“Era
yo todavía muy pequeña cuando nuestra tía me dio a leer un cuento que me
extrañó mucho. Pues en él se alababa a una directora de internado porque sabía
salir airosamente de cualquier apuro, sin herir a nadie. Me fijé sobre todo en
esta frase: «A ésta le decía: tú no tienes la culpa; a aquélla: tienes razón!».
Yo pensaba para mí: eso no está bien. Aquella directora no debería haber tenido
miedo de nada y tendría que haber dicho a las niñas que habían actuado mal,
cuando era así. Hoy no he cambiado de opinión. Me cuesta mucho actuar así, lo
confieso, pues siempre lo más fácil es echar la culpa a los ausentes, y eso
aplaca enseguida a la que se lamenta. Sí, pero... yo hago todo lo contrario. Si
no me quieren, ¡peor para ellas! Yo digo siempre toda la verdad; si no
quieren saberla, que no vengan a buscarme”.
SANTA TERESA DE LISIEUX