por THOMAS MC IAN
Revista Cabildo 2da.
Época N° 65 Junio de 1983.
Monseñor
Oscar Arnulfo ROMERO y GALDAMEZ, n. 1917, obispo de Santiago de María, fue
nombrado arzobispo de San Salvador el 2-2- 77, y el 22 del mismo mes tomó posesión
de su catedral, en la que sería asesinado el lunes 24 de marzo de 1980.
En
1979, el parlamento inglés lo propone para el premio Nobel de la Paz. El 2 de
febrero de 1980 recibe el doctorado honoris causa en la universidad de Lovaina.
Igual doctorado le conferiría la universidad de Georgetown por su “relevante
lucha en favor de los derechos del hombre’.
El
padre Francou describe así su participación en el golpe de octubre de 1979:
“Apoyado
por sus consejeros y amigos, religiosos y universitarios de la universidad
Simón Canas, intervino, ciertamente, de alguna manera, en la formación del
nuevo gobierno y, especialmente, en la PARTICIPACION en él de ELEMENTOS
CRISTIANOS REVOLUCIONARIOS DE IZQUIERDA”.
El
16-8-79 había declarado que “la injusticia social y la opresión en el país es
lo que provoca la violencia”. O sea: la violencia de arriba causa la violencia
de abajo.
El
29-1-80, en una entrevista a France-Presse, justifica la guerrilla en su país:
‘Vivimos
en un período preinsurreccional y la moral de la Iglesia justifica la insurrección
cuando todos los medios pacíficos se agotan”.
Llamaba
“organizaciones populares” a los grupos marxistas. En su homilía del 20-1-80
juzga "positiva” su unión, para “realizar una vasta y poderosa unidad de
las fuerzas revolucionarias y democráticas que harán posible hacer reinar en
nuestra patria la democracia y la justicia social”. (!)
Para
su ideal de bien común, baste esta frase:
‘‘Un
pueblo debe ser el artífice de su propia sociedad: sois vosotros quienes debéis
daros la sociedad que deseáis, democrática, SOCIALISTA O COMUNISTA”.
El
26-3-80, O Estado de Sao Paulo publica la entrevista que concedió tres días
antes de su muerte al periodista José María Mayrink:
•
‘‘La IZQUIERDA NO ES EL ENEMIGO, sino sólo un AMIGO (!) resentido”.
•
‘‘La VIOLENCIA es una especie de operación quirúrgica, para que el enfermo sane
antes. La Iglesia admite la violencia cuando no hay otro camino, pero es
necesario que sea sólo un tránsito”.
En
julio de 1979 alabó la toma del poder del sandinismo en Nicaragua. En sus
últimos tiempos, el canciller sandicomunista Miguel D’Escoto Brockmann
—sacerdote de Maryknoll— le había ofrecido asilo político. Por ello dirá en la
entrevista a Mayrink:
"En
Nicaragua el movimiento violento se traduce hoy en un esfuerzo de paz no
violento. La Iglesia ha estado presente, el pueblo estaba unido y se debe dar
gracias a Somoza por esta unidad pues encarnaba él solo la injusticia. Aquí no
hay un hombre, pero sí un sistema. El motivo de la lucha, sin embargo, es el
mismo: la justicia social”.
El
17-2-80 lee en la catedral su carta el presidente Cárter contra la ayuda militar
de EE.UU. que "reforzaría sin ninguna duda la injusticia y la represión
contra el PUEBLO ORGANIZADO que, numerosas veces, ha luchado para que sean
respetados sus derechos humanos más fundamentales...”.
O
sea: la guerrilla marxista es el “pueblo organizado”, que lucha contra “un
sistema” por la ‘‘justicia social”.
Y-
en su última homilía del 23-3- 80 veía una “esperanza, una solución" en la
Coordinadora de masas de grupos marxistas...
Un
mes antes, del 21-2 al l°-3-80 participa en San Pablo en un conventículo
marxista: el autodenominado "Congreso Internacional Ecuménico de
Teología”, que cuenta con la presencia de guerrilleros sandinistas. Allí expone
sobre “Factores de vitalidad y de estancamiento de la Iglesia en un continente
creyente y OPRIMIDO”. (!)
EL
“MARTIR”
Después
del asesinato de monseñor Romero, el Comité Coordinador Popular Revolucionario
decreta un corte de luz en todo el país, ordenando que al realizarlo sus
miembros levantaran el puño izquierdo y gritaran: “Monseñor Romero, hasta la
victoria siempre”. Una consigna izquierdista por un camarada caído.
“Monseñor
Rivera y Damas, su sucesor, me dijo: Durante los ocho días que precedieron a
sus funerales, los grupos revolucionarios se apoderaron de su cadáver ’ ”.
Y
agrega el padre Francou, que trae ese testimonio:
“De
hecho, quisieron valerse de él para sublevar al pueblo. Los guerrilleros armados
entraban y salían de la catedral; se encontraban allí como en su casa”.
A
un año de su muerte, en marzo de 1981, monseñor Freddy DELGADO ACEVEDO, secretario
de la Conferencia Episcopal de El Salvador, diría en Londres: “que el asesinado
arzobispo había sido UN INSTRUMENTO INCONSCIENTE DE LOS MARXISTAS, aunque no
diría que monseñor Romero había colaborado con ellos”.
De
hecho, algunas "comunidades de base” han escrito al Papa para exigirle su
canonización. Y monseñor CASALDALIGA —el obispo brasileño de la hoz y el
martillo— lo llama en un poema “San Romero de América”.
Si
bien el ex-embajador yanqui Robert White afirma que el mayor Roberto
D’Aubuisson es el responsable moral de la muerte de monseñor Romero, no debe
olvidarse que la izquierda de El Salvador carecía de un líder, un Sandino, tras
el cual aglutinar los movimientos de masa. Si el “cui prodest” aún tiene
sentido, su muerte benefició en un 100 % a los fines de la guerrilla que inundó
las calles con el slogan “monseñor del pueblo”. El día del sepelio, la escalada
del terror produjo un baño de sangre y a partir de entonces la violencia
adquirió un grado cualitativo.
EL
SUCESOR DE MONSEÑOR ROMERO
Monseñor
Arturo RIVERA Y DAMAS, ex obispo de Santiago de María, asumió el 11-4-80 como
administrador apostólico y en marzo de 1983 fue nombrado arzobispo de San
Salvador (cfr. L’Oss. Rom. 6-3-83).
Exhorta
al cese de la violencia, pretendiendo conservar una actitud de “equilibrio”
(?): contra la ayuda norteamericana y aparentemente también contra la
guerrilla. Pero no alienta a quienes combaten a los marxistas, ni condena abiertamente
la agresión comunista. Aunque es cierto que en marzo de 1982 desautorizó como
no proveniente del arzobispado al “Socorro Jurídico Cristiano", un grupo
católico-izquierdista de defensa de los derechos humanos, que fundara monseñor
Romero, y que sólo contabiliza los asesinatos de la derecha.
Contra
Goliat: A fines de septiembre de 1980, en una corta pastoral habla de la
“infiltración insidiosa del comunismo internacional” y pide a sacerdotes y religiosas
“renunciar a militar en los partidos políticos”.
Reconoce
—refiere el P. Francou— que “la guerrilla no cuenta, ni mucho menos, con la
adhesión de las masas campesinas”. Y el 5- 3-81 declara que la guerrilla ha
causado más daños que la derecha: frente a 6.000 desplazados por el ejército y
la derecha, 50.000 refugiados por causa de la guerrilla.
Pero
también contra David: En diciembre de 1980:
“En
los casi cuatro años de persecución que sufre la Iglesia, ha sido evidente que
la mayoría de los hechos persecutorios contra la Iglesia los han realizado
miembros de los cuerpos de seguridad y organismos paramilitares”... “Exigimos
del gobierno de Estados Unidos, como lo pidió en un gesto profético nuestro
arzobispo MARTIR, monseñor Romero, que no proporcione ninguna ayuda militar a
nuestro gobierno. En verdad, a pesar de las declaraciones acerca de sus
objetivos, la ayuda militar facilita la represión del pueblo y la persecución
de la Iglesia’.
Y
luego le escribe una carta al senador Kennedy para que se oponga a la ayuda
militar. Finalmente, el 21-3-82 pedirá la liberación de TODOS los presos políticos.
Ironías
de la historia: en 1977, el gobierno prefirió para arzobispo de San Salvador a
monseñor Romero, en lugar de monseñor Rivera y Damas, cuyo “nombramiento el
gobierno militar lo había vetado por juzgarlo demasiado progresista” (P. Francou).
El
hecho cierto es que monseñor Romero lo señaló una vez como su mejor amigo. Y el
23-4-80, monseñor Rivera y Damas pedirá que la Iglesia proclame rápidamente a
monseñor Romero “MARTIR DE LA FE” (?)
COLOFON
El
obispo de San Vicente, monseñor Pedro Arnoldo APARICIO Y QUINTANILLA,
representa en la Iglesia de El Salvador la voz clara y valiente del anticomunismo
y de la sensatez católica. Ya vimos su amenaza de excomunión a los miembros de
la CONIP, y su valentía al declarar que la guerrilla fue quien eliminó a por lo
menos la mitad de los sacerdotes asesinados.
Ante
la logomaquia de “San Romero de América” o de monseñor Rivera y Damas, ¡qué
respiro poder leer sus pastorales, donde se llama al pan pan y al vino vino:
“Debería establecerse una barrera en torno a mi país e impedir la entrada de
las armas que llegan de Rusia...”!
Nota de Syllabus:
Treinta años después de la crónica, finalmente el marxista Mons. Oscar Arnulfo Romero
será “beatificado” por la Iglesia oficial, mientras es Rusia quien resiste al
Nuevo Orden Mundial motorizado por el Vaticano.