De la Carta «Quarto
abeunte saeculo»
S.S. León XIII (1810-1903)
“Pero
hay además otra razón, y razón especial y principalísima, para que celebremos y
con acción de gracias recordemos la inmortal empresa. Y es que Colón es de los
nuestros, y que por poco que nos fijemos en la causa que principalmente le movió
a explorar el mar tenebroso, y en el motivo que le indujo a llevar hasta
el fin su empeño, vemos de una manera indudable que este móvil principal fue la
fe Católica, siendo éste, por lo tanto, un nuevo y no pequeño título de la
Iglesia a la gratitud del género humano”.
“¿De
dónde, por otra parte, fuera de esta causa superior, habría de haber alcanzado Colón
aquella fortaleza y perseverancia de espíritu que se vio obligado a desplegar hasta
llevar a cabo su empresa? Los pareceres contrarios de los sabios, las repulsas
de los Príncipes, las tempestades del Océano, las incesantes vigilias, en las
que más de una vez temporalmente perdió la vista, todo se volvía contra él.
Añádanse luego los fieros encuentros con los salvajes, las infidelidades de los
amigos y compañeros, las conspiraciones villanas, la perfidia de los
envidiosos, las calumnias de los malévolos y las inmerecidas prisiones.
Forzosamente tenía que haber sucumbido Colón bajo el peso de tantos y tan
grandes trabajos reunidos, si no le hubiese sostenido siempre la idea de lo
nobilísimo de su empeño, al cabo del cual veía grandemente glorificado el
nombre cristiano y multitud infinita de almas salvadas. Y esto aparece con gran
luz y claridad en la historia. Porque Colón descubrió América en los momentos
en que una gran tormenta se cernía sobre la Iglesia; y en cuanto pueden
conocerse los designios de la Divina Providencia por el curso que siguen los
sucesos, parece especial disposición de Dios la de haber suscitado a este
hombre, honra y prez de la Liguria, para que con la empresa que llevó a cabo
compensase en gran parte los daños que el Catolicismo iba a sufrir en Europa.”