“La intransigencia es a
la virtud lo que el instinto de conservación es a la vida. Una virtud sin
intransigencia o que odia la intransigencia, no existe, o conserva apenas la
exterioridad. Una fe sin intransigencia, o está muerta, o sólo vive
exteriormente, porque perdió el espíritu. Siendo la fe el fundamento de la vida
sobrenatural, la tolerancia en materia de fe es el punto de partida para todos
los males, especialmente para las herejías.”
Mons. Antonio de Castro
Mayer. Carta pastoral, Junio de 1953, sentencia verdadera No. 37.