El Papa afecto a la Tradición, en funciones (a la izquierda de la foto,
vestido de blanco).
Aquellos que han abandonado no ya la trinchera, sino incluso el campo de
batalla y la misma guerra, para disponerse, branding de
por medio, a dialogar, pactar y negociar prebendas con el enemigo, recaen, una
y otra vez, en la práctica bien liberal de la generosidad hacia los enemigos de
la Iglesia, a la vez que prodigan calumnias a los defensores de la fe íntegra.
Tales caídas y rendiciones de los neo-fraternitarios no pueden alegrarnos en
absoluto (lo sentimos por ellos), pero pueden ser aprovechadas para exponer un
mal que está muy extendido y que debemos advertir. El liberalismo avanza en las
filas de la Tradición, y muchos se dedican a mirar para otro lado, para no
sentir el vértigo de la caída. Desde cierto blog fellecista se nos quiere correr, a propósito de un artículo
nuestro, mentando a Santo Tomás, y enredando las cosas para intentar hacernos
creer que sería bueno, provechoso y apetecible un reconocimiento oficial de los
modernistas romanos para la FSSPX. Claro, se deja de lado esta categorización
de modernistas, pues nadie lo ha declarado “oficialmente”. Les falta el sello
en la solapa. Veamos un párrafo de tal articulillo (el subrayado es nuestro):
“Está claro: que se lo merezcan (ser excomulgados)
no es igual a que efectivamente haya que tenerlos por excomulgados. Es todo el
problema con el sedevacantismo, al que al parecer tiende el compendio de
errores, el de querer juzgar por sí mismos quiénes son herejes por decisión
propia y más aún al Pontífice cuando "Prima sedes a nemine judicatur".
Si uno sabe fehacientemente que un pastel está envenenado, no va a
comerlo simplemente porque nadie le ha proporcionado el certificado del
Instituto Bromatológico o el Ministerio de Salud Pública que así se lo indique.
Sería un imbécil si lo hiciera. Pero, quizás lo que aquí ocurra sea que el
pastel llamado “iglesia conciliar” con todo lo que trae dentro (Ecumenismo, Libertad
religiosa, Novus Ordo, exaltación de los judíos, y la mar en coche) resulte
para la Neo-Fraternidad un tanto apetitoso, porque han de creer que se les dará
una porción completamente inmune al veneno del Vaticano II. Quizás el pastel haya
sido saneado por los últimos papas ejemplares y restauradores como Benedicto XVI
y Francisco, de tal forma que sólo quede un 5% contaminado. A lo mejor es lo
que pasó y no nos hemos dado cuenta.
En fin. Sobre la acusación de querer “juzgar por sí mismos”, no hay
respuesta más simple que remitirnos a lo que hasta hace unos años atrás
enseñaba y predicaba la misma FSSPX, por ejemplo (subrayados nuestros):
“¿Cómo podemos juzgar al Papa? No juzgamos su
culpabilidad en la destrucción de la Iglesia, más devastadora ahora que en
cualquier pontificado anterior (con la probable excepción de Pablo VI. Nota:
escrito durante el pontificado de Juan Pablo II); sólo Dios puede juzgarle. Tampoco
nos compete juzgarle jurídicamente, pues el Papa no tiene superior sobre la
tierra, ni declarar incuestionablemente nulos todos sus actos. Pero
debemos juzgarle como nos dijo nuestro Salvador: “Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son
lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 15-16). No podemos cooperar ciegamente en la
destrucción de la Iglesia tolerando la aplicación de una nueva religión, o no
haciendo todo lo que podamos para defender nuestra Fe católica. Sin
duda Mons. Lefebvre fue un modelo de ello”.
(Seminario de la Santa Cruz, FSSPX, Australia, 1998).
Quizás el meollo de la cuestión sea el estribillo repetido por los
acuerdistas en sus monsergas de que Francisco concede algo a la FSSPX sin
pedirle nada a cambio. Sin exigir ninguna contraprestación. Sin condiciones. Solamente
por su gran generosidad y afecto hacia la Tradición de la Iglesia o, como dice
algún otro, para mantenerse en el poder confundiendo a los que lo rodean con
medidas desconcertantes. Por esto el acuerdista es capaz de preguntar cosas
como “el que un grupo de sacerdotes
íntegramente católico sea reconocido como tal por la autoridad ¿es una orden
contraria a las buenas costumbres? ¿se opone a la justicia y al bien común?
¿hay en ello peligro próximo para la Fe? ¿agrede a las almas o trata de
destruir a la Iglesia? ¿es pecado?”, haciendo la vista gorda acerca de
quién es el Pontífice que ofrece tal “reconocimiento” y en qué circunstancias y
contexto se ha de dar el mismo, desligando sus actos de todo aquello como si se
tratase de un Papa desconocido, recién bajado de un plato volador que tuvo una
dulce y amable ocurrencia, siendo en realidad que tal “reconocimiento” se viene
trabajando y preparando desde hace muchísimos años, y un “paternal gesto” de
Francisco en ese sentido, sólo sería el acto final que consumaría una obra
maestra: la destrucción de la FSSPX, viejo anhelo de los más recalcitrantes
herejes modernistas que están en Roma.
La fe de Francisco.
Por eso decimos que afirmar que Roma no pide nada a cambio a la FSSPX es
una apariencia y solamente eso. Y esto por dos razones. Primero, porque una
FSSPX tolerada en Roma deberá ser una FSSPX tolerante con Roma.
Es obvio que si alguien me invita a su casa, yo debo respetar las normas de esa
casa, y no querer imponerle al dueño de la misma ningún cambio en su forma de
vida, en sus costumbres, en la disposición de sus muebles o en sus horarios.
Hay una elemental reciprocidad que no será violentada. La FSSPX será tolerada,
pero deberá tolerar el modernismo destructor de Roma. Es lo que el obispo de
Galarreta expresó alguna vez diciendo que “no es realista” esperar una
conversión de Roma, sino que Roma siendo como es (es decir, hereje) acepte a la
FSSPX como es. Lo realista en este caso es esperar que la FSSPX deje totalmente
de lado (como ya lo ha venido haciendo progresivamente) su intransigencia
doctrinal a causa de los favores recibidos. La tolerancia, esa virtud tan
proclamada por los masones, hará que no haya choque de intereses. Cada uno en
lo suyo, y punto. El asunto es qué es la FSSPX que Roma está deseosa de
tolerar. Y por qué. Y esto se relaciona con lo que sigue.
En segundo lugar, pensemos ¿qué ha hecho la Neo-FSSPX para merecer la
“misericordia” del hereje Francisco? Pues la Neo-FSSPX ha estado haciendo concesiones
a la Roma modernista desde hace muchos años, y Roma ha estado tomando nota de
tales “gestos”. A saber:
-Aceptación del “levantamiento de excomuniones” que no existían. Es
decir, simular estar de acuerdo con Roma, en que recibían un gesto “paterno”
del Papa para “limpiarse de una mancha” con el fin de posicionarse mejor ante
la opinión pública y el Vaticano. Como eufemismo se habló de “apostolado” para
al fin terminar tolerando una mentira.
-Aceptación del motu proprio Summorum
Pontificum que establece la convivencia o tolerancia entre dos ritos
de la Misa, uno ordinario (el Novus Ordo) y otro extraordinario (Misa de S. Pío
V). Hoy hay sacerdotes de la Neo-FSSPX que hablan del “rito extraordinario”.
-Por presiones romanas se expulsó a Mons. Williamson (que erróneamente
aceptó las dos anteriores medidas, aunque a Dios gracias después su situación
ha variado) del Seminario de La Reja. Había que contentar al lobby judío.
-Se continuaron los contactos con Roma pese a haberse informado de la
absoluta falta de acuerdo en materia doctrinal tras la serie de “conversaciones
doctrinales” mantenidas por teólogos de ambas partes.
-Se cambió la posición oficial de la FSSPX en relación a Roma en base a
un “optimismo” infundado (cfr. Cor Unum de marzo 2012). Ahora había allí muchos
“amigos”. Ya no era necesario el regreso o conversión de Roma a la Tradición,
como lo había dejado establecido Mons. Lefebvre, para buscar un acuerdo
canónico.
-Se aceptó por pedido de Roma redactar una declaración doctrinal
ambigua, confusa y concesiva, “diplomática”, aunque no alcanzó. Benedicto XVI
no tenía la astucia política de Francisco y además todavía había resistencias
internas en la Fraternidad. “En el contexto actual –declaró Mons. Fellay- no
puede pasar”.
-Se aflojaron las críticas a las herejías difundidas por Roma y al
Vaticano II. Las publicaciones y sitios web de la FSSPX se tornaron inocuos. Se
contrató una empresa de branding publicitario y la FSSPX pasó a ser una marca
comercial como FOX o PEPSI COLA.
-Se adoptó un lenguaje ambiguo y diplomático en relación a Roma.
Declaraciones a favor del “95%” positivo del Vaticano II, que “los errores del
concilio son errores de su interpretación”, que “no hay que hacer de los
errores del Vaticano II super herejías”, que “no hay que predicar todos los
domingos contra el Vaticano II”, etc., etc.
-Se amonestó y sancionó a los sacerdotes antiliberales, hasta
expulsarlos ilegítimamente.
-Se prohibió ilegítimamente la presencia de Mons. Williamson en el
Capítulo General del 2012, dominado por acuerdistas.
-Se expulsó injustamente a Mons. Williamson, quien se oponía al acuerdo
con Roma. No hubo razones disciplinarias para tal expulsión, como el Padre
Petrucci (Superior del Distrito de Italia, hoy feliz gracias a Francisco) se
encargó de aclarar, sino “en razón
de ciertas de sus posiciones que son incompatibles con la vocación de la
Fraternidad”.
-La Neo-FSSPX cambió su posición en relación a los judíos, no sólo
atemperando toda crítica, sino además expulsando a Mons. Williamson y el Padre
Abramowicz (cuestionadores del dogma judeo-vaticano del “Holocausto”), lo que
motivó la felicitación de Abraham Foxman, jefe de la ADL. Más aún, un Superior
de Distrito llegó a negar el deicidio judío, luego de lo cual fue ascendido (P.
Bouchacourt). Y se sucedieron declaraciones favorables a los judíos por parte
de los jerarcas neo-fraternitarios. Un asesor financiero de Menzingen,
Maximilian Krah, es abiertamente sionista, lo mismo que una revista de la FSSPX
en Alemania.
-Colegios de la FSSPX adoptaron públicamente principios liberales.
-A partir del 2012 en la mayoría de los prioratos los sacerdotes dejaron
de predicar contra el Vaticano II. Y esto no porque hubiera una orden formal en
tal sentido, sino porque una vez que se acobardó el Superior General, se
contagió la cobardía y por obediencia a tal ejemplo de diplomacia, los
sacerdotes terminaron silenciándose a sí mismos.
-La FSSPX condenó de inmediato –antes aún que Roma, y sin tener arte ni
parte en el asunto- la consagración episcopal de Monseñor Faure.
-Se han sucedido continuas reuniones con obispos liberales romanos, éstos
incluso han dado charlas a los seminaristas de la Neo-FSSPX. Los contactos con
las congregaciones Ecclesia Dei se
han intensificado.
-Ante el escandaloso Francisco, se han aminorado y suavizado más aún las
críticas, haciendo recaer las mismas sobre sus colaboradores, como si el Papa
fuera ajeno y prescindente a la destrucción sistemática que se está operando en
la estructura oficial de la Iglesia.
Como vemos, la Neo-FSSPX no ha dejado de contentar a Roma cuando ha
podido. Con este último gesto de Francisco, con este regalo del enemigo, la
Neo-FSSPX vuelve a bajar la cabeza, pues agradece con mucha “felicidad” el que
Francisco “paternalmente” determine que sean válidas y lícitas las confesiones
con sacerdotes de la Fraternidad, que ésta consideraba que ya lo eran y por lo
tanto no necesitaban de ningún “indulto”. Otra astuta jugada de Francisco (“sus
confesiones son válidas y lícitas porque yo lo digo”) y otra rastrera muestra
de sumisa tolerancia con la confusión por parte de la Neo-FSSPX. Ésta
además ha desaprovechado una gran oportunidad (la atención mediática dada a
esta medida) para hacer la corrección fraterna a Francisco que urge la caridad.
Pero esto ya no es posible en una congregación que ha hecho de la diplomacia y
la búsqueda egocéntrica de su propio beneficio su política oficial.
La fe de Francisco.
Pero también el blog fellecista cita para justificar su aceptación de un
reconocimiento por parte de los modernistas, al Concilio Vaticano I:
“Así pues, reafirmemos como lo dice el Concilio
Vaticano I ("Pastor Aeternus"): "Por ello enseñamos y declaramos
que la Iglesia Romana, por disposición del Señor, posee el principado de
potestad ordinaria sobre todas las otras, y que esta potestad de
jurisdicción del Romano Pontífice, que es verdaderamente episcopal, es
inmediata. A ella están obligados, los pastores y los fieles, de
cualquier rito y dignidad, tanto singular como colectivamente, por deber de
subordinación jerárquica y verdadera obediencia, y esto no sólo en materia de
fe y costumbres, sino también en lo que concierne a la disciplina y régimen de
la Iglesia difundida por todo el orbe; de modo que, guardada la unidad con
el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la
Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor[16]. Esta es
la doctrina de la verdad católica, de la cual nadie puede apartarse de ella sin
menoscabo de su fe y su salvación"
Resaltemos especialmente esto: “de
modo que, guardada la unidad con el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la
Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor”. Ahora
preguntamos nosotros a los neo-fraternitarios o acuerdistas: ¿La iglesia conciliar surgida del Vaticano
II tiene la fe católica? ¿Tenían la misma fe Monseñor Lefebvre y los papas
conciliares? ¿Tiene Francisco la fe católica? ¿En serio? ¿El cardenal que se
arrodilló ante un payaso protestante para ser “bendecido”? ¿El que no cree en
la transubstanciación, por eso nunca se arrodilla en la consagración en la
Misa? ¿El que envía su bendición a una “familia” lesbiana? ¿Son el ecumenismo y
la libertad religiosa católicos? ¿El Novus Ordo expresa la fe católica? ¿La
Iglesia que celebrará la reforma protestante, tiene la fe católica? ¿La FSSPX y
Francisco, tienen la misma fe?
Veamos lo que decía Mons. Lefebvre:
“¿La obediencia? ¡Ah no, que no nos hablen de obediencia!
“Queremos obedecer, por supuesto. Nosotros
somos los más obedientes a la Iglesia y a todo lo que la Iglesia siempre
enseñó, lo que siempre quiso, pero no a los hombres que trabajan para la
destrucción de la Iglesia en el interior mismo de Ella. El enemigo
está en el interior de la Iglesia. El papa Pío X lo anunció, la Salette lo
anunció, Fátima lo anunció. Todo ha sido anunciado de manera pública. Se sabía
que el enemigo iba a introducirse en el interior de la Iglesia. Pues bien, ya
está allí, ya está allí”.
(De una conferencia de junio de 1978).
“Nosotros hemos sido llamados por Dios a mantener la Fe católica y a
librar un combate extraordinario. Roguemos a Dios ser realmente dignos de haber
sido elegidos por El para esta cruzada excepcional. Prometámosle nuestra
fidelidad incondicional a la Fe.
“Con seguridad, el gobierno de la
Iglesia ha sido, asimismo, establecido para la defensa de la Fe y normalmente
debemos serle sumisos para ayudarle a mantener, difundir y continuar la Fe
católica. Pero si ese gobierno falta a su deber, si abandona su función y se
vuelve en contra de la Fe ¿qué debemos hacer? ¿Permanecer adictos al gobierno o
adictos a la Fe? ¿Prevalece el gobierno o la Fe? Nos hallamos ante un dilema y
nos vemos en la obligación de optar. Ahora bien, el gobierno ha sido
establecido para la Fe y no la Fe para el gobierno, puesto que la Fe es
Jesucristo mismo. Por tanto debemos adherirnos a Jesucristo antes que al
gobierno mismo de la Iglesia, establecido por Jesucristo mismo, pero no para
que se convierta en su enemigo, no para destruirle, no para entregar las almas
a los ídolos, a los falsos dioses, a los demonios”.
(Ecóne, sermón de Jueves Santo, 27 de marzo de 1986).
Pero el acuerdista, ya dejando en el olvido al fundador de su
congregación, es capaz de decir: “Francisco quiere reconocer a la FSSPX. Si
hace eso es porque tiene la fe católica, es porque quiere defender la fe”. Sin
embargo, la adopción de una medida que puede parecer o ser ortodoxa, a la vez
que se toman otras medidas revolucionarias e incluso favorecedoras de la
herejía sólo está mostrando a un liberal, a un modernista que, como ocurrió en
los documentos del Vaticano II, coloca un párrafo ortodoxo en una página para
hacer pasar mejor un documento que en sustancia es heterodoxo o heretizante
(bueno ¡habrá que buscar muy pero muy bien en Francisco para encontrar la
ortodoxia!). Así, el mismo día que tendió la mano “amiga” a la Neo-FSSPX,
recibió paternalmente al obispo
francés Jacques Gaillot, conocido como el “obispo rojo”, quien fuera en su
momento destituido, defensor del homosexualismo, el divorcio y el matrimonio de
los sacerdotes. Y ese mismo día también, el paterno
Francisco nombró al herético arzobispo Piero Marini, que busca reconocer las
uniones homosexuales, y es feroz enemigo de la Tradición, como Presidente
de la Comisión Especial para la Liturgia en la Congregación para las Iglesias
Orientales. ¿Puede decirse después de esto que Francisco está actuando para
bien de la Iglesia?
La
fe de Francisco.
Quizás nada haga entender tan bien la traición actual de la Neo-FSSPX como
el siguiente texto, una Carta del Superior General, todos los Superiores de Distritos, de Seminarios y de Casas Autónomas de la
FSSPX, al cardenal Gantin, el 6 de
julio de 1988:
“… nosotros
jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia
Conciliar y se define por el Novus Ordo Missae, el ecumenismo indiferentista, y
la laicización de toda la sociedad. Sí, nosotros no formamos parte, nullam
partem habemus, del panteón de las religiones de Asís; nuestra propia
excomunión por un decreto de Vuestra Eminencia o de otro discasterio no sería
más que la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que el ser declarados ex
communione, fuera de la comunión, del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia
desde hace veinticinco años, excluidos de la comunión impía con los infieles.
Creemos en el Único Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu
Santo, y seremos siempre fieles a su Única Esposa, la Iglesia, UNA, SANTA,
CATÓLICA, APOSTÓLICA y ROMANA.
“El
ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos
católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para
nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles.
Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los
cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva,
pentecostal, y sincretista.
“Unidos a esos fieles, hacemos nuestras
las palabras del Profeta: (1 Reyes, 7/3) "Praeparate corda vestra Domino
et servite illi Soli: et liberabit vos de manibus inimicorum vestrorum
Convertimini ad Eum in toto corde vestro, et auferte deos alienos de medio
vestri. " "Dirigid vuestros corazones hacia el Señor y servid a El
Solo: y El os librará de las manos de vuestros enemigos. Convertíos a El de
todo corazón y quitad de en medio vuestro a los dioses ajenos.”
Hoy, que los que ocupan la Iglesia Romana son aún más destructivos que
entonces (la sodomía, por decir solo una cosa, se ha extendido diabólicamente
hasta dentro de los mismos templos), hoy que más claro queda el camino que
lleva la iglesia conciliar hacia la religión sincretista del Nuevo Orden
Mundial, el Superior General y sus asistentes, los Superiores de Distritos, Seminarios
y demás, piden, reclaman, anhelan el ser integrados a esa “iglesia falsificada,
evolutiva, pentecostal y sincretista”, a la cual ellos mismos, siguiendo a Monseñor Lefebvre, se negaron a pertenecer,
por el simple hecho de tener la fe católica de siempre, incompatible con la
herejía modernista. Esto, ¿es o no traición?
La fe de Francisco.