sábado, 20 de febrero de 2016

REBAJARSE



“El eclesiástico no debe rebajarse nunca hasta el payaso o el cómico, o hasta convertirse en el bufón de una sociedad; la franca alegría que brota de él debe ser otra cosa muy distinta. Más bien se sonreirá que no se reirá, y no aplicará solamente a otros, sino también a sí mismo, estas palabras de Sirach (XIX, 27): “El vestido del cuerpo, y la risa de los dientes, y el andar del hombre revelan lo que hay en él”.

(José Sellmair, El Sacerdote en el mundo, 1939).