BERGOGLIO
OMITE EL PADRENUESTRO EN SU AUDIENCIA GENERAL PARA NO OFENDER A DEICIDAS Y
HEREJES. SEGÚN ÉL MEJOR QUE LA ORACIÓN QUE CRISTO NOS ENSEÑÓ ES LA QUE A CADA
UNO SE LE OCURRA DIRIGIDA AL DIOS QUE LE DICTE SU CONCIENCIA.
De izquierda a derecha: David de Rotschild, presidente de la junta
directiva del congreso judío mundial, Ronald Lauder, presidente congreso judío
mundial, Francisco, Chelly Sara, tesorera congreso judío mundial Jack Terpins,
presidente congreso judío latinoamericano, Robert Singer, secretario
congreso, Claudio Epelman.Foto:Archivo/E. Piqué.
Francisco
sorprendió con un chiste religioso a los mayores seis líderes judíos del mundo
Lo reveló en Roma el argentino Claudio Epelman,
director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano y viejo amigo de Jorge
Bergoglio
MA.- Antes de protagonizar hoy una inédita audiencia
general interreligiosa en ocasión del 50 aniversario de Nostra Aetate, la Declaración
del Concilio Vaticano II que el 28 de octubre de 1965 impuso un cambio en la
relación de la Iglesia católica con las religiones no cristianas, el Papa
recibió en la residencia de Santa Marta a los seis principales líderes judíos
del mundo.
Entre ellos estaba el argentino Claudio Epelman,
director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano y viejo amigo de Jorge
Bergoglio, que reveló a LA NACION que durante la audiencia privada "muy
estilo Francisco", el Papa contó un chiste más que emblemático.
"En verdad ya lo había contado hace dos años, cuando nos recibió en
ocasión del Año Nuevo Judío", contó Epelman. "Y esa vez dijo 'voy a
hacer como los rabinos que tienen la costumbre de contar cuentos' y contó la
historia de un cura antisemita que cuando podía atacar a los judíos, los
atacaba. Un día, en un sermón, este cura encontró un pretexto y empezó a atacar
a los judíos, como siempre, en forma virulenta. En una pausa, Jesús se baja de
la cruz, la mira a la Virgen y le dice 'mamá, vámonos, parece que aquí no nos
quieren'", agregó.
Relación con los judíos
"Es increíble que el Papa cuente un chiste así y habla a las
claras de la relación óptima que tiene con los judíos. En su estilo, siendo
arzobispo de Buenos Aires, se relacionaba en forma directa con los líderes de
la comunidad judía argentina, cosa que permitió que luego cada uno se sintiera
'el mejor amigo del Papa'", destacó.
Epelman subrayó que la primera vez que el Papa contó
el chiste-cuento, en castellano luego traducido al inglés, uno de sus
interlocutores no entendió, algo que también fue recordado hoy, causando entre
los presentes una "doble carcajada".
Epelman, que compartió varias Nochebuenas en la
catedral porteña con Bergoglio, destacó así la "capacidad de desacartonar
y acercarse a la gente" de Francisco, en una reunión que había empezado en
forma muy amildonada.
Además de Epelman, estuvieron con el Papa David de
Rothschild, presidente de la Junta Directiva del Congreso Judío Mundial (CJM);
Ronald Lauder, presidente del CJM; Chella Safra, tesorera Jack Terpins,
presidente del Congreso Judío Latinoamericano y Robert Singer, CEO del CJM.
"Le agradecimos esta tan trascendental ceremonia por el 50 aniversario de
la Nostra Aetate que hubo más tarde, y le reconocimos el esfuerzo que hace para
mejorar las relaciones de los católicos con los judíos, que hoy están en su
mejor momento desde hace 2000 años", dijo Epelman.
Hoy, de hecho, la audiencia general de los miércoles fue interreligiosa,
algo inédito. Entre los miles de fieles reunidos en la Plaza San Pedro había
representantes de varias otras religiones no cristianas, entre los cuales
musulmanes y 150 dirigentes judíos de 60 países. No por nada, la
audencia general no terminó, como suele ocurrir, con la oración del Padre
Nuestro, sino con una oración en silencio.
"Al terminar esta audiencia, invito a todos,
cada uno por su cuenta, a rezar en silencio. Pedimos al Señor que nos haga más
hermanos entre nosotros y más servidores de nuestros hermanos más
necesitados", dijo el Papa. Luego de un sobrecogedor momento de silencio,
concluyó: "Que Dios nos bendiga a todos".
"Tuvo un significado brutal", concluyó Epelman, sin ocultar su
entusiasmo.