26.
Todas estas señales de temor de Dios, me vinieron con la oración, y la mayor
(señal) era ir envuelto en amor (Vid. 6).
27.
Ya sabéis que enseña Su Majestad que sea a solas; que así lo hacía El siempre
que oraba, y no por su necesidad, sino por nuestro enseñamiento (Cam. 24).
28.
Las almas sin oración son como un cuerpo tullido que aunque tiene pies y manos
no se puede mover (Mor. 1).
29.
La puerta para entrar es la oración y consideración; no digo más mental que
vocal, sino que para que sea oración ha de ser con consideración. Porque la que
no advierte con quién habla y lo que pide y quién es el que pide y a quién lo
pide, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios... Pues a quien
tuviere la costumbre de hablar con la Majestad de Dios como lo haría con su
esclavo, sin mirar si le habla mal, sino lo que le viene a la boca y tiene
aprendido por hacerlo otras veces, no la tengo por oración, ni plegue a Dios
que ningún cristiano la tenga. (Mor. 1).
30.
Aquellos ratos que estamos en la oración..., los tiene Dios en mucho (Mor. 2).
31.
La puerta para entrar..., es la oración. Pues pensar que hemos de entrar en el
cielo sin entrar en nosotros conociéndonos y considerando nuestra miseria y lo
que debemos a Dios y pidiéndole muchas veces misericordia, es desatino... (Mor.
2).
32.
Para esto es la oración..., para que nazcan obras, obras (Mor. 7, 4).
33.
Yo miro con advertencia que..., cuanto más se adelantan en la oración, más
acuden a las necesidades del prójimo, en especial a las de las almas, que por
sacar una del pecado mortal estarían dispuestas a dar muchas vidas que tuvieren
(C.A.D. 7).
34.
Lo primero que quiero tratar, según mi pobre entendimiento, es en lo que está
la sustancia de la perfecta oración... Y así querría dar a entender que el
alma no es el pensamiento, ni la voluntad es mandada por él..., por donde el
provecho del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho (Fund. 5).
35.
En la oración es donde el Señor da luz para entender las verdades (Fund. 10).
36.
Desear trabajos almas que tienen oración, es muy ordinario, estando sin ellos;
mas estando en los mismos trabajos, alegrarse de padecerlos, no es de muchos
(Fund. 12).
37.
Por mucho que tengan que hacer, no dejen de procurar tiempo para tener oración
(Fund. 30).
38.
En verano se levanten a las cinco y estén hasta las seis en oración. En
invierno se levanten a las seis y estén hasta las siete en oración (Cons. 2).
39.
Una hora antes que digan Maitines, se toca a la oración. En esta hora de
oración se podrá tener lectura, si en la hora que se tiene después de Vísperas
se hallaren con espíritu para tener oración (Cons. 7).
40.
¡Oh, almas que habéis comenzado a tener oración y tenéis verdadera fe! ¿Qué
bienes podéis buscar en esta vida que sea como el menor de éstos? (Vid. 27).
41.
Yo siempre salía consolada de la oración y con nuevas fuerzas (Vid. 29).
42.
Todas las cosas de más subida perfección se imprimen en la oración (Re. 1, 24).
43.
Dice la primera Regla nuestra que oremos sin cesar. Con que se haga esto con todo
el cuidado que pudiéremos, que es lo más importante, no se dejarán de cumplir
los ayunos y disciplinas y silencio que manda la Orden (Cam. 4).
44.
Acostumbrarse a la soledad es gran cosa para la oración: y pues la oración ha
de ser el cimiento de esta casa, es necesario aficionarnos a la soledad que es
lo que a ella más nos ayuda (Cam. 4).
45.
En esta casa..., es el ejercicio principal la oración (Cam. 17).
46.
Por tanto, digo que importa mucho, y es el todo, una grande y muy determinada
determinación de no parar hasta llegar a ella (a hacer bien la oración), venga
lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure
quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino...,
siquiera se hunda el mundo (Cam. 21).
47.
Creedme vosotras y mirad no os engañe nadie en mostraros otro camino sino el
de la oración (Cam. 21).
48.
Yo no hablo ahora de que vuestra oración sea mental o vocal para todos; a
vosotras digo, que la una y la otra necesitáis. Pues este es el oficio de los
religiosos. Y si alguno os dijere que en esto hay peligro, tenedle a él por el
mismo peligro y huid de él... Peligro será el no tener humildad y la falta de
otras virtudes; mas camino de oración camino de peligro, nunca Dios quiera.
Esos son inventos del demonio... Nunca he visto tan mala invención; bien
parece del demonio. ¡Oh, Señor mío! Mirad cómo entienden vuestras palabras al
revés. No permitáis semejantes flaquezas en vuestros siervos (Cam. 21).
49.
Si alguno os pusiere temores decidle que Regla tenéis que os manda orar sin
cesar, que así os lo manda y que la habéis de cumplir. Y si os dijeren que sea
vocalmente, preguntadle si ha de estar el entendimiento y el corazón en lo que
decís. Y si os dijeren que sí (que no podrán decir otra cosa), veis por dónde
confiesan que forzosamente habréis de tener oración mental... (Cam. 21).
50.
Pues digo que va muy mucho en comenzar con gran determinación...; porque no es
razón que, a quien tanto nos ha dado y de continuo da, que una cosa que nos
queremos determinar a darle, como es ese cuidadito (de hacer bien la oración),
no dárselo con toda determinación (Cam. 23).