Número CCCLXXI (371)
23 de agosto de 2014
¿“RESISTENCIA”
FRACASANDO?
Mons. Williamson
Algunos
lectores de estos “Comentarios” sin duda objetaron la referencia hecha la
semana pasada (CE 370) a que la “Resistencia” está actualmente “haciendo su
camino con tanta aparente lentitud”. Ellos habrían tal vez preferido un
valiente llamado a las armas. Pero, debemos permanecer reales. Por ejemplo,
cuando la diócesis Tradicional de Campos en Brasil se echó en los brazos de la
Neo-Roma en el 2002, ¿no dijimos varios de nosotros que de los 25 sacerdotes
formados en la escuela de Monseñor de Castro Mayer, al menos unos pocos
romperían filas? No obstante ni uno de ellos se volvió independiente desde
entonces para continuar con la verdadera defensa de la Tradición que era la del
buen Obispo, y así todos ellos están más o menos en el deslizadero
neo-modernista. Sin embargo, hay algo que decir y hacer.
Primero
de todo, Dios es Dios y El está conduciendo esta crisis a Su manera y no a la
nuestra. “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y vuestros caminos no
son mis caminos, dice Yahvé” (Is. LV, 8). Nosotros soñamos con los lúcidos
sacerdotes y laicos agrupados codo con codo para hacer frente a sus enemigos,
pero Dios no precisa la “Resistencia” de nadie para cuidar Sus ovejas o salvar
Su Iglesia. Cuarenta años atrás cuando Monseñor Lefebvre tenía la esperanza de,
y buscaba a, un puñado de compañeros obispos para hacer frente al lado de él en
público, y lanzar una real barricada en el camino de la aplanadora Conciliar,
en principio podía haberlos encontrado, pero nunca los encontró. De hecho,
cuando Dios intervenga para salvar la situación, como ciertamente lo hará, será
obvio que el rescate fue Su obra a través de Su Madre.
Segundo,
más de cinco siglos de desenfrenado humanismo han hecho al hombre tan ignorante
de Dios, el Señor Dios de los Ejércitos, que a la humanidad debe dársele una
lección que solamente aprenderá por la vía dura. La novena de las 14 Reglas de
San Ignacio para el Discernimiento de los Espíritus (primer semana) da tres
razones principales para la desolación espiritual de un alma, las cuales pueden
aplicarse a la desolación actual de la Iglesia:
1.Dios
nos castiga por nuestra tibieza y negligencia
espirituales. Sólo Dios conoce hoy en día cual castigo mundial es el merecido
por nuestra apostasía mundial y nuestra zambullida en el materialismo y
hedonismo.
2.Dios nos pone a prueba para demostrarnos lo que realmente
está dentro nuestro, y cuanto dependemos de Él. ¿No es que el hombre moderno
seriamente piensa que él sabe mejor que Dios Todopoderoso como dirigir el
universo? Y ¿puede ser que todos los propios pequeños esfuerzos de los hombres
tienen que fracasar para que la verdad de Dios sea en fin comprendida?
3.
Dios nos humilla con desolación para truncar nuestro
orgullo y vanagloria. Proviniendo de los principales ministros de la única
verdadera religión del único verdadero Dios, ¿no fue el Vaticano II una
explosión sin precedente de vanagloria humana, prefiriendo el mundo moderno del
hombre a la Iglesia inmutable de Dios? Y la pequeña Fraternidad San Pío X,
¿pensó que podía salvar a la Iglesia? A menos que la “Resistencia” permanezca
debidamente modesta en sus pretensiones y ambiciones, está condenada de
antemano.
Entonces,
¿cuáles deberían ser esas ambiciones? Primero y principal, mantener la Fe sin
la cual es imposible agradar a Dios (Hebr. XI, 6) y la cual está expresada en doctrina, en el Credo católico.
Segundo, ser testigo de esa Fe, especialmente con el ejemplo, de ser necesario
hasta el martirio (“mártir” es la palabra griega para “testigo”). Así
comoquiera que la “Resistencia” esté o no organizada, debe dedicar sus
recursos, tan magros como lo sean, a lo que sea ayudará a las almas a mantener
la Fe. Entonces, debido a que su posición por la Verdad será necesariamente
reconocible como tal, simplemente por existir no estará fracasando porque
estará dando testimonio.
Kyrie
eleison.