El
último Cor Unum, redactado por Mons. Fellay el 1° de noviembre de 2015 y
distribuido a todos los sacerdotes de la FSSPX, no deroga la política del
ralliement.
He aquí algunos pasajes
bastante reveladores. Mons. Fellay insiste en el hecho de que, si hay acuerdo,
es necesario que Roma reconozca a la FSSPX tal y como ella es:
"Pero con esta
facultad de confesar acordada sin contraprestación [¡Falso!:
hay una contraprestación. Ver acá], no podemos no contemplar
la posibilidad de un movimiento unilateral por parte de Roma. Incluso si esto
nos parece todavía imposible, nosotros hacemos saber a nuestros interlocutores
romanos lo que entendemos precisamente por la expresión “reconocernos tal como
somos”, que es y sigue siendo la condición sine qua non de nuestra
aceptación."
Y también un poco más
adelante:
"Si no se nos acuerda
el completo reconocimiento tal como somos, es inútil para nosotros el ir más
lejos y es importante que Roma lo sepa."
Entonces ahora es una
doctrina establecida e indiscutible: el acuerdo práctico se hará. Es necesario
solamente que Roma reconozca y respete a la FSSPX tal como ella es.
¿Esto es un mal? Sí,
absolutamente y un mal gravísimo. La doctrina subyacente a estas afirmaciones
es totalmente relativista y hasta masónica. En efecto, Mons. Fellay abre la
puerta al pluralismo de la Iglesia. La Iglesia ya no es una en su doctrina, su
fe y sus sacramentos, puesto que la FSSPX pide solamente ser aceptada tal y
como ella es. Ella ya no pide que los hombres de Iglesia se conviertan a la
verdadera Fe de siempre, sino que estos mismos hombres acepten a la FSSPX tal y
como es. Estamos ante las conclusiones lógicas de las decisiones del capítulo
de 2012.
Esto es exactamente lo que
pide la masonería o todos los clubes liberales a un nuevo adepto que se
postula: “ustedes son católicos… está bien, nosotros respetamos su
conciencia y su elección… A cambio, nosotros les pedimos respetar la conciencia
de los otros miembros y su libertad”.
Mons. Fellay y la FSSPX,
toman esta pendiente diabólica. Incluso si él pretende hacer apostolado en este
zoo conciliar, él acepta para sí la primera regla de la iglesia conciliar: la
libertad de conciencia, la pluralidad “católica” (progresista, carismática,
conservadora), siendo la tradición solo el ala derecha de este vasto zoo
pluralista.
En este zoo pluralista y
conciliar, Mons. Fellay (y desgraciadamente muchos de los sacerdotes de la
FSSPX actualmente) cree poder encontrar amigos, apoyos entre los obispos y los
sacerdotes.
"Muchos buscan una
claridad y una estabilidad que hace tanta falta hoy en día en la iglesia
oficial."
Y termina así sus palabras
a los sacerdotes:
"En la extrema
confusión que se desarrolla bajo este pontificado, muchos se plantean
cuestiones graves que no se planteaban hace algunos años; esto parece ser el
principio de un tempus acceptabile (tiempo favorable) para
algunos que constatan ahora que Mons. Lefebvre no se equivocó al acusar el
concilio, y que ciertamente tuvo razón de querer transmitir a sus sacerdotes lo
que él mismo recibió."
Este tiempo favorable, bajo
la pluma de Mons. Fellay, quiere decir tiempo de corresponder a los deseos de
estos obispos “conservadores” que buscan la claridad y la estabilidad. Y por lo
tanto “…Vamos a la iglesia oficial para hacer el bien a estos pobres obispos
que nos abren ampliamente los brazos…”
Moraleja:
Mons. Fellay y sus agentes no ceden ni una iota en su política de ralliement.
¿Cuántos
católicos de la Tradición quieren unirse al buen combate en la Unión
Sacerdotal?
Valor…