Número CDXXIV (424)
29 de agosto de 2015
Romanos
Implacables
Mons.
Williamson
Lectores, cuidado, escuchen mi
consejo –
Cuando llegue el acuerdo, ¡lean no
solo el bosquejo!
Rumores provenientes de la Fraternidad San Pío X parecen
confirmar la especulación de estos “Comentarios” la semana pasada (ver CE 423
del 22 de Agosto) de que Roma quiere un acuerdo con la FSPX. Los rumores dicen
de un encuentro secreto mantenido a principios de este mes donde los líderes de
la FSPX discutieron finanzas y un “preámbulo doctrinal”. ¿Fue éste el mismo
preámbulo mencionado por el Cardenal Müller el 3 de Agosto? ¿Redactado por Roma
para que la FSPX lo firme? El Cardenal dijo que eso era necesario para cualquier
acuerdo, mientras que el Obispo Schneider no vio ningún problema doctrinal
porque el Vaticano II fue meramente “pastoral”. Con o sin rumores, revisemos
los básicos inalterables.
Los 16 documentos oficiales del Concilio Vaticano Segundo
presentan en conjunto una nueva visión de Dios, de la vida y del hombre, una
nueva religión a tono con el mundo moderno centrado en el hombre, pero en
colisión con la religión católica centrada en Dios que no había cambiado
esencialmente por más de 1.900 años. Ambas religiones enseñan su visión de
Dios, de la vida y del hombre, ambas son doctrinales, pero las dos doctrinas
están en colisión. Sin embargo, por hábiles ambigüedades – la ambigüedad es el
sello distintivo de los 16 documentos – los Padres del Concilio fueron persuadidos
de que no había colisión, y entonces cuando ellos votaron a favor de los
documentos hubo tres razones por las cuales los Católicos del mundo entero
acompañaron a la nueva religión: su colisión con la verdadera Fe estaba
hábilmente enmascarada, fue impuesta sobre los Católicos por casi todas las
autoridades de la Iglesia desde los Papas para abajo, y era más bien más fácil
de practicar que la religión pre-Conciliar.
Pero Dios suscitó un verdadero pastor, Monseñor Lefebvre,
para insistir sobre la colisión doctrinal, para enfrentar a las infieles
autoridades de la Iglesia, y para continuar la práctica de la religión
pre-Conciliar para cualesquiera almas deseando tomarse la molestía de hacerlo.
Y éstas fueron suficientes en número como para que la Fraternidad del Arzobispo
se haya expandido por todo el mundo al tiempo que él murió en 1991. Pero sus
sucesores a la cabeza de su Fraternidad nacieron después de la Segunda Guerra
Mundial dentro de un mundo muy diferente del mundo del Arzobispo, que había nacido
antes de la Primera Guerra Mundial. Ellos no vieron al mundo ni a la doctrina
como los vio él, por lo que ellos no tenían la misma motivación que él tenía
para seguir enfrentando a las autoridades de la Iglesia, aún si no estaban
ellos mismos todavía deseando la relajación Conciliar de la disciplina de la
Iglesia (que más y siempre más Tradicionalistas desean ahora). Entonces fue
simplemente una cuestión de tiempo antes que el magnetismo de Roma ejerciera su
fuerza.
En cuanto a los Romanos, ellos estaban obstinados en su
nueva religión Conciliar, y entonces desde el 2000 en adelante ellos
abiertamente dieron la bienvenida a todos los acercamientos hechos por la FSPX,
porque la doctrina y práctica del catolicismo inmutable de ella era una
reprimenda en pie a sus novedades masónicas y una amenaza continua para ellos,
como lo es un bolsón invicto del enemigo en la retaguardia de una invasión de
otra manera toda ella exitosa. Por consiguiente, tanto como los Romanos desean
absorber la FSPX dentro de su Neo-Iglesia, así también los líderes actuales de
la FSPX por el lado suyo desean ponerse nuevamente bajo la autoridad de la
Iglesia oficial de Roma. Es un matrimonio hecho en el Infierno, en que dulces
hombres de la Neo-Iglesia como el Obispo Schneider no ven ningún problema
porque no han visto, o no han querido ver, la colisión subyacente de las
doctrinas básicas.
Así que, el Cardenal Müller está en lo cierto en este
sentido: Si dos hombres tienen diferentes visiones de Dios, de la vida y del
hombre, cualquier acuerdo entre ellos puede solamente ser relativamente
superficial. Así que, si la FSPX no puede ser traída a abandonar el dogma, o
más bien a socavar todo dogma católico mediante el super-dogma masónico de que
todo dogma es papilla, entonces la FSPX va necesariamente a actuar dentro de
las murallas de Roma como un caballo de Troya. Es por eso que el Cardenal
insistirá en un preámbulo, que sea escrito por Roma o por la FSPX no tiene
importancia, siempre que la masa de Tradicionalistas, tanto como la masa de
Católicos después del Vaticano II, se dejarán engañar a sí mismos por las
ambigüedades doctrinales. Éstas serán brillantes.
Kyrie eleison.