martes, 21 de noviembre de 2017

COMENTARIOS ELEISON - ¿CÓMO DISCERNIR? - I




Número DXL (540)
18 de noviembre de 2017


¿Cómo Discernir? – I


Mons. Williamson





Cuando es buena la intención de los hombres, ¿cómo distinguir el bien del mal?
Observando dónde los frutos verdaderamente buenos están.

Un joven inteligente plantea una buena pregunta acerca de la crisis en la Iglesia, y otra buena pregunta acerca de la crisis en la Fraternidad San Pio X. He aquí cómo Joseph enmarca su primera pregunta:

Por un lado la crisis Conciliar fue una en una serie de crisis que afligen a la Iglesia, como el Protestantismo, Liberalismo y las Revoluciones, con dos Guerras Mundiales, y por lo tanto unos errores se abrieron paso en el Concilio, los cuales fueron condenados por la Iglesia antes del Vaticano II. Y después del Concilio sus novedades fueron aplaudidas por los enemigos clásicos de la Iglesia, como los Masones y los Socialistas, mientras que el espíritu misionero de la Iglesia fue claramente extinguido. Por el otro lado, las ideas del Concilio son obra de hombres de Iglesia altamente inteligentes y supuestamente católicos, y no se puede decir todo el tiempo que el Papa no es Papa, o que la mayoría de los Obispos modernistas son consagrados inválidamente. Por lo tanto ¿se puede decir que la crisis Conciliar involucra áreas de sombra que aún dificultan ver claro? Y si no podemos llegar a conclusiones definitivas, ¿podemos estar seguros que estamos manteniendo la verdadera Fe?

La mejor respuesta viene de Nuestro Señor mismo, hablando en el Sermón de la Montaña (Mat. VII), “Por sus frutos los conoceréis”. Obviamente Nuestro Señor sabía que habría constantes ataques a Su Iglesia con repetidos intentos del Demonio de sembrar confusión en las mentes de Sus seguidores. Es verdad que la confusión que siguió al Vaticano II no es diferente en cuanto a su tipo de otras crisis previas en la historia de la Iglesia, pero si por la defección de los hombres de Iglesia en el Vaticano II la confusión actual es sin precedentes en cuanto a su grado – nunca antes la masa de pastores Católicos han estado tan perdidos, y por lo tanto tampoco el rebaño Católico.

Sin embargo, para encontrar la salida a la confusión, el mismo principio infalible todavía se aplica: las acciones hablan más fuerte que las palabras, y los frutos de las acciones del hombre son la guía más segura para saber quién es, y lo que realmente se propone. Especialmente en el caso del modernismo un hombre puede estarse engañando a sí mismo en cuanto a lo que quiere o se propone, porque nadie está más profundamente separado de la realidad como un modernista. “El fin del mundo estará caracterizado por el hombre que hace el mal pensando que hace el bien”, dijo el P. Frederick Faber a mediados del siglo 19. En el siglo 21 estamos en el mal final de este largo proceso de siglos de la humanidad engañándose a sí misma para apartarse de Dios. Entonces ¿dejaría a Dios a su rebaño sin defensa contra estos inusitados lobos en piel de oveja como son los modernistas? No, porque juzgar por los frutos es algo que todos pueden hacer, con un mínimo de sentido común y voluntad recta.

Por lo tanto, Joseph, usted observa que las autoridades de la Iglesia actual son hombres altamente inteligentes y supuestamente Católicos, y usted bastante razonablemente asume que ellos son las autoridades válidas de la Iglesia, porque incluso si usted sabe que sus frutos son tan poco Católicos como para hacer que muchos Católicos disputen tal validez, no obstante ¿quién más está allí que esté autorizado para hablar y actuar por la Iglesia Universal? Pero al mismo tiempo usted observa que sus ideas están alineadas con graves errores anticatólicos del pasado, y que ellos son ahora aplaudidos por los clásicos enemigos de la Iglesia, como los masones. Argumentos de un lado y del otro. Dudas y sombras. ¿Cómo se resuelve la confusión?

Respuesta, por su propia detenida observación de que el espíritu misionero ha desaparecido de la Iglesia desde el Vaticano II. Aquí están los frutos. El Concilio pre dicó el ecumenismo ( Unitatis Redintegratio ), la libertad religiosa ( Dignitatis Humanae ) y la aceptabilidad relativa de las falsas religiones como el Hinduismo, Islam y Judaísmo ( Nostra Aetate ) –¿cómo podría no colapsar el espíritu misionero Católico después del Concilio? Y no se han vaciado y cerrado también incontables monasterios, seminarios, conventos, diócesis y parroquias desde el Vaticano II? ¿Se abrieron nuevos en cualquier lugar? Sí, en todo el mundo bajo el liderazgo del Obispo Católico quien desde el principio repudió abiertamente el Concilio y todas sus obras, Mons. Lefebvre. Aquí estaban los mismos buenos frutos de los mismos principios Católicos, aplicados fielmente en desafío al Concilio Vaticano II. Joseph, usted no necesita buscar más.

Kyrie eleison.