Los ataques a Mons. Williamson se
basan en sus escritos y en sus palabras. Examinemos algunos escritos. Sus
críticos más tenaces alegan que es preciso ver el conjunto y concluir la
heterodoxia de Mons. Williamson. Si yo fuese a comentar cada acusación, una por
una, esto tomaría un tiempo del cual no dispongo. Examino aquí apenas una idea
de Mons. Williamson.
Él dice en el Eleison 437 que las
“ovejas” dominadas por el mundanismo moderno perdieron, como castigo, el
verdadero rito de la Misa, pero no siempre perdieron la misa válida, y
esto “en recompensa a su deseo de la misa”.
¿Se debe concluir, de ahí, que la
Misa Nueva es buena? No, en modo alguno. ¿Mas se debe concluir que Mons.
Williamson dice que la Misa Nueva es buena? No, en modo alguno. ¿Pero entonces
no se debe concluir que hay algo de bueno en la Nueva Misa? Sí: Nuestro Señor
presente en la hostia consagrada y la renovación incruenta del sacrificio del
Calvario cuando ella es válida. ¿Mas esto no es absurdo? En modo alguno.
¿Pero hablando de eso no se está induciendo a los fieles a que asistan a
la Misa Nueva? No. ¿Mas diciendo que algunos, por deseo de la misa, no fueron
privados de una misa válida, no se está diciendo un absurdo? No, tampoco. Personas
como Gustavo Corção y casi todos los miembros de “Permanencia” en Brasil y de
“Cité Catholique” en Francia asistían a la Misa Nueva a inicios de los años 70,
y la mayor parte de los miembros de la Resistencia en Brasil hicieron lo mismo
antes de que conocieran la Tradición. Podemos pensar que, entre muchas
personas, algunos habían hecho comuniones bien hechas y habían sacado provecho
de estas comuniones en caso de que hubieran asistido a misas válidas aunque
fuesen en el Novus Ordo. Mons. Lefebvre y Mons. Antonio [Castro Mayer] nunca
negaron esta posibilidad. Pienso que Gustavo Corção, mis padres y hermanos, la
familia Fleischman y tantas otras recibieron alguna gracia de estas comuniones.
Mas esto es una herejía, dirán algunos, o, al menos, un cambio de discurso. No
creo. Esto es un aspecto de la confusión en la cual vivimos. Esto sí: “Han
disminuido las verdades entre los hijos de los hombres", dice el Salmo
(11,2).
Felices los que recibieron la
gracia de comprender el problema de la misa. Corção comprendió su malignidad
desde el inicio, pero que no debía asistir a ella, sólo lo comprendió
después. Le llevó cerca de cuatro años tomar la decisión de no ir más a esa
misa. Y sólo la tomó después que Jean Madiran vino de Francia para hablarle del
asunto, por lo que recuerdo haber oído. ¿Era Corção un hereje? No. ¿Un mal
católico? No, tampoco. ¿Sacó él algún fruto de sus comuniones diarias (él iba a
Misa todos los días) en la Nueva Misa? Creo que sí. ¿Era una recompensa por su
deseo de tener una misa válida a la cual asistir? Es difícil responder. Tal vez.
Mas él entendió que no debía ir pues este rito conduce a la herejía y se da mal
ejemplo yendo a la Misa Nueva. Entonces él no fue más. En Río de Janeiro acabó
teniendo la Misa de Siempre, la codificada por San Pío V.
¿Qué concluir de eso? Yo concluyo
que no hay por qué lanzar a Mons. Williamson (y a Corção igualmente) a la
hoguera. Ni uno ni otro son herejes. Uno demoró en entender que no debía ir a
la Misa Nueva y el otro trató de dar una explicación para este hecho. Tanto el
uno como el otro me parecen igualmente católicos e igualmente anti liberales,
pues ambos condenaron la Misa Nueva y defendieron la Misa de Siempre.
Hno. Tomás de Aquino, OSB