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Las apariciones de Fátima son la clave
para entender toda la historia de nuestra era
Ahora pasamos a la segunda consideración
importante: las apariciones de Fátima son la clave para entender todos los
eventos del siglo 20 y todo lo que vivimos hasta hoy, sea en la esfera
religiosa o política. Para estar realmente convencidos de esto, solo se
necesita leer la autorizada obra del Hno. Michel de la Santísima Trinidad La
Verdad Completa sobre Fátima[v].
Los problemas, las convulsiones y la decadencia sin
precedentes de nuestro tiempo son las consecuencias directas del hecho de que
los hombres de Iglesia no han querido cumplir con la petición de Nuestra Señora
de Fátima:
Vendré a pedir la Consagración de Rusia a mi
Inmaculado Corazón y los Cinco Primeros Sábados en reparación de los pecados, dijo Nuestra Señora el 13 de julio de 1917. Si atendieran Mis
peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no esparcirá sus errores por el
mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia.
La Revolución de Octubre de 1917 que se realizó
inmediatamente después del pedido de Nuestra Señora de Fátima, no fue un
simple golpe de estado para lograr un cambio de régimen. El
objetivo de la Revolución fue especialmente “extender por todo el mundo las
instituciones y los valores del ateísmo[vi]” y la inmoralidad que sería su secuela[vii].
Esta Revolución ocurrió precisamente
durante la enorme conflagración de 1914-1918, que fue la primera Gran Guerra
teniendo el objetivo de preparar el gobierno mundial. Esto es lo que constituye
los errores de Rusia: la creación de una sociedad atea sin Nuestro
Señor Jesucristo. Es el asalto supremo en contra del Reinado Social de Nuestro
Señor. Y debemos admitir que estos errores se han extendido a todo el
mundo. Ninguna nación ha sido preservada.
El único obstáculo efectivo para este plan era la
Iglesia. Para proteger a la Iglesia y al mundo de este complot, la Virgen María
pidió al Papa Pio XI en 1929, por medio de la hermana Lucía, consagrar Rusia a
su Inmaculado Corazón. El Papa no creyó que este asunto valiera la pena. (…)
años después Nuestro Señor se quejó con Sor Lucía:
Participa a Mis ministros que, en vista de que
siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi
petición, también lo han de seguir en la aflicción[viii].
Fue efectivamente durante esos años que Moscú creó
una organización para infiltrar seminarios y noviciados con
agentes que tenían falsas vocaciones. Estos agentes lograron más tarde
posiciones influyentes y trabajaron gradualmente para efectuar una nueva
orientación en la Iglesia. Esto ha sido probado por un buen número de
documentos (hemos dado referencias en un artículo acerca de Fátima[ix] en nuestra revista Le Sel de la Terre). Habiendo
ignorado el papa la protección que el Cielo ofrecía, la Iglesia se convirtió en
el juguete de sus enemigos.
Durante el concilio Vaticano II, Moscú dobló el
presupuesto asignado a la organización Pax, que fue uno de los
principales agentes de la infiltración comunista en la Iglesia[x]. Entre otras cosas, este grupo contribuyó a los ataques dirigidos a la
Curia durante el concilio[xi].
Por lo tanto no debemos sorprendernos que dos
documentos principales pasaron en el concilio, y no sin oposición, estos
fueron:
-El documento de la Libertad Religiosa[xii], que aprueba la secularización de los
Estados, es decir, ellos se convirtieron en Estados ateos, impidiendo el
Reinado Social de Nuestro Señor y prohibiendo la constitución de naciones
oficialmente Católicas;
-y el documento Nostra Aetate[xiii] que, junto con el decreto sobre el
Ecumenismo[xiv], llevó a lo que vemos hoy: hombres de
Iglesia que abandonan las actividades misioneras para trabajar hacia la unión
de todas las religiones para servir al gobierno mundial ateo y anti-Cristiano.
El pasado 1° de Octubre, en una entrevista con el editor en jefe del
periódico Repubblica en Italia, una entrevista que hizo
enormes olas, el Papa Francisco declaró: “El proselitismo [es decir, la
actividad misionera] es una solemne tontería”. Pero este Ecumenismo, que
rechaza la conversión de los no-Católicos, lleva al indiferentismo religioso, y
éste lleva a la apostasía y al ateísmo. Es lo que vemos ahora en todo el mundo.
Sí, los errores de Rusia han penetrado dentro de la
Iglesia.
Los medios elegidos por Dios para corregir la presente situación.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Y ¿podemos
hacer algo, siendo nosotros tan pocos?
Necesitamos comprender que solo Dios puede corregir
la situación ahora. Ya no hay solución alguna en el nivel humano. Pero
eso no significa que no podamos hacer nada Dios siempre quiere la cooperación
de Sus creaturas, pero la cooperación debe ser en conformidad con Su
plan.
Las Dos Batallas.
Hace algunos años un eminente pensador Católico
resumió muy bien la situación cuando dijo que hay dos batallas que debemos
pelear al mismo tiempo:
1) Debemos pelear para preservar nuestras últimas
posiciones. Es obvio que debemos por encima de todo mantener nuestras capillas,
nuestros monasterios, nuestras escuelas, nuestras publicaciones, nuestras
asociaciones[xv] y, generalmente hablando, debemos aferrarnos a nuestra esperanza de
salvación y a la ortodoxia de nuestra Doctrina. Esta es la batalla
inferior. Es una batalla defensiva, una batalla en donde mantenemos lo
propio contra el enemigo.
2) Pero es en un nivel superior que estas
incontables batallas por nuestra propia conservación, una batalla de la mayor
importancia ha empezado y cuyo objetivo es la transferencia de poder[xvi]. “Reinaré a pesar de Mis
enemigos”, dijo el Sagrado Corazón a Santa Margarita María en 1689[xvii]; una promesa que fue renovada en los siglos XIX y XX a más místicos,
particularmente a Madame Royer en Francia. […] Debemos estar seguros que hoy
Nuestro Señor está trabajando misteriosamente, como Él siempre lo hace, hacia
la destrucción de la Bestia y hacia la restauración de Su propio Reino. Esta
batalla misteriosa que es liderada por Cristo Rey constituye la batalla
superior, y ese es su principal objetivo[xviii].
La Batalla Inferior
Respecto a la batalla inferior, la batalla que
luchan los hombres, el P. Calmel tiene estas palabras esclarecedoras:
Que cada sacerdote, cada laico, cada pequeño
grupo de sacerdotes y laicos que tienen autoridad e influencia sobre el pequeño
resto de la Iglesia y de la Cristiandad, lleguen hasta el límite de sus
posibilidades y poder. […] Que los líderes
de pequeños grupos y sus miembros se conozcan unos a otros y se comuniquen
entre ellos. Que cada uno de estos pequeños grupos protegidos, defendidos,
liderados y guiados en su oración y sus cantos por una verdadera autoridad, se
conviertan en lo posible en bastiones de santidad: esto es
lo que garantizará la continuidad de la verdadera Iglesia y lo que la preparará
eficazmente para su resurgimiento, cuando llegue el día elegido por Dios[xix].
Notemos lo que dice el P. Calmel: nuestros bastiones deben ser bastiones
de santidad.
Lo que es preocupante actualmente no es tanto el avance de las fuerzas
del mal, sino más bien el ablandamiento de los buenos. En realidad, hay un enlace entre estas dos tendencias. Aquellos que
conocieron los heroicos inicios de la Tradición con Mons. Lefebvre se dan
cuenta que actualmente los tradicionalistas se han vuelto bastante
tibios en comparación con aquéllos de esos heroicos días: la manera
descuidada de vestir, uso pecaminoso e imprudente de internet, debilitamiento
de las convicciones entre los jóvenes, los fieles que ya no leen para mantener
su Fe y para oponerse a los errores, poca gente asiste a ejercicios
espirituales, un decaimiento proporcional en las vocaciones, etc.
Si el enfoque principal en esta batalla inferior no
es nuestra santificación, no conservaremos nuestros bastiones. Seremos arrastrados a la apostasía
general. ¡Seamos vigilantes, levantémonos!
La Batalla Superior
Sobre esta batalla de auto-preservación, tenemos la
batalla más alta cuyo objetivo es derrotar completamente a las fuerzas del mal.
Es aquí donde reside la Batalla de Dios. ¿Y dónde quedamos nosotros en esta
batalla?
Sólo hay una simple acción que cada uno debe
realizar: Nuestra Señora se la confió a Sor Lucía de Fátima:
Muchas veces, mientras pasaba horas preciosas en su
compañía, Nuestra Señora insistió que cumplamos nuestros deberes
diarios de acuerdo a nuestro estado de vida y que ofrezcamos este esfuerzo por
la reparación de nuestros pecados y la conversión de los pecadores. Esta es la
condición fundamental que nos permitirá hacer retroceder a las fuerzas del mal
que amenazan con sumergir el mundo actualmente y que dará lugar a la conversión
de Rusia y al período de paz del mundo. Pero ella explicó
también la importancia del Rosario, porque es el medio principal
dado por Nuestra Señora para la santificación de nuestros deberes diarios[xx].
Esta es la manera en que verdadera y eficazmente
podemos participar en la batalla final, que definitivamente aplastará a los
enemigos de la Iglesia. ¡Esto está al alcance de todos y eso es muy alentador!
Conclusión
Concluyamos con las palabras de Mons. Lefebvre que
dio en un sermón en su última Misa Pontifical el 1 de noviembre de 1990 en
Ecône, en ocasión del 20 aniversario de la FSSPX. Este es su testamento:
Estimados amigos, ustedes pueden ver fácilmente la
importancia de su papel. […] Ustedes son un pequeño resto, pero llevan
la antorcha con valentía. […] ¡Ah! ¡Qué hermosa tarea, qué
noble cruzada se presenta frente a ustedes! ¡Dios los ha puesto en un período de la historia de la humanidad
que es emocionante para los jóvenes como ustedes! Así fue en tiempo de los
Macabeos, cuando dejaron la corrupta sociedad judía y ellos también eran pocos.
Judas Macabeo con solo 800 soldados enfrentaron una armada de veinte mil –y los
vencieron. Y así, tengan confianza, queridos amigos, Dios está con ustedes. No
los abandonará como Él no nos abandonó en el curso de los veinte años pasados.
Tampoco los abandonará en el futuro porque es Él mismo lo que Dios quiere. Dios
no quiere desaparecer, Él es Dios, Él quiere seguir siendo Dios no solo en el
Cielo, sino también aquí en la tierra. Es por eso que Él quiere soldados en Su
Ejército.
[v] Francia,
Saint-Parres-lès-Vaudes, CRC, publicado en inglés por: Immaculate Heart
Publications, Box 1028, Buffalo, New York, USA 14205, y 452 Kraft Road, Fort
Erie, Ontario, Canada L2A 4M7; Volumen 1: ciencia y hechos (1989), volumen 2:
El secreto y la Iglesia (1989), volumen 3: el tercer secreto (1990). No
necesariamente podemos respaldar todos los pronunciamientos dados en las obras
de la francesa Contre Réforme Catholique, pero en su conjunto es la
colección más respetable de documentos para los historiadores.
[vi] P. Calmel, O.P., El
Corazón Inmaculado de María y la paz del mundo Itinéraires 38, Dic.
1959, p. 24.
[vii] Debemos volver a leer la
Encíclica Divini Redemptoris del Papa Pio XI sobre el
comunismo ateo, marzo 19 de 1937.
[viii] Las palabras de Nuestro Señor
pueden ser encontradas en una carta de Sor Lucía citada por el P. Alonso y
reproducida por el Hno. Michel de la Santísima Trinidad en La Verdad
Completa sobre Fátima, tomo 2, pág. 546.
[ix] Fátima: Nuestra
Esperanza, Le Sel de la terre 53, verano de 2005, pág. 63. El
artículo, escrito por Dominicus, “¿Juan Pablo II consagró Rusia? Fue publicado
en un folleto por las Ediciones Selunder bajo el título Rusia se
convertirá. Las referencias a la infiltración comunista en la Iglesia
empezando en el reinado del Papa Pio XI pueden ser encontradas en la pág. 13.
[x] Ver
Itinéraires 79, págs. 55-57; vea también L’affaire Pax en France, suplemento
de Itinéraires 86.
[xi] Itinéraires 88, p.
14-18.
[xii] Dignitatis Humanae, Dic.
7, 1965.
[xiii] Declaración sobre las
relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas Oct. 28, 1965.
[xiv] Unitatis Redintegratio,
Nov. 21, 1964.
[xv] Capillas, escuelas, etc.,
fueron fundadas por la Resistencia heroica de Mons. Lefebvre hacia la apostasía
de la iglesia conciliar. Todo esto está en peligro ahora por la política de
Mons. Fellay que busca un acuerdo con la Roma modernista.
[xvi] Aquí se trata de los poderes
ocultos que nos oprimen hoy en día. Dios los reemplazará con el Reino de Cristo
Rey en todas las naciones.
[xvii] Esta promesa de Nuestro Señor
se mantiene sin duda alguna con la que dio Nuestra Señora en Fátima el 13 de
julio de 1917: “Al fin mi Corazón Inmaculado triunfará”.
[xviii] Jean
Vaquié, La Bataille préliminaire, Paris, Action Familiale et
Scolaire (31 rue Rennequin, 75017), p. 1-2. Todo el cuadernillo debe ser leído.
Es suplemento de Reflexiones sobre los enemigos y lamaniobra, del
mismo autor, disponible en DPF (Diffusion de la Pensée Française).
[xix] P. R-Th Calmel
O.P., Brève apologie pour l’Église de toujours, Maule, Difralivre,
1987, p. 50.
[xx] Declaraciones de Sor Lucía de
Fátima y anotadas por el Sr. John Haffert, uno de los principales fundadores de
la Armada Azul, recogidas en 1946 y publicadas en su obra sobre Fátima, Un
apostolado mundial, editado en Francia por Tequi en 1984, pág. 17.