Ante
la pandemia de coronavirus y sus consecuencias, podemos decir que es un castigo
por los pecados de los hombres: los laicos, el clero y el Santo Padre, cuyos
escándalos claman al cielo.
Esta
pandemia ha causado profundos trastornos en la vida social de los países
afectados, además de una tasa de mortalidad cada vez mayor. ¿Son estos
males también la señal de la venida del Anticristo? podríamos
preguntar. Es difícil saberlo, pero haremos algunas consideraciones al
respecto.
Antes
de eso, queremos recomendar la Cruzada del Rosario para obtener la conversión
de las almas, el perdón por el abandono de la Tradición, por parte de la
jerarquía en el Vaticano II, y la gracia de la Consagración de Rusia por el
Papa y los Obispos de todo el mundo. Es por Nuestra Señora y por el
rosario que vendrá la salvación del mundo.
La
pandemia de coronavirus ha cobrado víctimas, pero es demasiado pronto para
evaluar todas sus consecuencias. Lo que podemos ver son, desde un punto de
vista espiritual y social, las medidas preventivas que en Italia, Francia y
otros países limitan el número de fieles en la misa o incluso prohíben la
celebración o la distribución de la comunión, así como la confesión.
Además,
las interrupciones del transporte y en las escuelas parecen estar
aumentando. En varios lugares, las personas se ven obligadas a quedarse en
casa, con la prohibición de irse sin permiso de las autoridades civiles.
Creemos
que estas disposiciones deben obedecerse en general y orar por la liberación de
iglesias, misas, confesiones y las actividades normales de la sociedad.
¿Cuál
será la consecuencia de este estado de cosas?
Nuevamente,
es difícil responder esta pregunta. ¿Es la crisis del coronavirus el
comienzo de los hechos que nos llevan a preguntarnos si son los eventos
anunciados en las Sagradas Escrituras para el final de los tiempos?
No
nos atreveríamos a decirlo, pero nos atrevemos a proponer la conducta de una
gran santa que es el modelo por excelencia de los cristianos en los tiempos
futuros del juicio:
"Si mis pensamientos se vuelven hacia los
tormentos sin precedentes de los que serán parte los cristianos en el tiempo
del Anticristo, escribe Santa Teresita, siento
que mi corazón se estremece: quisiera que esos tormentos me fuesen reservados".
Por
ahora, simplemente preparemos nuestros corazones para el futuro, preparémonos por
la Santa Misa y la recitación del Santo Rosario.
Aquella
que aplastó la cabeza de la serpiente en el pasado y la aplasta en el presente,
la aplastará en el futuro. Es con ella que obtendremos la victoria, porque
la victoria depende de una sola palabra de ella. Ella es toda nuestra
esperanza. Sin eso, todo está perdido, pero con ella la victoria está
asegurada, como en Lepanto y en muchas otras batallas. Que Nuestra Señora
de Fátima obtenga esta victoria para la Santa Iglesia y para cada uno de
nosotros.
21
de marzo de 2020, fiesta de San Benito
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Tomás de Aquino, OSB