Monseñor Williamson piensa y habla con la verdad. Por esto es el digno heredero de Monseñor Lefebvre. Algunos dicen que Monseñor Lefebvre no avanzó como Monseñor Williamson en materias políticas e históricas “delicadas”… habiendo sido así un modelo de combatiente de la Fe.
Nuestro cofrade pone los péndulos a la hora…
Tanto Monseñor Lefebvre como Monseñor Williamson han conocido la persecución mediática. A uno le dieron el sobrenombre de “ el Obispo de hierro” o “el obispo rebelde” y al otro “el obispo dinosaurio” o “el obispo negacionista”. Gracias a Dios, hasta éste día nos hemos ahorrado la imagen mediática de Monseñor Fellay “el hombre del diálogo” (Dixit el periódico La Croix: “el que creció bajo la sombra de Ecône, condujo desde el 2000 a la FSSPX al diálogo con Roma”)
Monseñor Lefebvre y Monseñor Williamson por igual han conocido la persecución jurídica.
Sin embargo, algunos cofrades están persuadidos de que el caso de Monseñor Lefebvre y el de Monseñor Williamson no son comparables. Monseñor Lefebvre tuvo siempre respeto a la autoridad en la sociedad, el jamás hubiera hablado del superior como lo ha hecho Monseñor Williamson en su comentarios Eleison titulado los Gálatas de hoy en día. Además, Monseñor Lefebvre, incluso sin ser amigo de los judíos, tuvo la prudencia de no hablar públicamente ni de ser focalizado por los “judaizantes de Roma”. En breve, Monseñor Lefebvre no predicó más que la fe y no fue perseguido más que por ella.
Este discurso, ¿está fundado en la realidad?
1er punto : la actitud de Monseñor Lefebvre frente a la autoridad.
Primero hay que recordar el contexto del comentario Eleison (CCLVII) de Monseñor Williamson. Menzingen quería un imposible acuerdo puramente práctico sin un acuerdo doctrinal previo, esto en contra de la voluntad del Capítulo del 2006. En palabras del padre Pflugger el 13 de junio, “ el acuerdo” debía ser firmado, al menos en el espíritu de Menzingen.
“¡Oh insensatos Católicos de la Tradición! […]¿Eres tan tonto que después de haber experimentado los frutos de la tradición, ahora quieras renunciar a ella, poniéndote a ti mismo de nuevo bajo las autoridades conciliares? […]
Pero si nosotros o un Ángel del cielo tratara de convenceros de que el Concilio no es tan malo, ¡expulsadlo de entre vosotros y no lo escuchéis! […] ¿Crees que yo iba a ser tan perseguido si yo predicara para el mundo? ¡El que está corrompiendo a la tradición tiene el cuchillo para algo más que la circuncisión! (V, 7-12)
“Aquellos que quieran que la FSSPX pase por el Concilio Vaticano II simplemente están tratando de evitar ser perseguidos por la cruz de Cristo. Ellos quieren que usted sea del mundo, manteniendo sólo las apariencias de la tradición. Ellos quieren regresar a casa de los judaizantes en Roma, pero Dios no permita que yo quiera otra cosa más que la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. (VI, 12-16). “ (Los Gálatas de Hoy)
Monseñor Williamson da a entender que se necesita “ expulsar” y “no escuchar” a aquellos que dan a entender que “el Concilio no era tan malo”. Pero es un hecho que muchos discursos ambiguos de Monseñor Fellay van en este sentido. En cuanto al “cuchillo” para “los que corrompen la Tradición…” a que hace referencia a Gal. V, 7-12, puede traducirse así: “Ah! Que mejor se hagan mutilar completamente los que os perturban!” San Pablo habla de los que querían judaizar.
La cuestión es entonces la siguiente : Monseñor Lefebvre ¿dio a entender tal cosa, a saber : « expulsar » y « no escuchar » a los que daban a entender que « el Concilio no era tan malo » ?
La respuesta es simple: no solamente no lo sugirió sino que lo afirmó sorprendiéndose del hecho que nadie pensó por si mismo. Se trata de “ esos monjes y monjas que entraron a Barroux o con los Benedictinos para huir de la influencia nefasta de la Iglesia conciliar, la Iglesia modernista”. Este es el pasaje:
“Ellos han expresamente elegido Barroux para permanecer en la Tradición, para conservar la fe de siempre. Y ahora, se les pone bajo la autoridad de la Iglesia conciliar. Estamos verdaderamente estupefactos de pensar que, a pesar de las constataciones que deben hacer y que tan bien lo saben… no…se quedan. Ellos no toman la iniciativa de irse a fundar otro monasterio, o de pedirle a Dom Gerard su dimisión para ser remplazado…no, nada … obedecen. […] Es lamentable ver con qué facilidad un monasterio que está en la Tradición se somete a la autoridad conciliar y modernista. Y todo el mundo se queda. Es una lástima y es verdaderamente triste constatarlo… […] Esta transferencia de autoridad es muy grave, es excesivamente grave. No es suficiente decir: no hemos cambiado nada en la práctica… Esta transferencia es muy grave porque la intención de estas autoridades es destruir la Tradición. Esto es lo que dijo el Cardenal Ratzinger muy claramente en una entrevista con el periódico de Frankfort”.
En cuanto al respecto a la autoridad en el orden político, he aquí una anécdota reportada por Monseñor Tissier de Mallerais :
« En aquella época, quince generales y oficiales superiores, autores del golpe de estado del 22 de abril de 1961 en Argelia, fueron encarcelados en la prisión de Tulle. Monseñor Lefebvre quiso visitarlos personalmente e hizo el pedimento a los ministerios de Justicia y del Interior. Desgraciadamente […] el gobierno rechazó todo encuentro entre los oficiales detenidos y el arzobispo que solicitaba tal visita. “Debería estar feliz, escribirá Monseñor Lefebvre, pero tres ministros me han negado la visita a estos héroes que veo en prisión desde el obispado”.
Tanto en lo religioso como en lo político, todo comentario es superfluo.
2do punto : Monseñor Lefebvre fue perseguido por la fe y no por sus ideas personales.
Algunos piensan que Monseñor Williamson ha sido imprudente confiando ante la televisión “ sueca” su juicio personal sobre la llamada “Shoah”:
“Creo que la evidencia histórica va fuerte y considerablemente en contra de seis millones de judíos asesinados deliberadamente en las cámaras de gas en el marco de una política deliberada de Adolfo Hitler”.
La cuestión es la siguiente: ¿Monseñor Lefebvre cayó en la trampa de la propaganda mediática dando opiniones personales que no tuvieran que ver con la fe directamente y que no derivan de su cargo episcopal?
¡La respuesta es irrefutablemente « sí » ! Fue a la televisión « francesa » :
« Son sus mujeres, sus hijas que serán secuestradas en las áreas reservadas como las de Casablanca y en otros lugares ; y ustedes no podrán ir a buscarlas porque habrán hecho medinas y mezquitas de tal suerte que ni siquiera la policía osará poner los pies en esos lugares. ¿Qué será de Francia en ese momento ? » [¿Qué hacer ?, pregunta el periodista] : « Que se queden en su lugar de origen. Si todos los años hay quinientos mil musulmanes mas en Francia, usted verá lo que harán con las mezquitas. Cuando un jefe diga: Maten a los cristianos… Cuando matan un cristiano ellos salvan su alma y salvan el alma de los que matan. ¿Por qué privarse ? » (Hotel Crillon, 14 de noviembre de 1989)
Monseñor Lefebvre, por lo tanto, se permitió decir públicamente su opinión sobre asuntos políticamente incorrectos pero cuyas consecuencias sociales eran importantes a sus ojos. ¿Qué superiores o priores se avergonzaron de recibirlo después de sus declaraciones? ¿Quiénes se negaron a recibirlo por una conferencia o una ceremonia? ¿Quiénes argumentaron que Monseñor había sobrepasado su rol? ¿Cuáles son los que pensaron que Monseñor Lefebvre era perseguido por sus ideas personales, o que había perjudicado la imagen de la Fraternidad en el mundo y que como consecuencia, por el bien común, deberíamos olvidarlo…?
Ni uno, ni uno, ni uno!
Cuando Monseñor Lefebvre fue ignominiosamente condenado por « difamación pública hacia un grupo de personas en razón de su pertenencia a una religión », de hecho por haber dicho verdades molestas sobre los musulmanes, el Superior General no lo metió en un clóset como un apestado, no dijo que la inmigración y la violencia de los musulmanes no eran verdades del Credo o que la Fraternidad no tenía ninguna competencia en ese dominio. Tampoco dijo que Monseñor Lefebvre era « de hecho infame » y que en razón de su « loca imprudencia », él « había perjudicado a la Fraternidad »… y que sería bueno que se haga olvidar un tiempo, lejos de la Francia multicolor, en uno de nuestros prioratos de Chicago o de Londres.
Ningún miembro de la Fraternidad se hubiera permitido llorar con los lobos ni aprobar la puesta en silencio de un obispo católico para agradar al Príncipe de este mundo y a los amos del momento, esperando así, vanamente, un reconocimiento social. Ninguno hubiera querido desviarse de la verdad por hipotéticas facilidades en el apostolado. Ninguno hubiera querido, en nombre de la verdad de las declaraciones de Monseñor Lefebvre y en nombre del honor, someterse a los alaridos de la prensa.
¿Algunos pensarían que los dos hechos no son comparables?
En efecto, Monseñor Lefebvre perdió el juicio mientras que Monseñor Williamson ganó la batalla jurídica. También es cierto que Monseñor Williamson no habló de los musulmanes y que los musulmanes no son los amos de los medios, de las finanzas y de la política mundial. También es cierto que la ley favorece más a la religión de la “Shoah” que a la del Islam. También es cierto que los musulmanes no han conseguido, bajo pena de prisión o de multa, imponer al difunto occidente cristiano la creencia de sus mitos y propaganda como verdad histórica.
Monseñor Lefebvre habló de los musulmanes.
Pero ¿acaso nunca abordó la cuestión judía bajo el turbio pretexto de que “ nuestro papel es el de predicar la doctrina de Cristo Rey” y que la cuestión judía es una “cuestión explosiva”?
Leemos en la vida de nuestro Fundador escrita por Monseñor Tissier de Mallerais que “Colaborando a la redacción del Compendio de la doctrina social del padre Marziac, (Monseñor Lefebvre) propuso algunas líneas suplementarias al capítulo consagrado al “misterio de Israel”. Estas son los objetivos mundialistas de los Judíos se realizan en nuestra época, desde la fundación de la masonería y de la Revolución que decapitó a la Iglesia e instauró la democracia socialista mundial”.
“Israel, habiendo rechazado al verdadero Mesías, se abocará a otro mesianismo, temporal y terrestre: la dominación del mundo por el dinero, por la masonería, por la Revolución, por la democracia socialista. No debemos olvidar sin embargo que son los Judíos, discípulos del verdadero Mesías, los que fundaron la verdadera Israel, Reino espiritual, preparando el Reinado celestial.
Además, estamos obligados a constatar que la Roma conciliar, judaizada a estas alturas, no solamente está obsesionada con la “santa Shoah” sino que también la hizo una verdad necesaria para la salvación. Para el Padre Lombardi: “Quien niega la Shoah, ignora el misterio de Dios en la Cruz de Cristo” (Roma, viernes 30 de enero del 2009 en Zenit). En cuanto a Benedicto XVI: “La Shoah, crimen contra Dios y contra la humanidad” no puede ser objeto de ninguna “negación o minimización”, eso sería “intolerable y totalmente inaceptable” (12 de febrero del 2009). Monseñor Lefebvre dijo con razón que los liberales y modernistas “nos traicionan. Le dan la mano a los que demuelen la Iglesia…”
En 1974, Monseñor Lefebvre nos leyó un extracto del libro de Albert Memmi « Retrato de un judío", publicado en 1962 :
« ¿Se dan cuenta los cristianos de lo que el nombre de Jesús, su Dios, puede significar para un Judío? […] Para todos los judíos, incluso los ateos, el nombre de Jesús es el símbolo de una amenaza, de esta gran amenaza que pesa sobre su cabeza desde hace siglos, […] yo diría que para los judíos, su Dios es el diablo, si el diablo, como ellos lo afirman, es el símbolo, el compendio de todo mal sobre la tierra”.
El no haber asistido a esta conferencia espiritual, ¿les da el derecho de hablar de los judíos como de nuestros “hermanos mayores en la fe”, de separar la FSSPX de Monseñor Williamson y de llamar a un financiero, Maximiliano Krah, convertido oficialmente, cierto, pero abiertamente ligado a una multitud de asociaciones sionista y a oficinas judías o judaizantes? ¿Hasta dónde llegarán en la negación, la hipocresía y las tonterías?
En 1976, la Iglesia conciliar trató de hacer callar a Monseñor Lefebvre, de 71 años, golpeándolo con una “suspens a divinis”. Nosotros supimos diferenciar entre el católico, amigo de la cruz y enemigo del mundo, y el felón que abusa de su poder haciéndole el juego a los enemigos de Cristo, de su Iglesia y de su Tradición. En el 2012, se trató de callar a Monseñor Williamson, de 72 años, excluyéndolo del Capítulo general contra todo derecho. Nosotros todavía sabremos hacer el mismo discernimiento.
Oremos para que en estos « tiempos malos” sepamos imitar la fuerza y la libertad de los primeros cristianos que no fueron “discípulos de Jesús en secreto por miedo a los Judíos” (Jn. 19, 38) en contraste con la multitud que “no se expresaba libremente por miedo de los judíos (Jn. 7, 13).
Un antiguo.