
Lefebvre a la FSSPX. También pretenden conservar la letra de esos
estatutos en la medida de lo posible y atendiendo a las circunstancias
presentes.
Así, ciertas partes de los
estatutos de la FSSPX han debido ser suprimidas por resultar anacrónicas, como
las relativas a determinadas coordinaciones con el clero diocesano (Cap. III,
n° 5; Cap. IV, n° 1 y n° 2).
También nos hemos visto en la
necesidad de agregar algunas normas tendientes a proteger a la nueva congregación
del peligro de desviación hacia izquierda o derecha, como la que prohíbe
absolutamente un acuerdo con la Roma liberal y modernista (Cap. II, n° 5), o
como las normas sobre destitución del Superior General (Cap. V, n°11). Hay
que tener en cuenta que si en los estatutos de la FSSPX hubieran existido
disposiciones como éstas, posiblemente se podría haber evitado que la
Fraternidad incurriera en la grave desviación de la que hoy somos
testigos.
Dado que no existen en los
estatutos de la FSSPX, hemos debido agregar reglas sobre reforma de
los estatutos (Cap. IX).
Finalmente, los estatutos
contienen diversas disposiciones transitorias, cuya necesidad se deriva de las
circunstancias propias de una congregación que está en proceso de formación y
que no puede depender de unas autoridades romanas que se esfuerzan por destruir
la Iglesia.
La Iglesia Católica es jerárquica
y monárquica por institución divina. Esto no podrá cambiar jamás, por profunda
que sean las crisis por las que ella atreviese en la historia. Por eso, esas
dos propiedades deben ser conservadas en todas las congregaciones
verdaderamente católicas, sin caer en la tentación de atenuarlas por temor a
que, abusando de ellas, los superiores desvíen a las congregaciones, como vemos
que sucede hoy en la FSSPX. No es lícito innovar a este respecto, ni menos al
modo de los liberales, esto es, debilitando el principio de autoridad.
Que estos estatutos ayuden a los
miembros a ser fieles discípulos de Jesús y María. En S. Jn. XVII, 17, Nuestro
Señor dirige esta súplica a su Padre por sus discípulos: « Sanctifica
eos in Veritate. Sermo tuus Veritas est ». Él nos enseña que la
caridad viene del conocimiento de la Fe verdadera: la vida eterna,
sobrenatural, comienza aquí abajo por el conocimiento del Padre y del Hijo
-obra del Espíritu Santo- que se vuelve vida divina en el alma de los creyentes
que vienen a ser “partícipes de la naturaleza divina” (II Pe I, 4).
« Euntes
ergo docete omnes gentes » (Mt XXVII, 19)
+Christian Jean Michel Faure
Avrillé, 21 de noviembre de 2017,
en la fiesta de la Presentación de la Sma. Virgen María.
ESTATUTOS DE LA SOCIEDAD
SACERDOTAL DE LOS APÓSTOLES DE JESÚS Y MARÍA
Estatutos aprobados por Mons.
Jean Michel Faure.
El texto está basado en los
estatutos de la FSSPX, versión de Navidad de 1976, aumentada por el Capítulo
General de septiembre de 1982.
I - DE SODALITII DEDICATIONE
1. La Sociedad de los
Apóstoles de Jesús y María es una sociedad sacerdotal de vida común
sin votos, a imitación de las sociedades de las Misiones Extranjeras. Sin
embargo, está constituida en un espíritu de fe profunda y de obediencia perfecta,
siguiendo el ejemplo del divino Maestro.
2. La Sociedad es esencialmente
apostólica, porque el sacrificio de la Misa lo es también, y porque sus
miembros deberán ejercer generalmente un ministerio exterior. Vivirán con la
convicción de que toda la eficacia de su apostolado procede del Sacrificio de
Nuestro Señor, que ofrecen cada día.
3. la Sociedad se encuentra
especialmente bajo el patrocinio de Jesús Sacerdote, cuya existencia toda ha
sido y sigue siendo sacerdotal, y para quien el Sacrificio de la Cruz ha sido
la razón de ser de su Encarnación. Por eso, los miembros de la Sociedad, para
quienes es una realidad el "Mihi vivere Christus est” viven totalmente
orientados hacia el sacrificio de la Misa, que prolonga la sagrada Pasión de
Nuestro Señor.
4. También se encuentra bajo la
égida de María, Madre del Sacerdote por excelencia, y por Él, Madre de todos
los sacerdotes en quienes Ella forma a su Hijo. Ella les descubre los motivos
profundos de su virginidad, condición de la plenitud de su sacerdocio.
II - DE SODALITII FINE
1. El fin de la Sociedad es el
sacerdocio y todo lo que se le relaciona, y nada más que lo que le concierne,
es decir, tal como Nuestro Señor Jesucristo lo quiso cuando dijo: “Haced esto
en memoria mía”.
2. Orientar y realizar la vida
del sacerdote hacia lo que es esencialmente su razón de ser: el santo
Sacrificio de la Misa, con todo lo que él significa, todo lo que de él procede,
todo lo que lo complementa.
3. Para eso, los miembros de la
Sociedad tendrán una verdadera y continua devoción por su santa Misa, por la
liturgia que la aureola, y por todo lo que pueda hacer la liturgia más
expresiva del misterio que en ella se realiza. Tendrán muy a pecho hacer todo
lo posible para preparar espiritual y materialmente los santos Misterios. Un
conocimiento teológico profundo del Sacrificio la Misa los convencerá cada vez
más de que en esta realidad sublime se realiza toda la revelación, el misterio
de la fe, la consumación de los misterios de la Encarnación y de la Redención,
y toda la eficacia de su apostolado.
4. Los miembros no sacerdotes y
las religiosas afiliadas, cuando Dios los suscita, tendrán el culto de los
lugares y de los objetos consagrados a la liturgia. Se esforzarán en contribuir
al esplendor de la liturgia mediante la música y el canto y todo lo que pueda
concurrir legítimamente a elevar las almas hacia las realidades celestiales,
hacia la Santísima Trinidad, la compañía de los Ángeles y de los Santos.
5. Desde el concilio Vaticano II,
el santo Sacrificio de la Misa, la doctrina católica y toda la vida de la
Iglesia son atacados por la Jerarquía liberal y modernista. Porque el
sacerdocio católico tiene el deber esencial de combatir el liberalismo y el
modernismo en defensa de los derechos divinos violados, la Sociedad descarta
toda posibilidad de regularización canónica por vía de acuerdo bilateral, de
reconocimiento unilateral, o del modo que sea, en tanto la Jerarquía católica
no vuelva a la Tradición de la Iglesia.
III - DE SODALITII OPERIBUS
1. Todas las obras de formación
sacerdotal y todo lo que se les relaciona, tanto si los aspirantes se destinan
a ser miembros de la sociedad como si no. Se velará por que la formación
alcance el objetivo principal: la santidad del sacerdote al mismo tiempo que
una ciencia suficiente. Por eso, no se descuidará nada para que la piedad sea
orientada y proceda de la liturgia de la santa Misa, que es el corazón de la
teología, de la pastoral y de la vida de la Iglesia.
A este efecto, es deseable que la comunidad del Seminario esté anexa a una parroquia o a un lugar de peregrinación, a fin de que los seminaristas se ejerciten paulatinamente en el cumplimiento de las funciones sacerdotales, bajo la dirección de miembros de la Sociedad experimentados y celosos.
A este efecto, es deseable que la comunidad del Seminario esté anexa a una parroquia o a un lugar de peregrinación, a fin de que los seminaristas se ejerciten paulatinamente en el cumplimiento de las funciones sacerdotales, bajo la dirección de miembros de la Sociedad experimentados y celosos.
En conformidad con los deseos y
prescripciones tan frecuentemente renovadas, de los papas y de los concilios,
la Suma teológica de santo Tomás de Aquino y sus principios filosóficos serán
el principal objeto de estudios en el Seminario; de este modo los seminaristas
evitarán con cuidado los errores modernos, particularmente el liberalismo y
todos sus sucedáneos.
2. Un segundo objetivo de la
Sociedad es ayudar a la santificación de los sacerdotes, ofreciéndoles la
posibilidad de retiros y recolecciones. Las casas de la Sociedad podrían ser la
sede de asociaciones sacerdotales, de órdenes terceras, de periódicos o
revistas destinadas a la santificación de los sacerdotes.
3. La Sociedad tratará de
inculcar la grandeza y la nobleza de las vocaciones de auxiliares para el
servicio del altar y todo lo que se le relaciona: participación en la liturgia,
en los Sacramentos, en la enseñanza del catecismo; y, en general, por todo lo
que viene en ayuda del sacerdote y de su ministerio parroquial, al servicio de
los presbiterios y de los Seminarios. Los miembros de la Sociedad tendrán un
particular cuidado espiritual por las personas, religiosas o no, que se dedican
a este ideal bajo el patrocinio de la Santísima Virgen y de san José.
4. Las escuelas verdaderamente
libres de toda traba para dispensar una educación totalmente cristiana a la
juventud, serán alentadas y eventualmente fundadas por los miembros de la
Sociedad. De ellas saldrán las vocaciones y los hogares cristianos.
5. La Sociedad vendrá de buen
grado en ayuda de los sacerdotes ancianos y enfermos, e incluso de los
infieles.
IV - DE DIVERSIS MODIS INHAERENDI
SODALITIO
1. Aunque es esencialmente
clerical, la Sociedad recibe también de buen grado aspirantes no clérigos, que
tienen sus estatutos particulares y hacen los votos de religión.
2. La Sociedad acoge también
asociados, sacerdotes o laicos, que desean colaborar al fin de la Sociedad y
beneficiarse con sus gracias para su santificación personal. Después de una
experiencia mínima de dos años en una casa de la Sociedad, estas personas
pueden suscribir un compromiso, especie de contrato con el Superior de distrito
o el Superior del Seminario, precisando las condiciones en que son aceptadas.
Conservan la disposición de sus bienes, pero se comprometen a conformarse con
el espíritu de la Sociedad en su uso.
3. El ingreso en la Sociedad se
realiza, para los clérigos, por el compromiso de permanecer fiel a los
estatutos, pronunciado públicamente ante el Superior General o su delegado, y
ante el Santísimo Sacramento. Este compromiso sólo puede tener lugar después de
un año de preparación en una casa de la Sociedad.
4. Los clérigos, durante sus años
de formación hasta el subdiaconado, harán compromisos anuales. A partir del
subdiaconado pueden hacer compromisos por tres años, y después de una
renovación del compromiso por otros tres años, pueden hacer su compromiso
definitivo.
Los sacerdotes que hagan su
compromiso en la Sociedad deberán hacer al menos un compromiso de tres años
antes de su compromiso definitivo.
Los hermanos, según sus estatutos
particulares, después de tres años de votos anuales Y otros seis años de votos
anuales o trienales, pronuncian sus votos perpetuos.
5. Todos los miembros renuevan
los compromisos cada año el 8 de diciembre, fiesta de la inmaculada Concepción.
Quienes los renuevan según las reglamentaciones de los estatutos y quienes los
renuevan por devoción sólo recitan el acto de oblación. Únicamente los primeros
firman las actas.
En este día de bendición, todos
los miembros, sacerdotes o futuros sacerdotes, pidan a la Virgen fiel la gracia
de la fidelidad a sus compromisos y la gracia de la perfecta unidad en la
caridad para toda la Sociedad.
V - DE SODALITII ADMINISTRATIONE
[Normas transitorias: a) El
primer Superior General será S.E. Monseñor Jean Michel Faure, fundador de la
Sociedad. Ejercerá esta función por el tiempo que él decida. Mientras la
Sociedad tenga menos de cincuenta miembros sacerdotes, los siguientes Superiores
Generales serán designados por Mons. Faure o, si éste falta, por la mayoría
absoluta de los antiguos Superiores Generales. b) La función de Asistentes del
Superior General será creada cuando la Sociedad tenga cincuenta o más miembros
sacerdotes.]
1. De las funciones cuyos
titulares son elegidos
El Superior General y sus dos
Asistentes son elegidos por el Capítulo General por cuatro años. Son
reelegibles.
El Superior General debe ser
elegido por dos tercios de los votos; los Asistentes por mayoría absoluta. Los
tres deben estar comprometidos definitivamente en la Sociedad, ser sacerdotes y
tener por lo menos cuarenta años.
2. Consejo Supremo
Habrá un Consejo Supremo (CS)
compuesto por tres miembros clérigos que, en la medida de lo posible, deberán
ser miembros de la Sociedad.
Después del gobierno de Monseñor
Christian Jean-Michel Faure, este Consejo, por mayoría, podrá destituir al
Superior General que desvíe la Sociedad hacia posturas liberales o incurra en
cualquier otra conducta que haga necesaria tal medida.
El decreto de destitución no
podrá ser objeto de apelación ni de otro recurso. En el acto de destitución, se
deberá designar un Superior General interino, pudiendo recaer esta designación
en un miembro del mismo CS. El decreto de destitución y la designación del
Superior General interino, deberán constar en un documento fechado y firmado
por la mayoría del CS.
Dentro del plazo de un mes, el
Superior General interino deberá convocar a un capítulo general, a fin de
elegir al nuevo Superior General. Este capítulo deberá tener lugar dentro del
término de tres meses contados desde la fecha de la destitución.
Los Consejeros serán inamovibles.
Los primeros tres miembros del Consejo serán designados por Monseñor Faure.
Cada Consejero designará a su sucesor o por medio de documento firmado por el
Consejero y por tres testigos debidamente individualizados por sus nombres y
apellidos, fecha y lugar de nacimiento, nacionalidad, domicilio y número de
pasaporte o de documento de identidad; o mediante aviso dado por escrito a los
otros dos Consejeros. Cuando un miembro del Consejo Supremo designe a su
sucesor, informará a la brevedad a los otros dos Consejeros. Si un Consejero
muere sin designar a su sucesor, éste será designado por los otros dos miembros
del Consejo. Si dos Consejeros mueren sin designar a sus sucesores, éstos serán
designados por el Consejero sobreviviente. Lo que se dice sobre la muerte,
valdrá también para otros casos de vacancia, como no aceptación, dimisión,
incapacidad permanente, etc. Si uno de los Consejeros ocupa el cargo de
Superior General, los otros dos Consejeros designarán a su reemplazante, pero
al dejar el cargo de Superior General -salvo en el caso de haber sido
destituido por el CS- el ex Superior General volverá ipso facto a
ser Consejero y el que lo reemplazó dejará de serlo. Si dos Consejeros designan
como su sucesor al mismo clérigo, éste deberá designar otro Consejero cuanto
antes.
3. Del Capítulo General
Se reúne cada cuatro años para
elegir al Superior General y a sus Asistentes. Igualmente, su objetivo es
verificar si la Sociedad aplica concienzudamente los estatutos y si se esfuerza
por guardar su espíritu. Evítense las puestas al día o innovaciones, salvo
eventualmente en lo referente a la administración, cuenta tenida del desarrollo
de la Sociedad.
4. De los miembros del
Capítulo General
- El Superior General saliente,
el Secretario General y el Ecónomo General
- Los Superiores de distrito
- Los Superiores de Seminario
- Los Superiores de casa autónoma
- Los obispos al servicio de la
Sociedad
- Los antiguos Superiores
Generales
- Serán designados luego los
miembros más antiguos de la Sociedad que hayan hecho su compromiso
definitivo (en caso de equivalencia, el de más edad), hasta la concurrencia de
cuarenta miembros mientras la Sociedad cuente con menos de mil miembros
sacerdotes.
5. De las funciones cuyos
titulares son designados por el Superior General después de pedir su parecer a
sus Asistentes reunidos en consejo
- Secretario General y Ecónomo
General por tres años
- Superior de distrito por tres
años
- Superior de Seminario mayor
- Superior de casa autónoma
- Profesores, después de
consultar con el Superior
- Director del año de
espiritualidad
- Maestro de los hermanos
novicios
Por los Superiores de distrito:
- Asistente del distrito, ecónomo
del distrito y Superiores locales, con la aprobación del Superior General.
- Otras funciones
6. Del Superior General y
de sus Asistentes
El Consejo General está compuesto
por el Superior General y sus dos Asistentes.
El Superior General gobierna y
administra la Sociedad. Consulta a sus Asistentes para las decisiones
importantes.
Los Asistentes son los consejeros
del Superior General; tienen voz deliberativa en los asuntos más importantes.
El primer Asistente es vicario
general del Superior General, es decir, lo remplaza en caso de impedimento o de
vacancia.
[Norma transitoria: mientras no
haya Asistentes, el Secretario General será vicario general del Superior
General]
El Consejo General puede recurrir
a visitadores de los diferentes distritos.
El Consejo General convocará las
reuniones de los Superiores de distrito, de los Superiores de Seminario, de
casa autónoma, y suscitará toda otra reunión útil para el bien de la Sociedad.
El Superior General y sus dos
Asistentes harán todo lo que juzguen útil para preservar, mantener y aumentar
en los corazones de todos los que desempeñan funciones y de todos los miembros
de la Sociedad, una gran generosidad, un profundo espíritu de fe, un celo
ardiente al servicio de la Iglesia y de las almas.
A este efecto, organizarán y
dirigirán ejercicios espirituales, reuniones que ayuden a la Sociedad a no caer
en la tibieza, en compromisos con el espíritu del mundo. Manifestarán en su
actitud y en su vida de cada día el ejemplo de las virtudes sacerdotales.
Favorecerán el mantenimiento de
una fe viva y esclarecida por la constitución de bibliotecas bien provistas de
los documentos del magisterio de la Iglesia, y por la edición de revistas o
periódicos susceptibles de ayudar a los fieles a fortificar y a defender su fe
católica.
Estas directivas valen también,
mutatis mutandis, para todos los Superiores y especialmente para los Superiores
de distrito.
7. Del Secretario General
El Secretario General se encarga
de la preparación y de las actas de las reuniones del Consejo General.
Comunica a los interesados las
decisiones tomadas, después de haberlas sometido a la firma del Superior
General.
Tiene la responsabilidad del
mantenimiento de los archivos, de los expedientes individuales de los miembros.
Se encarga también de recordar la necesidad de la renovación de los
compromisos. Lo hace por intermedio del Superior de distrito o de su
secretario. Cuida de mantener al día los registros de ordenación.
8. Del Ecónomo General
El Ecónomo General se asegura de
que la situación legal de las asociaciones de la Sociedad en los
diversos países es normal. Allí donde se han constituido distritos verifica
esta situación con el Superior o el ecónomo del distrito.
Antes de que se constituya el
distrito, prepara y controla las asociaciones con los miembros de estas
asociaciones. Vela por la legalidad de las adquisiciones en estas regiones, y
por la buena administración de los fondos y legados.
Administra los fondos de la
Sociedad, y los inmuebles que le pertenecen fuera de los distritos. Los fondos
son constituidos por los excedentes de las regiones aún no constituidas en
distritos, y por los donativos y legados dirigidos directamente a la Sociedad.
Verifica las contabilidades de los distritos.
Por lo tanto, sus funciones son:
- administrar y controlar las
asociaciones y fondos de la Sociedad fuera de los distritos
- verificar las asociaciones y
contabilidades de los distritos en este dominio, y dar cuenta al Superior
General y a su Consejo
- No tiene poder de decisión.
- Es consultado para los
nombramientos de los ecónomos de distrito,
- Se esfuerza por establecer una
contabilidad sencilla y uniforme para todos los distritos, al igual que para
los prioratos.
- Vela por los problemas de
seguros de todo tipo.
- Se esfuerza, en todas sus
relaciones con los responsables de la Sociedad, por inculcarles a la vez el
espíritu de penitencia, de pobreza y también de prudencia.
9. De los Superiores de
Seminario y del estatuto de los Seminarios
Siendo la formación sacerdotal el
primer y principal objetivo de la Sociedad Sacerdotal, la responsabilidad de
esta formación incumbe ante todo al Superior General y a su Consejo.
El, ayudado por su Consejo,
nombra los Superiores de Seminario y los profesores "ad nutum".
También le toca a él velar, por sí mismo o por sus delegados, por la buena
marcha de los Seminarios. Provee a los Superiores de los Seminarios de los
diversos reglamentos que les facilitan su tarea.
Así, los Superiores de los
seminarios tienen una gran y noble función que cumplir ante Dios, ante Nuestro
Señor y ante la Iglesia, para gloria de Dios y bien de las almas. Es la sola
función visible que Nuestro Señor quiso desempeñar ostensiblemente durante sus
tres años de vida pública. Al mismo tiempo que llevan a cabo la formación de
los sacerdotes, deben pensar en la formación de futuros profesores.
Aceptación de los
seminaristas
Reciben las solicitudes de
admisión de los seminaristas, a través de los Superiores de distrito, que les
someten los expedientes y les exponen su parecer. Es deseable que los
candidatos realicen una breve permanencia en el Seminario. Después del examen y
del parecer de sus colaboradores, el Superior de Seminario decide la admisión,
el rechazo o el retraso aportado a su aceptación.
Los candidatos no deben tener más
de 35 años.
Dependencia durante la
formación
En el transcurso de los años de
formación, los seminaristas dependen constantemente y en primer lugar del
Superior del Seminario. Sin embargo, para las vacaciones, se pondrá de acuerdo
con los Superiores de distrito para una utilización provechosa de las mismas,
según el reglamento del Seminario. El Superior del Seminario es también el
último responsable y quien decide.
Retraso o
despido
El Superior, después de consultar
el parecer de sus colaboradores, decide la prolongación de los estudios, o el
despido de los seminaristas. Avisa de ello al Superior de distrito, y se
concierta con él para facilitar, eventualmente, su vuelta al laicado.
Seminarios todos
internacionales
Los Seminarios serán todos
considerados como internacionales, ya que es deseable que se reciban en ellos
seminaristas de otras nacionalidades, si no tienen dificultades por
causa del idioma. En el caso de que se trate de un candidato para el que
ya existe un Seminario de su idioma, sería necesaria la autorización del
Superior de distrito, que consultará el parecer del Superior General.
Los Superiores de distrito
y los Seminarios
Los Superiores de distrito, que
serán los primeros beneficiarios de la formación de los jóvenes sacerdotes,
deberán tener un gran interés en su reclutamiento y en su formación. Harán que
los fieles se interesen por esta obra capital, por medio de oraciones
continuas, por las ceremonias de primeras Misas, y hablando de ella en sus
boletines.
Pensiones
Son también ellos quienes se
encargarán de encontrar bienhechores para cubrir el precio de la pensión para
aquellos que no pueden pagarla.
Cuando sea necesario construir o
agrandar el Seminario que se encuentra en su distrito o que forma a sus
sacerdotes, se esforzarán por ayudar al Superior General y al Superior del
Seminario en la realización de estas obras.
Visitas a los seminaristas
Los Superiores de distrito pueden
ciertamente interesarse por sus seminaristas y visitarlos. Sin embargo, deben
evitar todo lo que pudiera estorbar la tarea del Superior; al contrario, deben
hacer todo para facilitarla.
Deben acordarse de que la Iglesia
jamás ha preferido el número a la calidad.
Ayuda pastoral del Seminario
al distrito
Los Superiores de Seminario
evitarán, por su parte, todo lo que pudiera estorbar al Superior de distrito.
Al contrario, en la medida de lo posible, ofrecerán de buen grado
sus servicios y los de los profesores sacerdotes para ayudar a la pastoral del
distrito, quedando bien claro que esta pastoral depende en primer lugar del
Superior de distrito. Evitarán hacer llamamientos a la generosidad de los
fieles sin la autorización del Superior de distrito. El Superior de distrito
decide también las colectas que van a hacerse y su empleo, y, por consiguiente,
también las colectas por el Seminario.
Sin embargo, el Seminario tendrá
evidentemente una cuenta en la que los bienhechores que lo deseen puedan
ingresar su ofrenda. En estos puntos delicados, los Superiores muéstrense
desinteresados y generosos por ambas partes, para que la caridad tan deseable
reine entre quienes son los servidores del mismo Amo, Nuestro Señor Jesucristo.
10. Del Superior de distrito
- Es designado por el Superior
General en su consejo, por tres años renovables. Los límites de su distrito le
son indicados entonces.
- Es evidente que este cargo es
uno de los más importantes; es similar al que los provinciales ejercen sobre su
provincia. Toda una región queda confiada a su apostolado.
Debe poner a la obra los talentos y el celo de sus
colaboradores para llevar a cabo la tarea de la Sociedad Sacerdotal.
- Por lo tanto, es responsable
ante el Superior General de la sabia administración pastoral, espiritual y
temporal de su distrito. Se hace ayudar, desde que sea posible, por dos
asistentes, y por un ecónomo de distrito, cuyo nombramiento presenta al
Superior General, después de tener el parecer del Ecónomo General.
- Presenta a la aprobación del
Superior General los nombres de los Superiores de priorato y nombra luego él
mismo a los adjuntos. Designa también sus funciones a los Hermanos que le son
confiados.
- Prepara los expedientes de los
aspirantes al sacerdocio y los entrega a los Superiores de los Seminarios, que
deciden la aceptación.
- Organiza poco a poco la
fundación de los prioratos, de las casas para los ejercicios espirituales. Vela
por la buena organización pastoral, espiritual y temporal de las comunidades
según los estatutos y el espíritu de la Sociedad Sacerdotal.
- Sin embargo, para la fundación
o el cierre de un priorato, pide la autorización del Superior General.
- Se esfuerza por constituir
comunidades de por lo menos tres miembros o asociados de la Sociedad.
- Organiza también la constitución
de comunidades de religiosas de la Sociedad con los Superiores de los prioratos
y el acuerdo de la Superiora Generala.
- Supervisa todos los boletines y
todas las publicaciones hechas en su distrito. Concede las autorizaciones, con
prudencia y discreción; para las entrevistas en la prensa, en la radio o en la
televisión. Todas las relaciones con las autoridades civiles deben hacerse por
su intermedio, como también con las autoridades eclesiásticas.
- Concede las aperturas de
cuentas, los depósitos bancarios para los fondos de los prioratos y del
distrito.
Para un gasto de más de 30.000
francos suizos debe tener la autorización del Superior General.
- Vela por la salud espiritual y
corporal de sus colaboradores y se encarga, de acuerdo con el Superior
del Seminario, de las vacaciones de los seminaristas, y si lo juzga necesario
presenta un informe sobre este tema al Superior del Seminario.
- Organiza ejercicios
espirituales para los sacerdotes, Hermanos y asociados de su distrito.
A los Superiores de distrito son
asimilados los Superiores de casa autónoma, que son distritos en formación.
11. De los Superiores y
particularmente de los Superiores locales
Como complemento de lo que más
arriba se ha dicho, algunas directivas especiales ayudarán a los Superiores
locales a cumplir bien su función, que es esencial para la eficacia del
apostolado y et buen espíritu de la Sociedad.
Una de sus mayores preocupaciones
debe consistir en el buen orden de la comunidad, facilitando la obra apostólica
realizada por la comunidad. Para ello, se asegurará de que las horas de los
ejercicios comunes sean conocidas por todos mediante carteleras y por una señal
que avise a los miembros, Padres, Hermanos, asociados. Las oraciones de
comunidad tienen lugar en común, aunque no haya más que dos miembros presentes.
Los Superiores velan por que los
lugares comunes: la capilla especialmente, pero también el comedor, la sala de
reuniones y de descanso, la biblioteca, estén limpias y suficientemente
arregladas. Si se ocupan del economato, velan por la higiene de los alimentos y
de la cocina.
Reparten los cargos tanto dentro
como fuera de la comunidad. Tienen el cuidado de dirigir y facilitar el trabajo
de los Hermanos y de los empleados de la casa.
Se esforzarán por ayudar a la
santificación de los Hermanos y empleados de la casa. En la liturgia verdadera
y en la oración común se forjarán la unidad y la caridad de la comunidad.
Los Superiores locales tendrán
también una atención especial por las vocaciones de sacerdotes, Hermanos y
religiosas. Ellos también son los responsables de las capellanías de las
religiosas de la Sociedad, si hubiese una comunidad en el territorio del
priorato.
A ellos sobre todo les toca
probar la fundación providencial de la Sociedad por su irradiación sobrenatural
de paz, de serenidad, de fortaleza en la alegría, de total
confianza en Nuestro Señor y su Santísima Madre, en la
adhesión indefectible a la Iglesia Romana y al Sucesor de
Pedro que actúa corno verdadero Sucesor de Pedro, en el respeto de los obispos
fíeles a la gracia de su consagración.
Tendrán una devoción sin límites
por el Reinado de Nuestro Señor, a la medida de la infinidad de su Reino sobre
las personas, las familias y las sociedades. Si deben manifestar una opción
política, será siempre en el sentido de este Reinada social de Nuestro Señor
Jesucristo.
Difundirán esta devoción por
medio del verdadero sacrificio de la Misa y por la devoción al Sacramento de la
Eucaristía, como también por la devoción a la Santísima Virgen María.
VI - DE SODALIUM VIRTUTIBUS
(Este capítulo indica sólo las
orientaciones esenciales. Se redactará un directorio espiritual y pastoral más
desarrollado para los miembros de la Sociedad).
1. Un gran amor a Dios y a
la Santísima Trinidad abrasará el corazón de los miembros de la Sociedad.
Esta caridad deberá ser tal que
engendre naturalmente la virginidad y la pobreza, y suscite constantemente el
don de sí mismo por la fe y la obediencia pronta, generosa y amante.
2. Esta caridad suscitará el
hambre y la sed de la virtud de justicia, dando ante todo a Dios lo que le es
debido por medio de la virtud de religión. Las disposiciones interiores de
devoción, dé adoración y de oración los ayudarán a cumplir con la mayor
perfección el Acto más sublime de la oración cristiana: el santo sacrificio de
la Misa.
3. La caridad hacia Jesús en la
Eucaristía y hacia su Santísima Madre, siempre presente en su
Ofrenda, incitará a los miembros de la Sociedad a una ardiente devoción a la
Eucaristía y a la Virgen María, en su Compasión hacia Jesús Sacerdote y Víctima
por la redención de nuestros pecados.
4. Alimentada por esta oración
interior constante, la caridad hacia el prójimo se manifestará en toda la vida
apostólica de los miembros de la Sociedad.
Ávidos del deseo de salvar las
almas, aceptarán con alegría todas las contradicciones, humillaciones y
pruebas, en seguimiento de Nuestro Señor. Como Él, ganarán las almas por la
humildad, la dulzura, la discreción, la magnanimidad. En el cumplimiento de las
obras apostólicas, se esforzarán por ser instrumentos dóciles del Espíritu
Santo para transmitir la vida eterna a las almas.
5. Esta caridad hacia el prójimo
se manifestará ante todo respecto de los Superiores por una sumisión generosa y
un respeto constante, y respecto a los miembros de la comunidad por un espíritu
de servicio espontáneo, por el olvido de sí mismo, por una gran sencillez y
franqueza, por un humor siempre igual y una alegría comunicativa, y finalmente
y sobre todo por el deseo de la santificación de todos y de cada uno.
6. La virtud de religión y el
desprendimiento de este mundo se expresan también en el aspecto exterior. El
hábito de los miembros de la Sociedad es la sotana. La sotana es un testimonio
y una predicación; aleja los espíritus malignos y a quienes les están
sometidos, atrae a las almas rectas y generosas. Facilita en gran manera el
apostolado. Los Superiores son jueces del uso del clergyman negro con cuello
romano en los países donde es usado desde hace mucho tiempo, como en los países
anglosajones. Cuanto más la impudicia y la concupiscencia de la
carne invaden la sociedad, tanto más necesaria se revela la presencia de la
sotana.
7. La pobreza, que es un efecto
inmediato de la virtud de caridad, impulsa fuertemente a liberarse de todo
gasto o de todo objeto inútil. Por eso los miembros de la Sociedad
evitarán tomar el hábito de fumar, que se convierte en una esclavitud. Se
empeñarán en romper con los hábitos del mundo, convertido en esclavo de la
radio, de la televisión, de las vacaciones y de los recreos costosos. Por eso
no habrá puesto de televisión en nuestras comunidades.
Algunos periódicos
escogidos y una selección de revistas nos informarán
suficientemente sobre los acontecimientos que sea útil conocer. Nuestra
verdadera televisión es el sagrario, donde reside Aquél que nos pone en
comunicación con todas las realidades espirituales y temporales.
Se será modesto en la elección de
los vehículos que nos fuesen necesarios para nuestra función o para nuestro
apostolado.
VII -
DE SODALITIUM SANCTIFICATIONIS
MEDIIS
ORDINARIIS
1. Para crecer diariamente en
estas virtudes, en la unión con Dios, en la sumisión al espíritu de Nuestro
Señor, los miembros tendrán a pecho no omitir jamás la celebración o la
asistencia al santo sacrificio de la Misa, fuera del caso de fuerza mayor.
Considerarán como una gracia privilegiada ayudar a la santa Misa.
2. En las comunidades habrá
habitualmente cuatro momentos de oración en común: el primero es el de la
mañana, que comprende el rezo de Prima (o de Laudes los domingos y fiesta de
precepto), la oración, la santa Misa y la acción de gracias. Los sacerdotes,
agregando el tiempo necesario, podrán útilmente rezar una parte de su Breviario
durante este primer tiempo.
3. El segundo momento de oración
tendrá lugar, en la medida de lo posible, antes del almuerzo: se rezará la hora
de Sexta. El tercer momento tendrá lugar, en la medida de lo posible, antes de
la cena, y comprenderá el rosario y las oraciones a san Miguel Arcángel y a san
José. Al comienzo de esta media hora de oración, se encomendarán los
bienhechores y las intenciones particulares.
4. El cuarto momento será el de
las Completas, después de la cena, cantadas sí es posible, o al menos
salmodiadas. Se aconseja en este momento una oración libre, siempre en presencia
del Santísimo Sacramento. Las Completas podrán tener lugar ya inmediatamente
después de la cena, ya después de una recreación, pero jamás antes de la cena.
La recreación jamás debe tener lugar después de esta oración de la noche,
después de la cual el silencio debe ser observado con más cuidado.
5. Los Superiores velarán por
exponer frecuentemente el Santísimo Sacramento durante el tercer momento de
oración o en otros momentos favorables, para ofrecer a la comunidad la ocasión
de adorar al Santísimo Sacramento.
6. Se deberá recordar que nada
edifica tanto a los fieles como el ejemplo de la oración de los sacerdotes. Por
eso se aconseja encarecidamente hacer las propias oraciones en la iglesia. Si
por la tarde hay alguna reunión, tendrá lugar antes o después de las Completas,
y se invitará a los participantes a esta oración de la comunidad.
7. La confesión tendrá lugar cada
quince días. Se tendrá en gran estima este sacramento, tanto para sí mismo como
para los fieles. Los santos sacerdotes han pasado su vida en el confesionario.
Allí se realiza particularmente la eficacia del Sacrificio de la Cruz, según la
palabra de Nuestro Señor :"Nunc judicíum est mundi, nunc prínceps hujus
mundi ejicietur foras" (Jn. XII 31 ). La pastoral del sacramento
de penitencia tiene una importancia capital para la santificación de una
parroquia y para el despertar de las vocaciones.
8. El retiro anual de seis días
debe ser un retiro organizado y no individual. La elección de los predicadores
y de los lugares debe ser objeto de un cuidado particular. El ambiente de
silencio, de verdadero culto litúrgico, la firmeza de la fe y de la doctrina
del predicador, ayudarán a proporcionar una verdadera renovación interior.
VIII - DE SODALITIUM
ANCTIFICATIONIS MEDIIS PECULIARIBUS
1. Antes de ser miembros de la
Sociedad, los aspirantes deben cumplir un año escolar de espiritualidad,
durante el cual se esforzarán por dar a Nuestro Señor el lugar que le
corresponde en sus almas y en toda su persona.
A este efecto llenan su inteligencia
con la luz de Nuestro Señor, mediante la lectura meditada del Evangelio, de los
Padres, de los autores espirituales.
La liturgia, el canto gregoriano,
la música y el latín serán también objeto de sus estudios.
Sin embargo, este año debe tener
sobre todo como fin, una verdadera conversión, una restauración del arden por
el alejamiento de !os malos hábitos y la adquisición de las virtudes naturales
y sobrenaturales, gracias a la vigilancia y a la oración.
El conocimiento místico y teológico de la sama Misa aumentará su devoción por estos santos Misterios y por la Virgen María corredentora y mediadora.
2. El empleo del tiempo y los
estudias podrán ser objeto de una cierta diversidad, según que los aspirantes
sean ya sacerdotes o no, o se destinen o no al sacerdocio.
3. En la casa principal, o en
otra designada a este efecto, existirá una comunidad de carácter más
contemplativa, entregada a la celebración de la santa Misa, a la adoración del
Santísimo Sacramento, a la predicación de retiros en el mismo lugar, a la
audición de las confesiones.
Algunos miembros, con la
aprobación del Superior General, podrían ser afectados a esta comunidad de
manera definitiva. Todos los que lo deseen podrían, con la misma autorización,
pasar uno o dos años en esta comunidad, para acrecentar su santificación y su
fervor.
Esta comunidad debe ser la base
sólida y el pararrayos de la Sociedad. Debe permitir a la Sociedad conservar
siempre su verdadero fin que es la santificación del sacerdocio, su devoción
esencial al santo sacrificio de la Misa y a la sagrada Pasión de Nuestro Señor,
su firmeza doctrinal, su verdadero celo por la salvación de las almas.
4. El año de espiritualidad
encontraría en esta comunidad su lugar normal. Así se podría dar a la liturgia
un esplendor que ayudaría verdaderamente a las almas a elevarse hacia Dios. La
diversidad de edades y de experiencias ofrecería la ocasión de ejercitar
la caridad fraterna y permitiría decir en verdad: "O quam
bonum et quam jucundum habitare fratres in unum".
IX - DE MUTATIONE STATUUM
Los estatutos de la Sociedad
podrán ser reformados por S.E. Mons. C.J.M. Faure en cualquier momento. El
Capítulo General también podrá reformar los estatutos. Para ello debe contar
con tres cuartas partes de sus miembros y, además, con el voto favorable del
Superior General.
ANEXO - ALGUNAS DIRECTIVAS
SOBRE EL USO DE LOS BIENES DE LA SOCIEDAD
Si se puede definir el espíritu
que deben tener sobre este punto los miembros de la Sociedad, se lo resumiría
en dos disposiciones que pueden parecer contradictorias, pero que sin embargo
se completan:
- Por una parte, tener un corazón
generoso, alejado de toda avaricia, de todo apego exagerado a lo que es objeto
de la concupiscencia del mundo, y, por consiguiente, saber practicar la limosna
y la caridad, primero hacia los suyos, es decir, hacia la Sociedad, saber
ayudarse mutuamente;
- Por otra parte, tener el
cuidado de administrar con sabiduría los bienes que no nos pertenecen, y que a
menudo nos han sido dados por personas que se impusieron privaciones para venir
en nuestra ayuda.
Contradecir estas actitudes de
caridad y de justicia es alejar de nosotros las bendiciones de san José, a
quien debemos sin ninguna duda las extraordinarias gracias temporales que
permiten el desarrollo de nuestras obras.
Este espíritu ayudará eficazmente
a la Sociedad a practicar una mutua ayuda fraterna. Nos hará evitar las
injerencias indiscretas en el dominio de los demás prioratos, y nos estimulará
al contrario a favorecer el desarrollo del distrito y de la Sociedad y la ayuda
a las vocaciones.
Algunas directivas prácticas
- Los miembros de una comunidad o
de un priorato deben esforzarse en lograr equilibrar, por su trabajo
apostólico, el presupuesto de la comunidad, es decir, cubrir los gastos ordinarios
y mantenimientos corrientes de la propiedad.
- Además, sería deseable y
conveniente poder entregar a cada sacerdote, cada mes, además de sus honorarios
de Misa, una suma correspondiente a 120 dólares o 200 francos suizos, cubriendo
también sus gastos ordinarios en viajes apostólicos; pero esto con la sola
condición de que los sacerdotes entreguen al Superior o al ecónomo todo lo que
reciben con ocasión de su ministerio, sin excepción.
- Para llegar a esta solución, el
Superior se pondrá de acuerdo con los grupos atendidos, para que cada mes se
haga una colecta únicamente para el priorato, además de la suma recibida cada
domingo por el servicio apostólico.
- Permanecerá en contacto con los
bienhechores por medio de un boletín u hoja mensual, a fin de mantenerlos
informados de todo lo relativo al priorato, al distrito, al Seminario.
- Sí en los comienzos la solución
se presenta difícil, recurrirá al Superior de distrito.
- Los Hermanos, al ser
religiosos, deben entregar todos los donativos al Superior, y son mantenidos
enteramente por el presupuesto de la comunidad.
- El Superior, o el ecónomo, se
esforzará por utilizar al máximo la propiedad para disminuir los gastos, sin
llegar por ello a alienarla.
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