NOTA SYLLABUS:
La Fraternidad San Pío X no deja de hablar de sí
misma, mirarse a sí misma, pensar en sí misma y recomendarse a sí misma. No
otra cosa es el artículo publicitario que acaba de lanzar el P. Bouchacourt,
Superior del distrito de Francia. En un texto muy breve, de apenas 9 párrafos y
788 palabras, menciona 15 veces a la Fraternidad San Pío X (curiosamente como
hace la iglesia conciliar, que nombra una y otra vez a Francisco, olvidándose de
Cristo). Coloca una cita conveniente de Mons. Lefebvre de 1980, muy anterior a
las consagraciones episcopales, a sus durísimos epítetos contra los
“anticristos” de la jerarquía romana y a sus definitivas ordenanzas contra todo
tipo de acuerdo. Para el P. Bouchacourt el principal problema de la crisis
actual se reduce a un “espíritu del concilio”. Sería bueno que releyera algunas
palabras de Mons. Tissier de Mallerais (hoy en el ostracismo, relegado,
guardado, quizás autocensurado, inoperante ante la cruzada de los liberales por
llegar a un acuerdo con Roma). En su artículo “¿Hay una iglesia conciliar?”,
publicado en Le Sel de la terre n°
85, verano 2013, Mons. Tissier desmentía a los que querían hacer creer que la
Iglesia conciliar se reducía a un “espíritu”, basándose en una declaración
circunstancial de Mons. Lefebvre. Y contrariamente a la aceptación de un acuerdo
“tal como somos”, decía simplemente: “¡Bienaventurados
aquellos que no son parte de esta “comunión de profanos”, que son
providencialmente excluidos o son amenazados de ser excluidos! (…) ¡La vocación
de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, desde su erección por la Iglesia católica
en 1970 y el decreto de alabanza que la ha honrado en 1971, no ha sido jamás de
recibir las bendiciones y reconocimientos de esta Iglesia conciliar!”. Hoy
en los seminarios de la Neo-FSSPX se enseña otra eclesiología, ya no se habla
más ni se hace la distinción entre Iglesia católica e iglesia conciliar. El P.
Bouchacourt dice que serán reconocidos por Roma (es decir, recibirán su
prelatura de parte de sus superiores modernistas) “con el juramento antimodernista
en las manos”. ¡Como si eso le importara a Francisco! “No digas: “Mi corazón es casto” si tus ojos no lo son”, dice la
regla de San Agustín. Podríamos decirle al P. Bouchacourt: “No digas que tienes
el juramento antimodernista en las manos, si no lo tienes, en la mente y en el
corazón, si no actúas de acuerdo a él y colaboras con un modernista, el más
escandaloso destructor de todos ellos. No presumas, Neo-Fraternidad, no digas
“Mi doctrina es casta”, si tu conducta no lo es, y miras con ojos codiciosos
hacia Roma, la Roma que corrompe, traiciona y apostata de la fe católica.
EN ESTE ARTÍCULO, EL P.
BOUCHACOURT, SUPERIOR DE DISTRITO DE FRANCIA, SE EXPLAYA ACERCA DE LA IDEA QUE
ALGUNA VEZ TUVO MONS. LEFEBVRE, EN CUANTO A QUE LA FSSPX PODRÍA SER
REGULARIZADA POR ROMA CON TAL QUE SE RESPETARA PLENAMENTE SU IDENTIDAD, IDEA
SINTETIZADA EN ESTA FRASE CLICHÉ: "TAL COMO SOMOS".
EL P. BOUCHACOURT
CALLA, SIN EMBARGO, ESTA VERDAD ESENCIAL: MONS. LEFEBVRE ABANDONÓ
ENTERAMENTE ESA IDEA ILUSORIA DESDE EL RETIRO DE SU FIRMA DEL PROTOCOLO DE 1988,
PORQUE ES IMPOSIBLE QUE UNA CONGREGACIÓN ESTÉ SOMETIDA A UN PARA
LIBERAL Y MODERNISTA Y PUEDA SEGUIR SIENDO ANTILIBERAL Y ANTIMODERNISTA.
POR LO DEMÁS, LA FSSPX ES OTRA DESDE EL AÑO 2012, PUES PARA CUALQUIERA QUE TENGA OJOS PARA VER, ES CLARO QUE, AL MENOS DESDE ESE AÑO, LAS AUTORIDADES DE LA FRATERNIDAD INTENTAN ALCANZAR UN ACUERDO PRÁCTICO (NECESARIAMENTE TRAIDOR, ENTONCES) CON LA ROMA APÓSTATA. LA CONGREGACIÓN ES OTRA, DECAE PERMANENTEMENTE, SE HACE CADA VEZ MÁS DÉBIL ANTE LOS ENEMIGOS INTERNOS DE LA IGLESIA, SE ENCUENTRA EN PLENO PROCESO DE CORRUPCIÓN.
POR LO DEMÁS, LA FSSPX ES OTRA DESDE EL AÑO 2012, PUES PARA CUALQUIERA QUE TENGA OJOS PARA VER, ES CLARO QUE, AL MENOS DESDE ESE AÑO, LAS AUTORIDADES DE LA FRATERNIDAD INTENTAN ALCANZAR UN ACUERDO PRÁCTICO (NECESARIAMENTE TRAIDOR, ENTONCES) CON LA ROMA APÓSTATA. LA CONGREGACIÓN ES OTRA, DECAE PERMANENTEMENTE, SE HACE CADA VEZ MÁS DÉBIL ANTE LOS ENEMIGOS INTERNOS DE LA IGLESIA, SE ENCUENTRA EN PLENO PROCESO DE CORRUPCIÓN.
EL RECIENTE ACUERDO
ENTRE LA FSSPX Y ROMA EN RELACIÓN CON LOS MATRIMONIOS, ES UNA PRUEBA
IRREFUTABLE DE LA DERIVA LIBERAL DE LA FSSPX, SIN HABLAR DEL ENSORDECEDOR
SILENCIO DE MONS. FELLAY ACERCA DEL PAPA BERGOGLIO, SILENCIO CÓMPLICE
INTERRUMPIDO, ESO SÍ, LAS NO POCAS VECES EN LAS QUE EL SUPERIOR GENERAL HA
ELOGIADO Y AGRADECIDO A ESTE DEMOLEDOR DE LA FE Y DE LA IGLESIA, A ESTE
ANTICRISTO, AL PONTÍFICE MÁS ESCANDALOSO DE TODA LA HISTORIA.
FUENTE
FUENTE
Tal como somos
En sus
relaciones con la Sede apostólica, Mons. Marcel Lefebvre, para afirmar que se
debía considerar a la FSSPX según su identidad propia, dijo: “Roma debe
tomarnos tal como somos…” (cf. por ejemplo, el sermón del 27 de junio de 1980).
Yo quisiera aclarar esta expresión.
La
FSSPX fue fundada en 1970 según las reglas del derecho canónico, con los fines
y medios conforme al espíritu de la Iglesia, como lo atestiguan la aprobación
del obispo de Friburgo y los diversos documentos romanos que alabaron sus
estatutos. Todos sus actos subsecuentes, hasta la “supresión” ilegal de 1975,
fueron realizados respetando el derecho canónico.
Recordemos
ahora la característica de la FSSPX: “La finalidad de la Fraternidad es el
sacerdocio y todo lo que se le relaciona y sólo lo que concierne a éste”. Esto
es lo que la distingue, por ejemplo, de los jesuitas o de los oratorianos.
Mons. Lefebvre saca de ello una conclusión: “La Fraternidad es esencialmente
apostólica, porque el sacrificio de la misa lo es también”. De allí se derivan
las obras a las cuales se entrega la FSSPX: “Todas las obras de formación
sacerdotal”, “ayudar a la santificación de los sacerdotes”, “ayudar a los
sacerdotes de edad avanzada, enfermos”, pero también “las escuelas
verdaderamente cristianas (…), es de éstas que saldrán las vocaciones”, y
también “el ministerio parroquial”.
En su
enseñanza, la FSSPX no quiere más que predicar las verdades inmutables de la
fe, ser el eco de los papas, de los concilios, de los Padres de la Iglesia:
porque de ninguna manera se trata de dar a conocer, bajo la revelación del
Espíritu Santo, una nueva doctrina, sino “conservar santamente y exponer
fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir el depósito de
la fe” (cf. Pastor Æternus, cap. 4). En la liturgia, la FSSPX sólo
quiere cantar la gloria de Dios y procurar la santidad de las almas per
Dominum nostrum Iesum Christum. En la vida espiritual, la FSSPX no desea
más que ayudar a los bautizados a progresar en el conocimiento y el amor del
Dios Trino.
Cuando
promovemos un bien, nos oponemos al mal contrario. Pues la fe católica, la
liturgia católica, la vida católica están amenazadas hoy en día, especialmente
en razón de la crisis que sacude a la Iglesia y la sociedad. Por lo tanto no es
sorprendente que la FSSPX combata lo que pone en peligro la salvación de las
almas.
La
FSSPX, porque está unida a la fe católica, se levanta contra los ataques que
amenazan esta fe. Sus sacerdotes, por amor de la verdad, tienen la obligación
de denunciar los errores que arruinan la integridad de la fe, y especialmente
aquellos que, hoy, corroen la Iglesia, como la falsa libertad religiosa, el
falso ecumenismo, el pretendido diálogo interreligioso, lo que llamamos “el
espíritu del Concilio”. Se trata no solamente de denunciar los errores en sí,
sino también de conservar la “plena libertad de corregir, reprender, incluso
públicamente, a los fautores de errores o novedades del modernismo”, como lo
afirmó el capítulo general de 2012.
La
FSSPX, porque está unida a la liturgia católica, celebra exclusivamente la
liturgia que ha sido transmitida por la Tradición de la Iglesia, y rechaza, sin
ambages y definitivamente, la nueva liturgia, esta misa conciliar de espíritu
protestante, que ya no transmite con certeza la gracia de Cristo.
La
FSSPX, porque está unida a las tradiciones espirituales de la Iglesia, a la
forma de vida cristiana que siempre ha practicado la Iglesia, rechaza las
derivas, especialmente la alteración del matrimonio, el cuestionamiento del
celibato sacerdotal, el liberalismo de la moral, el abandono de la oración y de
los sacramentos. Este espíritu combativo contra los errores, incluso si no es
más que una consecuencia de una unión incondicional a la verdad católica,
incluso si no se produce más que después de la primera y esencial preocupación
de transmitir la gracia de Cristo a las almas, forma parte integrante de la
identidad perenne de la FSSPX. Ella no abandonará jamás esta lucha contra el
error, acompañamiento indispensable del amor de la verdad.
Sabemos
que un día, por la gracia de Dios, la FSSPX reencontrará en la Iglesia su justa
situación canónica, pero será “tal como ella es”, es decir tal como
fue fundada en la Iglesia y por la Iglesia en 1970, y tal como ella no ha
dejado de estar en la Iglesia y para la Iglesia: amando la verdad, y por lo
tanto combatiendo los errores contrarios. Como lo proclamó Mons. Lefebvre en
este mismo sermón del 27 de junio de 1980, nosotros reencontraremos esta
situación canónica de la cual fuimos injustamente privados, pero esto será “con
todo lo que nosotros somos, todo lo que pensamos, todo lo que creemos, todo lo
que hacemos”, en resumen, “con el juramento antimodernista en las manos”.