Voz de Fátima, Voz de Dios Nº 21
27 de
junio de 2017
“Vox
túrturis audita est in terra nostra”
(Cant.
II, 12)
¿Qué
pensaba la Hermana Lucía sobre la crisis por la que pasa la Santa Iglesia?
¿Cuál es la actitud que ella creía se debería tener ante la misma? Según
algunos escritos y entrevistas supuestamente de ella, no habría sido muy firme
en el rechazo de la hecatombe que asola al mundo eclesiástico. Pero
¿fueron auténticos esos testimonios escritos o hablados? Nos parece que no. Y
en apoyo a lo que digo, me gustaría traer aquí un testimonio que me parece de
la mayor importancia y de una confiabilidad humanamente innegable.
Se
trata de las palabras de un sacerdote benedictino, muy piadoso y serio, que vivió
los últimos años de su vida en el seminario de Ecône, junto con Mons. Lefebvre;
que fueron recogidas por el sr. Daniel Le Roux, el cual, a su vez, es también
una persona de total confianza y que vivió mucho tiempo con Mons. Lefebvre, y
era muy estimado por éste, dado que compartían ambos el mismo modo de encarar
la revolución en la Iglesia.
Pues
bien, ese sacerdote dijo que, estando en su monasterio, viendo introducir en
éste el nefasto aggiornamento, y, al
mismo tiempo, sabiendo de la creciente fama de Mons. Lefebvre como valeroso
combatiente de las innovaciones conciliares; procuró saber que pensaba la
Hermana Lucía sobre el Arzobispo, pues no faltaban comentarios denigrando su
recta intención y auténtica catolicidad. Para ello, nuestro monje recurrió
a una pariente de la Hermana Lucía que de vez en cuando hablaba con ella.
Después de cierto tiempo, llegó la respuesta: "Él (Mons.
Lefebvre) es el único obispo que ve claramente hoy", dijo la
Hermana Lucía.
Esto
ocurrió alrededor del año 1970. Quisiera resaltar que esas palabras no empañan
a nuestro ínclito Mons. Antonio de Castro Mayer ni otros buenos prelados que
había también en aquella época, sino que se explican simplemente porque estos
otros obispos eran menos conocidos y su posición no llegó al conocimiento de la
Hermana Lucía. De todos modos, queda ahí un testimonio que me parece
podría ayudar a muchos a ver que los tradicionalistas que consideran la
posición de Mons. Lefebvre el modo más correcto de reaccionar al progresismo
reinante, se conforman plenamente con el mensaje de Fátima.
Quiera
Dios que muchos así lo vean y, viendo, actúen de la misma manera que el
Arzobispo, no pactando en modo alguno con los mayores enemigos de Nuestro Señor
y de Su Iglesia: los progresistas-modernistas-liberales.
Arsenius
U.I.O.G.D