De la conferencia de Mons. Marcel Lefebvre
durante el retiro sacerdotal en Econe, el 14 de septiembre de 1987 (La
Resistencia Católica Nº 13, IX, Lima, Perú, 1989):
“Lo que interesa a todos
ustedes es conocer mis impresiones después de la entrevista con el cardenal
Ratzinger el 14 de julio último. Lamentablemente debo decir que Roma ha perdido
la fe, Roma está en la apostasía. Estas no son palabras en el aire. Es la
verdad: Roma está en la apostasía. Uno no puede tener ya confianza con esa
gente que abandona a la Iglesia. Esto es seguro.
No es fácil trazar rápidamente
el cuadro de toda una situación. Pero, en pocas palabras, le he dicho al
cardenal: ‘Vea eminencia: aun si usted nos acuerda un obispo, aun si usted nos
consiente una cierta autonomía en relación a los obispos, aun si usted nos
acuerda el uso de la liturgia de 1962 y el continuar con nuestros seminarios y
con la Fraternidad, como lo estamos haciendo ahora, nosotros no podemos
colaborar. Es imposible.
‘Para nosotros, Nuestro Señor
Jesucristo es toda nuestra vida. La Iglesia es Nuestro Señor Jesucristo. Es su
esposa mística. El sacerdote es otro Cristo y su misa es el sacrificio y el
triunfo de Jesucristo por la cruz.
‘En Econe y en nuestros otros
seminarios aprendemos a amar a Cristo, a tender todos nuestros esfuerzos hacia
el Reino de Nuestro Señor. Esto es lo que nosotros somos.
‘Ustedes hacen lo contrario.
Usted acaba de decirme que la sociedad no debe ni puede ser cristiana, que está
contra su naturaleza. Usted ha querido demostrarme que Nuestro Señor no debe ni
puede reinar en las sociedades. Ha querido probarme que la conciencia humana es
libre en relación a Nuestro Señor Jesucristo. Que hay que dejar en libertad a
los hombres y, según su expresión, un espacio autónomo social. ¡Esto es la
descristianización! Nosotros no podemos comprendernos. No estamos con la
descristianización. Es todo’.
Esto es, en resumen, lo que le
dije al cardenal. Y nos vemos obligados a comprobar que no podemos seguirlo.
Porque esto es apostasía. Ellos ya no creen en la Divinidad de N.S.J.C. Nuestra
concepción del reino de N.S.J.C. va contra la libertad religiosa y contra el
ecumenismo. Si la sociedad es cristiana, si N.S.J.C. reina sobre ella ¿cómo
vamos a poder estar bien con los judíos, protestantes, musulmanes, budistas? No
se podrá continuar con el ecumenismo. Dar la libertad a la persona humana en
esto es al mismo tiempo descristianizarla. Ella no es libre, ya que la persona
debe creer. Si no, está condenada. Es Nuestro Señor Jesucristo quien lo ha
dicho. ¿Es cierto o no es cierto?
‘La libertad de conciencia, el
espacio social autónomo’ son sus grandes palabras. ¿Espacio social autónomo
para todos los sentimientos religiosos y las ideas religiosas que el hombre
pueda concebir en su conciencia? ‘Si el orden público no es perturbado los
hombres son libres, la sociedad no tiene nada que ver’. Esto es lo que el
cardenal Ratzinger me ha dicho el 14 de julio. Quiso probarme que el Estado no
debería tener religión, y esto por su misma naturaleza.
‘Pero, eminencia, -le he dicho-
hay quince siglos de Iglesia que se inscriben en contra de lo que usted dice.
¡Un período anormal que dura quince siglos! Nosotros nos aferramos al
Evangelio. Porque es fácil decir: Esto es absolutamente falso; sin más; como si
San Pablo no hubiera dicho “opportet illum regnare” ¡es necesario que El reine!
‘En estas condiciones ¿cómo
querrían ustedes que pudiéramos entendernos con personas que razonan de esa
forma?’
El cardenal Oddi me ha
telefoneado diciéndome: ‘Espero que usted aceptará la proposición de la Santa
Sede’. Me insistió mucho: ‘Acepte, acepte, hay que aceptar’. Ustedes lo
conocen…él se expresa en forma clara. Es el mismo que me decía: ‘Pero,
monseñor, firme, firme…Después usted hará lo que quiera’. Entonces, con un
cardenal como éste ¿qué podemos esperar?
Pienso que estas personas que
hoy ocupan Roma son Anticristos. He dicho Anticristos como lo describe San Juan
en su Primera Carta: “Ya el Anticristo hace estragos en nuestro tiempo”. El
Anticristo, los Anticristos; ellos lo son, es absolutamente cierto. Yo le dije
al cardenal Ratzinger: ‘Nosotros estamos en todo por Cristo y ellos están
contra Cristo. ¿Cómo quiere que podamos entendernos?’.
Recibí una carta de Mons. Mamie.
Es muy caritativo, tiene buen corazón. Me ha escrito: ‘Monseñor: yo le renuevo
la súplica que ya le hice hace diez años. Deje entonces todas sus obras en
manos del Santo Padre. Esté también seguro que pienso en usted. Tendrá una
villa a su disposición. Usted no tendrá apremios materiales hasta el fin de sus
días…’ Fíjense, voy a abandonarlos a ustedes mañana y me voy. ¡Hasta el fin de
mis días yo seré mantenido por Mons. Mamie!
En otros tiempos, cuando iba a
Roma teníamos discusiones con personas honestas que querían el reino de Nuestro
Señor, personas que trabajaban para la salvación de las almas. Ahora ellos no
trabajan sino para la gloria humana de la Iglesia en el mundo. Esta reunión de
todas las religiones, de todas las ideologías: el comunismo, los francmasones,
los judíos…En estos días el Papa irá a encontrarse nuevamente con los judíos de
New York. Esto es una gloria puramente humana, abominable, porque mezclar la
Verdad con el error, la Virtud con el vicio, los enemigos de Nuestro Señor
junto a los amigos del Señor. ¡Esto es una abominación! El Papa practica una
pastoral que lleva a los pueblos hacia la apostasía, eso es claro y
absolutamente cierto. Uno no puede imaginarse el mal que ha hecho Asís en las
almas. Muchos no creen ya en la unicidad de la Religión. Ellos creen que todo
el mundo puede salvarse por su religión, y esto por culpa del Papa. Se ha
perdido en Roma la noción de la Verdad y de la Verdadera Religión.
Entonces es necesario rezar
para que la Iglesia reencuentre su Tradición. No pedimos otra cosa para la
gloria de Dios.
Contemos con Nuestra Señora de
Fátima”.