lunes, 7 de septiembre de 2015

FRANCISCO, EL PAPA TRADI


El Papa afecto a la Tradición, en funciones (a la izquierda de la foto, vestido de blanco).


Aquellos que han abandonado no ya la trinchera, sino incluso el campo de batalla y la misma guerra, para disponerse, branding de por medio, a dialogar, pactar y negociar prebendas con el enemigo, recaen, una y otra vez, en la práctica bien liberal de la generosidad hacia los enemigos de la Iglesia, a la vez que prodigan calumnias a los defensores de la fe íntegra. Tales caídas y rendiciones de los neo-fraternitarios no pueden alegrarnos en absoluto (lo sentimos por ellos), pero pueden ser aprovechadas para exponer un mal que está muy extendido y que debemos advertir. El liberalismo avanza en las filas de la Tradición, y muchos se dedican a mirar para otro lado, para no sentir el vértigo de la caída. Desde cierto blog fellecista se nos quiere correr, a propósito de un artículo nuestro, mentando a Santo Tomás, y enredando las cosas para intentar hacernos creer que sería bueno, provechoso y apetecible un reconocimiento oficial de los modernistas romanos para la FSSPX. Claro, se deja de lado esta categorización de modernistas, pues nadie lo ha declarado “oficialmente”. Les falta el sello en la solapa. Veamos un párrafo de tal articulillo (el subrayado es nuestro): 

“Está claro: que se lo merezcan (ser excomulgados) no es igual a que efectivamente haya que tenerlos por excomulgados. Es todo el problema con el sedevacantismo, al que al parecer tiende el compendio de errores, el de querer juzgar por sí mismos quiénes son herejes por decisión propia y más aún al Pontífice cuando "Prima sedes a nemine judicatur".

Si uno sabe fehacientemente que un pastel está envenenado, no va a comerlo simplemente porque nadie le ha proporcionado el certificado del Instituto Bromatológico o el Ministerio de Salud Pública que así se lo indique. Sería un imbécil si lo hiciera. Pero, quizás lo que aquí ocurra sea que el pastel llamado “iglesia conciliar” con todo lo que trae dentro (Ecumenismo, Libertad religiosa, Novus Ordo, exaltación de los judíos, y la mar en coche) resulte para la Neo-Fraternidad un tanto apetitoso, porque han de creer que se les dará una porción completamente inmune al veneno del Vaticano II. Quizás el pastel haya sido saneado por los últimos papas ejemplares y restauradores como Benedicto XVI y Francisco, de tal forma que sólo quede un 5% contaminado. A lo mejor es lo que pasó y no nos hemos dado cuenta.

En fin. Sobre la acusación de querer “juzgar por sí mismos”, no hay respuesta más simple que remitirnos a lo que hasta hace unos años atrás enseñaba y predicaba la misma FSSPX, por ejemplo (subrayados nuestros):

“¿Cómo podemos juzgar al Papa? No juzgamos su culpabilidad en la destrucción de la Iglesia, más devastadora ahora que en cualquier pontificado anterior (con la probable excepción de Pablo VI. Nota: escrito durante el pontificado de Juan Pablo II); sólo Dios puede juzgarle. Tampoco nos compete juzgarle jurídicamente, pues el Papa no tiene superior sobre la tierra, ni declarar incuestionablemente nulos todos sus actos. Pero debemos juzgarle como nos dijo nuestro Salvador: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7, 15-16). No podemos cooperar ciegamente en la destrucción de la Iglesia tolerando la aplicación de una nueva religión, o no haciendo todo lo que podamos para defender nuestra Fe católica. Sin duda Mons. Lefebvre fue un modelo de ello”.
(Seminario de la Santa Cruz, FSSPX, Australia, 1998).

Quizás el meollo de la cuestión sea el estribillo repetido por los acuerdistas en sus monsergas de que Francisco concede algo a la FSSPX sin pedirle nada a cambio. Sin exigir ninguna contraprestación. Sin condiciones. Solamente por su gran generosidad y afecto hacia la Tradición de la Iglesia o, como dice algún otro, para mantenerse en el poder confundiendo a los que lo rodean con medidas desconcertantes. Por esto el acuerdista es capaz de preguntar cosas como “el que un grupo de sacerdotes íntegramente católico sea reconocido como tal por la autoridad ¿es una orden contraria a las buenas costumbres? ¿se opone a la justicia y al bien común? ¿hay en ello peligro próximo para la Fe? ¿agrede a las almas o trata de destruir a la Iglesia? ¿es pecado?”, haciendo la vista gorda acerca de quién es el Pontífice que ofrece tal “reconocimiento” y en qué circunstancias y contexto se ha de dar el mismo, desligando sus actos de todo aquello como si se tratase de un Papa desconocido, recién bajado de un plato volador que tuvo una dulce y amable ocurrencia, siendo en realidad que tal “reconocimiento” se viene trabajando y preparando desde hace muchísimos años, y un “paternal gesto” de Francisco en ese sentido, sólo sería el acto final que consumaría una obra maestra: la destrucción de la FSSPX, viejo anhelo de los más recalcitrantes herejes modernistas que están en Roma.




La fe de Francisco.



Por eso decimos que afirmar que Roma no pide nada a cambio a la FSSPX es una apariencia y solamente eso. Y esto por dos razones. Primero, porque una FSSPX tolerada en Roma deberá ser una FSSPX tolerante con Roma. Es obvio que si alguien me invita a su casa, yo debo respetar las normas de esa casa, y no querer imponerle al dueño de la misma ningún cambio en su forma de vida, en sus costumbres, en la disposición de sus muebles o en sus horarios. Hay una elemental reciprocidad que no será violentada. La FSSPX será tolerada, pero deberá tolerar el modernismo destructor de Roma. Es lo que el obispo de Galarreta expresó alguna vez diciendo que “no es realista” esperar una conversión de Roma, sino que Roma siendo como es (es decir, hereje) acepte a la FSSPX como es. Lo realista en este caso es esperar que la FSSPX deje totalmente de lado (como ya lo ha venido haciendo progresivamente) su intransigencia doctrinal a causa de los favores recibidos. La tolerancia, esa virtud tan proclamada por los masones, hará que no haya choque de intereses. Cada uno en lo suyo, y punto. El asunto es qué es la FSSPX que Roma está deseosa de tolerar. Y por qué. Y esto se relaciona con lo que sigue.


En segundo lugar, pensemos ¿qué ha hecho la Neo-FSSPX para merecer la “misericordia” del hereje Francisco? Pues la Neo-FSSPX ha estado haciendo concesiones a la Roma modernista desde hace muchos años, y Roma ha estado tomando nota de tales “gestos”. A saber:

-Aceptación del “levantamiento de excomuniones” que no existían. Es decir, simular estar de acuerdo con Roma, en que recibían un gesto “paterno” del Papa para “limpiarse de una mancha” con el fin de posicionarse mejor ante la opinión pública y el Vaticano. Como eufemismo se habló de “apostolado” para al fin terminar tolerando una mentira.

-Aceptación del motu proprio Summorum Pontificum que establece la convivencia o tolerancia entre dos ritos de la Misa, uno ordinario (el Novus Ordo) y otro extraordinario (Misa de S. Pío V). Hoy hay sacerdotes de la Neo-FSSPX que hablan del “rito extraordinario”.

-Por presiones romanas se expulsó a Mons. Williamson (que erróneamente aceptó las dos anteriores medidas, aunque a Dios gracias después su situación ha variado) del Seminario de La Reja. Había que contentar al lobby judío.

-Se continuaron los contactos con Roma pese a haberse informado de la absoluta falta de acuerdo en materia doctrinal tras la serie de “conversaciones doctrinales” mantenidas por teólogos de ambas partes.

-Se cambió la posición oficial de la FSSPX en relación a Roma en base a un “optimismo” infundado (cfr. Cor Unum de marzo 2012). Ahora había allí muchos “amigos”. Ya no era necesario el regreso o conversión de Roma a la Tradición, como lo había dejado establecido Mons. Lefebvre, para buscar un acuerdo canónico.

-Se aceptó por pedido de Roma redactar una declaración doctrinal ambigua, confusa y concesiva, “diplomática”, aunque no alcanzó. Benedicto XVI no tenía la astucia política de Francisco y además todavía había resistencias internas en la Fraternidad. “En el contexto actual –declaró Mons. Fellay- no puede pasar”.

-Se aflojaron las críticas a las herejías difundidas por Roma y al Vaticano II. Las publicaciones y sitios web de la FSSPX se tornaron inocuos. Se contrató una empresa de branding publicitario y la FSSPX pasó a ser una marca comercial como FOX o PEPSI COLA.

-Se adoptó un lenguaje ambiguo y diplomático en relación a Roma. Declaraciones a favor del “95%” positivo del Vaticano II, que “los errores del concilio son errores de su interpretación”, que “no hay que hacer de los errores del Vaticano II super herejías”, que “no hay que predicar todos los domingos contra el Vaticano II”, etc., etc.

-Se amonestó y sancionó a los sacerdotes antiliberales, hasta expulsarlos ilegítimamente.

-Se prohibió ilegítimamente la presencia de Mons. Williamson en el Capítulo General del 2012, dominado por acuerdistas.

-Se expulsó injustamente a Mons. Williamson, quien se oponía al acuerdo con Roma. No hubo razones disciplinarias para tal expulsión, como el Padre Petrucci (Superior del Distrito de Italia, hoy feliz gracias a Francisco) se encargó de aclarar, sino “en razón de ciertas de sus posiciones que son incompatibles con la vocación de la Fraternidad”.

-La Neo-FSSPX cambió su posición en relación a los judíos, no sólo atemperando toda crítica, sino además expulsando a Mons. Williamson y el Padre Abramowicz (cuestionadores del dogma judeo-vaticano del “Holocausto”), lo que motivó la felicitación de Abraham Foxman, jefe de la ADL. Más aún, un Superior de Distrito llegó a negar el deicidio judío, luego de lo cual fue ascendido (P. Bouchacourt). Y se sucedieron declaraciones favorables a los judíos por parte de los jerarcas neo-fraternitarios. Un asesor financiero de Menzingen, Maximilian Krah, es abiertamente sionista, lo mismo que una revista de la FSSPX en Alemania.


-Colegios de la FSSPX adoptaron públicamente principios liberales.

-A partir del 2012 en la mayoría de los prioratos los sacerdotes dejaron de predicar contra el Vaticano II. Y esto no porque hubiera una orden formal en tal sentido, sino porque una vez que se acobardó el Superior General, se contagió la cobardía y por obediencia a tal ejemplo de diplomacia, los sacerdotes terminaron silenciándose a sí mismos.

-La FSSPX condenó de inmediato –antes aún que Roma, y sin tener arte ni parte en el asunto- la consagración episcopal de Monseñor Faure.

-Se han sucedido continuas reuniones con obispos liberales romanos, éstos incluso han dado charlas a los seminaristas de la Neo-FSSPX. Los contactos con las congregaciones Ecclesia Dei se han intensificado.

-Ante el escandaloso Francisco, se han aminorado y suavizado más aún las críticas, haciendo recaer las mismas sobre sus colaboradores, como si el Papa fuera ajeno y prescindente a la destrucción sistemática que se está operando en la estructura oficial de la Iglesia.

Como vemos, la Neo-FSSPX no ha dejado de contentar a Roma cuando ha podido. Con este último gesto de Francisco, con este regalo del enemigo, la Neo-FSSPX vuelve a bajar la cabeza, pues agradece con mucha “felicidad” el que Francisco “paternalmente” determine que sean válidas y lícitas las confesiones con sacerdotes de la Fraternidad, que ésta consideraba que ya lo eran y por lo tanto no necesitaban de ningún “indulto”. Otra astuta jugada de Francisco (“sus confesiones son válidas y lícitas porque yo lo digo”) y otra rastrera muestra de sumisa tolerancia con la confusión por parte de la Neo-FSSPX. Ésta además ha desaprovechado una gran oportunidad (la atención mediática dada a esta medida) para hacer la corrección fraterna a Francisco que urge la caridad. Pero esto ya no es posible en una congregación que ha hecho de la diplomacia y la búsqueda egocéntrica de su propio beneficio su política oficial.


La fe de Francisco.


Pero también el blog fellecista cita para justificar su aceptación de un reconocimiento por parte de los modernistas, al Concilio Vaticano I:

“Así pues, reafirmemos como lo dice el Concilio Vaticano I ("Pastor Aeternus"):  "Por ello enseñamos y declaramos que la Iglesia Romana, por disposición del Señor, posee el principado de potestad ordinaria sobre todas las otras, y que esta potestad de jurisdicción del Romano Pontífice, que es verdaderamente episcopal, es inmediata. A ella están obligados, los pastores y los fieles, de cualquier rito y dignidad, tanto singular como colectivamente, por deber de subordinación jerárquica y verdadera obediencia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres, sino también en lo que concierne a la disciplina y régimen de la Iglesia difundida por todo el orbe; de modo que, guardada la unidad con el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor[16]. Esta es la doctrina de la verdad católica, de la cual nadie puede apartarse de ella sin menoscabo de su fe y su salvación"

Resaltemos especialmente esto: “de modo que, guardada la unidad con el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor”. Ahora preguntamos nosotros a los neo-fraternitarios o acuerdistas: ¿La iglesia conciliar surgida del Vaticano II tiene la fe católica? ¿Tenían la misma fe Monseñor Lefebvre y los papas conciliares? ¿Tiene Francisco la fe católica? ¿En serio? ¿El cardenal que se arrodilló ante un payaso protestante para ser “bendecido”? ¿El que no cree en la transubstanciación, por eso nunca se arrodilla en la consagración en la Misa? ¿El que envía su bendición a una “familia” lesbiana? ¿Son el ecumenismo y la libertad religiosa católicos? ¿El Novus Ordo expresa la fe católica? ¿La Iglesia que celebrará la reforma protestante, tiene la fe católica? ¿La FSSPX y Francisco, tienen la misma fe?

Veamos lo que decía Mons. Lefebvre:

“¿La obediencia? ¡Ah no, que no nos hablen de obediencia!
“Queremos obedecer, por supuesto. Nosotros somos los más obedientes a la Iglesia y a todo lo que la Iglesia siempre enseñó, lo que siempre quiso, pero no a los hombres que trabajan para la destrucción de la Iglesia en el interior mismo de EllaEl enemigo está en el interior de la Iglesia. El papa Pío X lo anunció, la Salette lo anunció, Fátima lo anunció. Todo ha sido anunciado de manera pública. Se sabía que el enemigo iba a introducirse en el interior de la Iglesia. Pues bien, ya está allí, ya está allí”.
(De una conferencia de junio de 1978).

“Nosotros hemos sido llamados por Dios a mantener la Fe católica y a librar un combate extraordinario. Roguemos a Dios ser realmente dignos de haber sido elegidos por El para esta cruzada excepcional. Prometámosle nuestra fidelidad incondicional a la Fe.
“Con seguridad, el gobierno de la Iglesia ha sido, asimismo, establecido para la defensa de la Fe y normalmente debemos serle sumisos para ayudarle a mantener, difundir y continuar la Fe católica. Pero si ese gobierno falta a su deber, si abandona su función y se vuelve en contra de la Fe ¿qué debemos hacer? ¿Permanecer adictos al gobierno o adictos a la Fe? ¿Prevalece el gobierno o la Fe? Nos hallamos ante un dilema y nos vemos en la obligación de optar. Ahora bien, el gobierno ha sido establecido para la Fe y no la Fe para el gobierno, puesto que la Fe es Jesucristo mismo. Por tanto debemos adherirnos a Jesucristo antes que al gobierno mismo de la Iglesia, establecido por Jesucristo mismo, pero no para que se convier­ta en su enemigo, no para destruirle, no para entregar las almas a los ídolos, a los falsos dioses, a los demonios”.
(Ecóne, sermón de Jueves Santo, 27 de marzo de 1986).

Pero el acuerdista, ya dejando en el olvido al fundador de su congregación, es capaz de decir: “Francisco quiere reconocer a la FSSPX. Si hace eso es porque tiene la fe católica, es porque quiere defender la fe”. Sin embargo, la adopción de una medida que puede parecer o ser ortodoxa, a la vez que se toman otras medidas revolucionarias e incluso favorecedoras de la herejía sólo está mostrando a un liberal, a un modernista que, como ocurrió en los documentos del Vaticano II, coloca un párrafo ortodoxo en una página para hacer pasar mejor un documento que en sustancia es heterodoxo o heretizante (bueno ¡habrá que buscar muy pero muy bien en Francisco para encontrar la ortodoxia!). Así, el mismo día que tendió la mano “amiga” a la Neo-FSSPX, recibió paternalmente al obispo francés Jacques Gaillot, conocido como el “obispo rojo”, quien fuera en su momento destituido, defensor del homosexualismo, el divorcio y el matrimonio de los sacerdotes. Y ese mismo día también, el paterno Francisco nombró al herético arzobispo Piero Marini, que busca reconocer las uniones homosexuales, y es feroz enemigo de la Tradición, como Presidente de la Comisión Especial para la Liturgia en la Congregación para las Iglesias Orientales. ¿Puede decirse después de esto que Francisco está actuando para bien de la Iglesia?


La fe de Francisco.


Quizás nada haga entender tan bien la traición actual de la Neo-FSSPX como el siguiente texto, una Carta del Superior General, todos los Superiores de Distritos, de Seminarios y de Casas Autónomas de la FSSPX, al cardenal Gantin, el 6 de julio de 1988:

“… nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missae, el ecumenismo indiferentista, y la laicización de toda la sociedad. Sí, nosotros no formamos parte, nullam partem habemus, del panteón de las religiones de Asís; nuestra propia excomunión por un decreto de Vuestra Eminencia o de otro discasterio no sería más que la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que el ser declarados ex communione, fuera de la comunión, del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años, excluidos de la comunión impía con los infieles. Creemos en el Único Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo, y seremos siempre fieles a su Única Esposa, la Iglesia, UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA y ROMANA.

“El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal, y sincretista.

“Unidos a esos fieles, hacemos nuestras las palabras del Profeta: (1 Reyes, 7/3) "Praeparate corda vestra Domino et servite illi Soli: et liberabit vos de manibus inimicorum vestrorum Convertimini ad Eum in toto corde vestro, et auferte deos alienos de medio vestri. " "Dirigid vuestros corazones hacia el Señor y servid a El Solo: y El os librará de las manos de vuestros enemigos. Convertíos a El de todo corazón y quitad de en medio vuestro a los dioses ajenos.”

Hoy, que los que ocupan la Iglesia Romana son aún más destructivos que entonces (la sodomía, por decir solo una cosa, se ha extendido diabólicamente hasta dentro de los mismos templos), hoy que más claro queda el camino que lleva la iglesia conciliar hacia la religión sincretista del Nuevo Orden Mundial, el Superior General y sus asistentes, los Superiores de Distritos, Seminarios y demás, piden, reclaman, anhelan el ser integrados a esa “iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal y sincretista”, a la cual ellos mismos, siguiendo a  Monseñor Lefebvre, se negaron a pertenecer, por el simple hecho de tener la fe católica de siempre, incompatible con la herejía modernista. Esto, ¿es o no traición?

  
La fe de Francisco.