El
obispo Viganò invita a los obispos y sacerdotes a recitar
el exorcismo el Sábado Santo
El 13 de
octubre de 1884, León XIII tuvo una terrible visión del asalto de los poderes
infernales contra la Santa Iglesia, y ordenó que se rezara a San Miguel
Arcángel al final de la misa. También compuso un exorcismo que insertó en
el Ritual Romano, en el que hizo mención expresa de lo que había visto: «La
Iglesia, la Esposa del Cordero Inmaculado, está saturada de amargura y
embriagada de veneno por astutos enemigos, que imponen sus manos sacrílegas
sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la
Sede de Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han
erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el
Pastor, pueda dispersarse la grey".
En estos
días de tribulación grave, en que la pandemia priva a los católicos de la Santa
Misa y de los Sacramentos, el diablo se desata multiplicando sus asaltos para
inducir a las almas a pecar. Los días bendecidos de la Semana Santa, una
vez dedicados a la Confesión en preparación para la Comunión de Pascua, todos
nos ven obligados a un encierro forzado, pero no nos impiden orar al Señor.
Siendo un
día de silencio, que espera el anuncio de la Resurrección, este Sábado Santo
puede ser una ocasión preciosa para todos los ministros sagrados. No hay
necesidad de salir, no hay necesidad de romper ninguna prohibición de la
autoridad civil.
Pido rezar,
en la forma que León XIII estableció para toda la Iglesia, recitando juntos el
Exorcismo contra Satanás y los ángeles rebeldes (Exorcismus in Satanam et
angelos apostaticos, Ritual Romanum, Tit. XII, Caput III), a las 3 pm (15:00
hora de Roma - CEST) el sábado 11 de abril de 2020, uniéndose en una batalla
espiritual contra el enemigo común de la humanidad.
El Sábado
Santo es el día en que se celebra el descenso al Inframundo de Nuestro Señor
Jesucristo, para liberar a las almas de los Padres de las cadenas de Satanás. En
el gran silencio después de la Pasión y la Muerte del Señor, la Santísima
Virgen miró y creyó, esperando con confianza la Resurrección de su amado Hijo. Un
momento en el que el mundo parece haber ganado, pero en el que se está
preparando la gloria de la Pascua.
Pido a
todos mis cohermanos en el episcopado y a los sacerdotes que se unan a la
oración del exorcismo, conscientes de que este poderoso sacramental, especialmente
si se recita en comunión con todos los demás pastores, ayudará a la Iglesia y
al mundo en la lucha contra Satanás. También recomiendo usar la estola, un
signo de poder sacerdotal y agua bendita.
La
Santísima Virgen, terrible como un ejército desplegado en batalla, y San Miguel
Arcángel, patrón de la Santa Iglesia y Príncipe de las Milicias Celestiales,
nos protegen a todos.
+ Carlo
Maria Viganò,
Arzobispo
Titular de Ulpiana
Jueves Santo
2020