El cajón cerrado (…) fue el último signo de esta incapacidad
de mostrarse vulnerado. Para descubrir al pueblo el rostro muerto, primero hay
que estar convencido de que hay un Divino Rostro que me aguarda, transfigurante
de mis miserias corporales todas. El rigor mortis, públicamente retratado como
preanuncio paradojal de una movilidad aquende el féretro, es propio de quienes
mueren piadosamente. Contrario es el caso de los desesperados. La mors certa,
hora certa sed ignota, los tortura más que el instante súbito que los arranca
definitivamente del tiempo. No saben ni quieren prepararse a bien morir, porque
el activismo exitista que los domina los vuelve incapaces de todo ocio
contemplativo.
(Antonio Caponnetto,
hace diez años, acerca de Néstor Kirchner)
NOTA PREVIA SYLLABUS:
Presentamos
un texto escrito por el Padre Castellani, hace 78 años. Lejos de perder
actualidad y vigor, parece haberlo ido cobrado con los años. El actual bochornoso
carnaval desatado por la muerte (prevista hace tiempo) de un idolatrado ex futbolista
(el más destacado de la historia, cierto), y su utilización política por parte
de los gobernantes populacheros, hacen que esas palabras suenen como escritas
hoy. Los resaltados y comentarios incluidos son
nuestros.
Hábitos
inveterados de los argentinos
Por Leonardo Castellani
Nuestro
compañero de tareas, Ramón Doll ha llamado repetidamente la atención hacia ese
fenómeno argentino que él llama “la manía de los velorios”. Nosotros nos habíamos
olvidado de cuando murió Yrigoyen, pero ahora hemos tenido ocasión de
recordarlo y es realmente sorprendente.
El
entierro del doctor Alvear (q.e.p.d), nos ha dado salida a una explosión de
afectividad dirigida, que salvo el respeto al difunto, rayaba en muchos puntos
con la payasada. [Y PENSAR QUE TODAVÍA NO HABÍAN LLEGADO LOS APOTEÓSICOS,
FARAÓNICOS Y CINEMATOGRÁFICOS VELORIOS DE EVA PERÓN, PERÓN, BONAVENA, SANDRO,
RODRIGO, KIRCHNER Y AHORA MARADONA, MÁS OTROS QUE SEGURO OLVIDAMOS]. De golpe el pobre difunto se ha convertido
en un receptáculo de las más excelsas y raras virtudes (“democráticas”) en
la boca incluso de los que ayer nomás no se hartaban de chistes atroces a costa
suya. En este coro de superaciones
ditirámbicas, nada hubo tan notable como los “solos” de Roosevelt y de
Cordell Hull. El Gobierno se conmueve todo y comunica su temblor a la Iglesia,
se cierran las clases, incluso universitarias, las niñitas de las escuelas ( y
los sacerdotes) son usados como plañideras, llueven coronas de bronce,
manifestaciones altisonantes, ditirambos de una falsía grotesca, oraciones
fúnebres, honores por decreto, gestos figurónicos, acompañados por movimientos
indecisos del pueblo movido de una religiosidad vaga. Pérdida enorme de tiempo.
En todo ello, en insistente retañir de
una nota falsamente religiosa y la intención aprovechadora en pro de la
“democracia”. El sermón de “circunstancias” estuvo a cargo del doctor
Miguel Culiacciatti. (Ministro de interior el Presidente Castillo).
Cuando
enterraron a Yrigoyen, al Doctor Alvear le robaron una cartera con 73 pesos,
así como una cruz de oro al féretro [AHORA, LA MASA ENARDECIDA INVADIÓ
FRENÉTICA LA CASA ROSADA Y EN EL ENVIÓN DERRIBÓ UN BUSTO DEL PROPIO YRIGOYEN].
Uno de los que ayer se llenó la boca con “las virtudes cívicas y raciales de
quien fue uno de los más grandes estadistas de América”, hizo en aquel entonces
un chiste cínico acerca de “cómo los rateros se aprovechan de los cadáveres”
[VALE LA PENA RECORDAR QUE JORGE MARIO BERGOGLIO CONTÓ, SIENDO YA OCUPANTE DE
LA SEDE PETRINA, QUE UNA VEZ LE ROBÓ UN CRUCIFIJO A UN MUERTO EN UN VELORIO;
ESTA PARECE SER UNA COSTUMBRE INVETERADA POR ESTOS LARES; AHORA LOS EMPLEADOS
DE LA FUNERARIA SE TOMARON FOTOS CON EL CUERPO DEL FALLECIDO DIEGO]. De la
parte de esos buitres, que son perfectamente insinceros –como aquel que ayer
nomás sobre el cadáver del paracaidista inmolado en la propaganda política
ensartaba otro discurso de propaganda política-, la actitud es manifiestamente
repugnante y clara. Pero el fenómeno es demasiado complejo para poder
explicarse con esta sola causa, sobre todo de parte del pueblo. Merece que lo
observemos.
Sí: un miembro del gobierno, desamparado de opinión visible, adula a los
radicales, evidentemente… Sí, los politiqueros aprovechan la ocasión de hacerse
la publicidad, en una incontinencia hotentote de oratoria necrológica. Sí, los
tiburones y los zorritos saben que al pueblo hay que distraerlo lo más posible
para que no piense en el triste estado del país y sus problemas. Sí, la Iglesia
curial, reducida por anemia cerebral después del triunfo del Liberalismo a Gran
Ceremoniera de la Democracia, se mueve dócilmente y prodiga bendiciones que no
pueden hacer mal a nadie, y hacen el bien de mantener la religiosidad del
pueblo, al menos en figura. Pero todo eso es poco para explicar por entero esa
especie de masoquismo colectivo, ese
desborde de lloroneo y llanto y ese
sentimentalismo enfermizo llevado al extremo de hacer posible la ingestión de
las mentiras más gruesas envueltas en toneladas de palabrería huera. Fue un espectáculo bastante humillante para
nosotros. Es imposible imaginarse una Nación realmente grande entregada a este
frenético can-cán fúnebre. Buenos Aires tiene poco que hacer y se ha olvidado
de sus grandezas.
Lo que pasa aquí es muy sencillo y
se puede expresar con esta metáfora: el pueblo argentino no tiene Templo y va a
adorar a los cementerios, donde el sepulturero lo espera, llamado Régimen: Los
etnólogos enseñan que el culto de los muertos es la forma de religión más
primitiva y que cuando una religiosidad colectiva retrograda, tiende a las
formas rudimentarias. En las aldeas abandonadas de Catamarca
y La Rioja, donde falta desde Rivadavia iglesias y sacerdotes, se ve que el
cementerio al lado de las taperas lamentables es el lugar más cuidado (el único
cuidado) y que allí se efectúa el necesario rito de la ligazón colectiva, que
hace la sociedad posible. [HOY ESTO HA QUEDADO EN EL OLVIDO, LA MUERTE NO SE QUIERE
ASUMIR Y ES MÁS BIEN EL PASO A UNA CATARSIS COLECTIVA QUE ENARBOLA ÍDOLOS ESTATUARIOS O REPLICA IMÁGENES EN LAS REDES SOCIALES] Una creencia común, que
por trascendental cubra las diferencias contingentes individuales, es el
cemento indispensable de una sociedad; y la creencia de que el hombre no muere
del todo y después de la vida mortal “hay justicia”, es la más rudimentaria,
instintiva e indestructible de todas. Así pues, la masa argentina que cada día
se siente más perdida de la Iglesia, se siente por instinto impelida a
fabricarse sus propias liturgias; a expresar su alma profunda como pueda, aunque
sea en los cementerios. Véase la concurrencia multitudinaria a la Chacarita el
día 2 de noviembre [NUEVAMENTE, ESTO SE HA PERDIDO, SEÑAL DE QUE HASTA ESE
SENTIDO RELIGIOSO HA PERIMIDO, TROCADO POR UNO QUE LOS MASS MEDIA LES PERMITE
ESTIMULAR SIN NECESIDAD DE PASEARSE POR UNA NECRÓPOLIS].
Esta religiosidad desenfocándose es
aprovechable para los sacerdotes del Progreso Indefinido y la Democracia
Redentora. Recordemos que el Liberalismo es una “herejía”, es decir, contiene
un elemento religioso y aspira a suplantar a la Iglesia. Del culto de Dios al
culto de los santos, del culto de los santos al de los héroes, del culto de los
héroes al culto de los muertos, estos son los descensos graduales de una
religiosidad que se afloja, que pierde el foco.
Esta enorme ficción del Pueblo Soberano,
la Libertad y la Democracia, detrás de la cual se mueven larvas oscuras y
siniestras, necesita admiración, necesita héroes, ¡necesita héroes!, y cada día
los tiene menos: los horribles abogados discurseadotes y gesticulantes que
la representan, cada día parecen menos estampa de heroísmo, y más porrudos,
patudos, ladrones, mentirosos y odiosos, -o como en el caso de Alvear,
simplemente prosaicos o ridículos o inexistentes o lelos.[MARADONA ES EL HÉROE
DEL PROGRESISMO IZQUIERDOSO, DEL PERONISMO DEMAGÓGICO, Y DEL QUE HA HECHO DEL
FÚTBOL SU RELIGIÓN]
Entonces
la Democracia inventa este pasapasa: cuando mueren son héroes [POR ESO A
MARADONA LO HAN VELADO EN LA CASA DE GOBIERNO, CON LA BANDERA Y EL HIMNO
NACIONAL ARGENTINOS. EN CAMBIO CUANDO MUERE UN HÉROE DE LA GUERRA DE MALVINAS, NADIE SE ENTERA].
Hay
que ver lo que dijo Mitre de Sarmiento cuando vivía; y lo que dijo arrebatado
de éxtasis al día siguiente de su muerte. ¡Todos los muertos son santos! Aprovechándose
de esa decencia latina de no hablar mal de los muertos, “de mortuis nihil nisi
bonum”, hace delante del pueblo asombrado el truco de la canonización laica,
confiando en que la honradez y delicadeza de los que ven el truco, les impedirá
saltar en mitad de la ceremonia gritando: “¡Este fue un necio un amoral o un
inútil!”, y en todo caso, si alguien osase tanto, lo ahogarían bajo una lluvia
de coronas de flores naturales o coronas de bronce artificiales.
El sentimiento cristiano de la
muerte es diferente de estas vocingleras payasadas que hemos presenciado: hay
que rezar por el finado y hay que dejar a la Iglesia el juicio de sus virtudes;
y si es verdad que no débese hablar mal de ellos, menos se debe hablar bien con
exageración o mentira. Cuando uno piensa que en nuestro país
diarios como El Mundo, La Prensa y La Nación tienen a su cargo el reparto de la
verdad y la distribución del loor, son los impartidores de la honra, que es el
motor social por excelencia; y que lémures y espectros monopolizan esas
esencias (o su falsificación mejor dicho), comprende cómo el organismo nacional
está cariado y cómo esto no puede durar mucho sin el estallido de una crisis
fuerte.
Entretanto,
el entierro del jefe del radicalismo, nos ha servido para ver instintivamente y
radiográficamente otra vez la estampa del régimen liberal que no es entre
nosotros hoy día más que una enorme
vanidad cubriendo una enorme podredumbre.
Escrito en el año 1942, extraído de
"Castellani por Castellani", Ed. Jauja.