Nos sentimos honrados
de publicar este nuevo artículo, firmado por un sabio, erudito e influyente
clérigo que escribe bajo el seudónimo de don Pío Pace.
“La Exhortación post-sinodal está preparada desde septiembre”
Se preguntan los comentaristas de
asuntos relacionados con el Vaticano si habrá una Exhortación postsinodal para
el Sínodo de la Familia. Y de hecho, ¡estaba completamente terminada antes del
Sínodo! Varios meses antes de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos sobre
la Familia del pasado mes de octubre, el equipo del Cardenal Lorenzo
Baldisseri, Secretario General de la asamblea, junto con hombres como el
arzobispo Bruno Forte, Secretario Especial, el arzobispo Paglia, Presidente del
Consejo para la Familia, y algunos otros, ya habían trazado su plan de campaña
en cuatro etapas:
Primera: El Intrumentum Laboris,
mapa de ruta para la Asamblea de 2015 que aparentemente se basa en las
conclusiones de la Asamblea Extraordinaria de octubre de 2014, salió a la luz
en junio de 2015. En su tercera parte se localizaban las minas explosivas
colocadas para destruir el bastión de la doctrina tradicional: Acerca del
acceso a la Eucaristía para los divorciados vueltos a “casar”, el Instrumentum
insertaba esta propuesta (nº 123): “Otros se refieren a un camino de
penitencia, consistente en un proceso de clarificación tras la experiencia del
fracaso, y a una reorientación acompañada por un clérigo nombrado a este
efecto. Este proceso debe conducir a las partes en litigio a un discernimiento
honesto de su situación. Al mismo tiempo, el sacerdote puede realizar una
evaluación del problema en tal grado que le permita aplicar adecuadamente al
mismo su poder para atar y desatar.”
Segundo: Posteriormente, el 8 de
septiembre, y sin esperar a que el Sínodo tuviera lugar, el Papa publicó un
doble texto, preparado bajo el máximo secreto bajo la dirección de Monseñor
Pinto, Deán del Tribunal de Rota. Este texto estaba dirigido a reformar el
Código de Derecho Canónico y el Código de los Cánones de las Iglesias
Orientales en cuanto a los procedimientos para la declaración de nulidades
matrimoniales. Solo entonces los canonistas se enfrentaron, estupefactos, a la
introducción de una especie de “anulación por consentimiento mutuo” solicitada
directamente por el obispo, que actuaría como juez en un plazo de mes y medio.
Los fundamentos de la “misericordia” estaban, pues, preparados.
Tercero: Pero el elemento
más importante del plan del equipo de Baldisseri era éste: el grupo estaba
secretamente trabajando en el documento que el Papa iba a publicar después del
Sínodo, cuyo punto crucial estaría centrado en el famoso “camino penitencial” o
“camino de misericordia”. Éste estaba presentado de forma maliciosamente
ambigua con la intención de abrir una vía de escape de carácter liberal,
aparentando, sin embargo, el deseo de no alterar la doctrina tradicional. Y
esto de tal manera que, en el mes de septiembre de 2015, un mes antes de la
apertura de la asamblea sinodal, la Exhortación Post-sinodal estaba preparada.
Cuarto: sólo restaba manipular
suficientemente el Sínodo de octubre – lo que no era sencillo, según sabemos,
debido a una oposición mucho mejor organizada de lo que los hombres del Papa habían
previsto que tendrían que enfrentar (por ejemplo, la carta de los 13 cardenales
dirigida al Papa). Fue en el último minuto, habiendo sido forzado el grupo a
rehacer el texto de la relatio final presentada a votación el penúltimo día,
cuando tres artículos destructivos fueron introducidos gracias un par de votos,
incluyendo el número 86: “El camino de acompañamiento y discernimiento orienta
a estos fieles a hacerse conscientes de su situación ante Dios. El diálogo con
el sacerdote, en círculo íntimo, les ayuda a formarse un correcto juicio acerca
de lo que conduce a una mayor participación en la vida de la Iglesia, y de los
pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer.”
El equipo de Baldisseri hubiera
preferido que la exhortación papal hubiera rezado: “Muchos Padres han demandado
que se implemente un camino penitencial de misericordia, bajo la guía del trato
personal con el confesor, que pueda conducir a la comunión sacramental.” Tenían
que conseguir que la relatio hablara de una “mayor participación en la vida de
la Iglesia.” Quedaba finalmente para Fr. Spadaro, director de Civiltà
Cattolica, el periódico oficial del Vaticano, la tarea de anunciar que los
Padres Sinodales “han establecido las bases para el acceso a los Sacramentos”
(28 de Noviembre).
***
En definitiva, la asamblea de
Octubre de 2015 no fue otra cosa que una representación teatral destinada a
preparar un último acto que ya está escrito: una Exhortación Postsinodal de
misericordia y perdón para todos. Su mensaje contará con el apoyo unánime de
los medios de comunicación seculares, y con el de la gran mayoría de los medios
de comunicación católicos a los que una prolongada tolerancia hacia el
liberalismo inclina de manera natural a soluciones que complacen al mundo.
Lo que queda son sólo granos de
arena que, como prueba la carta que los 13 cardenales insatisfechos remitieron
al Papa, siempre pueden atascar los engranajes de la maquinaria.
Padre Pío Pace