El
rosa lo aporta esta vez el distrito Sudamérica.
Tras
la anterior súplica con rosas, Mons. Fellay acaba de emitir esta vez una
declaración sin rosas pero también sin espinas (léase acá: http://www.dici.org/en/documents/declaracion-sobre-la-relacion-final-del-sinodo-de-la-familia-2/)
sobre la Relación final del Sínodo de la familia.
Fiel
a su estilo modoso y conciliador, es en general inobjetable en las verdades
doctrinales que recuerda (con una excepción que veremos debajo). Pero como
siempre en su blandura deja inmune de toda crítica al responsable número uno de
la actual destrucción de la religión católica, que es Francisco. Una cosa es
que podamos rezar con la fórmula non tradat eum in manus inimicorum
ejus, pero otra muy distinta es que no reconozcamos públicamente que
el anticristo Francisco es
el gran enemigo de la Iglesia, y el que hace mejor que nadie la obra del
diablo. Vean esta interesante nota en un sitio web precisamente
neofraternitario: http://panoramacatolico.info/articulo/ipsa-conteret que
demuestra palmariamente la clase de enemigo que tenemos enfrente. Pero incluso
los tradi-conservadores de The Remnant
lo dicen con todas las letras: http://www.adelantelafe.com/el-papa-francisco-esta-a-todos-los-efectos-en-guerra-con-la-iglesia/.
Incluso el mismo Michael Matt dice que “el
tiempo de la diplomacia ya se acabó”…aunque después diga que Mons. Fellay
es “un hombre manifiestamente santo” cuando en realidad lo que vemos es que
Mons. Fellay es “un hombre manifiestamente diplomático”. Y esto cumple decirlo.
Mons. Fellay empieza su
declaración diciendo algo que podría aplicársele perfectamente a él:
“La Relación final de la segunda sesión del Sínodo de la familia,
publicada el 24 de octubre de 2015, lejos de manifestar un consenso de los
padres sinodales, constituye la expresión de un compromiso entre posturas
profundamente divergentes. En ella se puede ver que se recuerdan ciertos
puntos doctrinales sobre el matrimonio y la familia católica, pero también
se notan lamentables ambigüedades y omisiones…”.
Desde
el 2012 a la fecha, a través de la Declaración doctrinal ambigua entregada a
Roma, y de diversas acciones y declaraciones, se ha venido viendo ese
“compromiso entre posturas profundamente divergentes” entre Roma y la Neo-FSSPX,
lo cual refrendó Roma con el reconocimiento a la Neo-FSSPX en Argentina, el
reconocimiento de la validez de sus sacramentos durante el “Año de la
Misericordia”, la adhesión de la Neo-FSSPX a ese “Año de la Misericordia”, etc.
Distrito
de México y una imagen sugestiva.
Otro
párrafo que merece destacarse de esta declaración es el siguiente (marcamos
algo con negritas):
“Cuando la Iglesia docente declara el sentido de estas verdades
contenidas en la Escritura y la Tradición, lo impone con autoridad a los fieles
para que lo crean como revelado por Dios. Es erróneo decir que al Papa y a los
obispos corresponde ratificar lo que les sugiere el sensus fidei o
la experiencia común del Pueblo de Dios”.
“Pueblo
de Dios” es la nueva forma de denominar o definir a la Iglesia, que incluye a
quienes están fuera de la misma, surgida del Vaticano II. El CIC nuevo en su
canon 204 dice que la Iglesia de Dios “subsiste” en la Iglesia católica, pero
no “es”. La denominación amplia que incluye a todos como parte de la Iglesia es
dada en la expresión “Pueblo de Dios” introducida por los progresistas del concilio,
y que ahora Mons. Fellay retoma en su Declaración. Lo cual demuestra el grado
de esa contaminación conciliar en el obispo suizo.
Dice más abajo Mons.
Fellay:
“Nadie
puede conceder a los obispos la facultad de suspender la ley de la indisolubilidad
del matrimonio ad casum sin exponerse a que se vuelva sosa la
doctrina del Evangelio y quede troceada la autoridad de la Iglesia. Pues, en
esta perspectiva errónea, lo que se afirma doctrinalmente podría negarse
pastoralmente, y lo que está prohibido de jure podría estar
autorizado de facto.
Bueno,
nadie puede hacer eso, pero de hecho Francisco
sí lo hizo. ¿Y ahora qué va a hacer Mons. Fellay al respecto? ¿Se lo va a
decir de frente acusándolo claramente, o seguirá con su estrategia de “decir la
verdad pero sin condenar a los agentes del error”, para no herir a nadie? Está
claro que Mons. Fellay mide cada palabra suya, no vaya a ser cosa que peligre
la deseada estampilla. Por eso debe hacer el equilibrio de afirmar la doctrina
tradicional pero sin resultar chocante con los enemigos de la misma. En esa voluntad de no
chocar con Francisco, se ve favorecida la postura conciliadora del mismo Francisco
con la Neo-FSSPX. Con esta declaración todos quedarán contentos y felices.
Francisco porque esto no le hace ni cosquillas. Los neo-fraternitarios
desatentos porque creen que su líder no claudica en absoluto. Pero, ¿quién es
el que sigue avanzando e imponiendo su estrategia en esta guerra? Y si como
vemos que hasta tradi-conservadores admiten que estamos en guerra, ¿a qué
continuar con ese lenguaje timorato y medroso, en vez de adoptar un lenguaje
belicoso y viril? Decía Monseñor Ezequiel Moreno Díaz, aquel gran campeón del
antiliberalismo: "Es un error, y error funesto a la Iglesia y a
las almas, transigir con los enemigos de Jesucristo y andar blandos y
complacientes con ellos. (...) ¿Qué bienes se han conseguido con las blanduras
y coqueteos con los enemigos de Jesucristo? ¿Qué males se han evitado, pequeños
ni grandes, por esos caminos? No se consigue otra cosa con esa conducta que
afianzar el poder de los malos".