“Busco la divina Sabiduría; ayudadme a encontrarla.
Estoy pensando en mis poderosos enemigos; todos los mundanos, que adoran lo
caduco y se deleitan en ello, me desprecian, se burlan de mí y me persiguen;
todo el infierno ha tramado mi perdición, y levantará contra mí por todas
partes a todas las potencias. Y, en medio de todo esto, me siento débil, más
aún, la debilidad personificada; soy ignorante, más aún, la ignorancia misma y
lo demás…que no me atrevo a decir. No cabe duda: solo y miserable como soy,
pereceré si la Santísima Virgen y las almas buenas –las vuestras en particular-
no me sostienen y alcanzan de Dios el don de la palabra o la divina Sabiduria
que remedie todos mis males y sea el arma poderosa contra mis enemigos”.
(Carta circular a los habitantes de Montbernage)
“No abandones tus buenos propósitos a causa de la
contradicción; ésta es la prenda del triunfo futuro. Obra que no sea
contradicha, que no esté marcada con el signo de la cruz, no vale nada delante
de mí y pronto será destruida”.
(Máximas y enseñanzas de la divina Sabiduría)
“Sé que tendréis dificultades para superar. Pero es
preciso que una empresa tan gloriosa para Dios y tan provechosa para el prójimo
se vea sembrada de espinas y cruces. Y, si no arriesgamos nada por Dios, no
haremos nada importante por Él”.
(Carta 27)
“El cielo y la tierra pasarán antes que Dios falte a
su palabra permitiendo que una persona que espera en El perseverantemente vea
frustrada su esperanza”.
(Carta 16)