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jueves, 11 de julio de 2013

LA DECLARACIÓN DOCTRINAL DE MONSEÑOR FELLAY DEL 15 DE ABRIL DE 2012: LA PRUEBA DE UNA TRAICIÓN.- POR SACERDOS. (3a PARTE)





III. EL PRIMER PREÁMBULO DOCTRINAL (PD1) (14 DE SEPTIEMBRE DE 2011)

1. La « Nota preliminar ».

En el primer Preámbulo, presentado por Roma, la Nota Preliminar que lo acompaña habla de su contenido que:

« enuncia ciertos principios doctrinales y criterios de interpretación de la doctrina católica necesarios para garantizar la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y del sentire cum Ecclesia, dejando abiertas las puertas a una legítima discusión el estudio y la explicación teológica de las expresiones o de formulaciones particulares presentes en los textos del Concilio Vaticano y del Magisterio que le siguió”.

Nosotros constatamos, leyendo el texto del Preámbulo del 14 de septiembre de 2011 que:

-« Los principios doctrinales » no son otros que los errores conciliares más graves como la colegialidad, la libertad religiosa, el ecumenismo, la nueva eclesiología;

-“Los criterios de interpretación” de estos “principios” no son otros que “la hermenéutica de la continuidad” que pretende conciliarlos con la Tradición.

Luego, cuanto esta Nota preliminar dice de la “fidelidad al Magisterio de la Iglesia y del sentire cum Ecclesianosotros sabemos lo que esto significa desde el Vaticano II: se trata de “la iglesia conciliar”, de la cual Monseñor Lefebvre dijo ¡que era una unión adúltera con la Revolución!

Finalmente, cuando el cardenal habla de dejar abiertas “a una legítima discusión el estudio… de los textos del concilio Vaticano II y del Magisterio que le siguió”,  es la “zanahoria” ofrecida a los superiores de la Fraternidad para dejarlos creer que esto podría significar cuestionar el concilio.

La Roma conciliar prometió la misma legítima discusión a todas las comunidades Ecclesia Dei desde 1988, pero unas tras otras terminaron por no criticar más e inclusive admitir (como Le Barroux en la libertad religiosa), las novedades conciliares.

Entonces podemos preguntarnos: ¿Cómo Monseñor Fellay no ve que esta legítima discusión autorizada en papel, no es más que una trampa que de hecho no permite cuestionar realmente el concilio?

Nos sorprende la ingenuidad de Monseñor Fellay cuando:

-Afirma que el Preámbulo doctrinal del 14 de septiembre de 2011 “entreabre ligeramente la puerta para una discusión doctrinal más amplia” en su carta de respuesta del 30 de noviembre de 2011;

En su carta del 12 de enero de 2012, todavía más entusiasmado, dijo que: “la nota preliminar indica un movimiento a nuestro favor”.

Nosotros estamos en desacuerdo con Monseñor Fellay cuando habla de un movimiento a nuestro favor. ¿Dónde está él? Está claro que, desde las primeras conversaciones entre la Fraternidad y la Roma actual, el único movimiento que hemos constatado de su parte, es llevarnos a la iglesia conciliar.

Esto es lo que dijo Monseñor Lefebvre poniendo fin a las discusiones de 1988:“el objetivo de esta reconciliación no es el mismo para la Santa Sede que para nosotros” (Carta al papa del 2 de junio de 1988).

Además, ¿es verdad, como afirma Monseñor Fellay, que esta Nota del Preámbulo entreabre ligeramente la puerta a una discusión más amplia?

Las discusiones doctrinales entre el 2009 y 2011 ¿no fueron suficientes, habiendo tratado todos los temas de desacuerdo? La conclusión ¿no fue lo suficientemente clara? No es posible el acuerdo doctrinal.

¿Qué queda por « discutir » con la Roma modernista? Sobre todo cuando la misma Nota dice que “se toma por fundamento principal de la plena reconciliación con la Sede apostólica la aceptación del Preámbulo doctrinal siguiente”.

Está claro que ya no queda nada esencial por discutir con la Fraternidad. En septiembre de 2011, llegó el tiempo para que Roma sometiera a Monseñor Fellay a un examen, como un alumno.

2. El Preámbulo doctrinal (PD1) del 14 de septiembre de 2011.

A. El Preámbulo doctrinal del 14 de septiembre de 2011 en general.

Este Preámbulo es una « obra maestra » de astucia y de ambigüedad.

Es un “reciclaje” de las proposiciones doctrinales ya hechas a la Fraternidad.

Sus autores son probablemente los mismos teólogos modernos que participaron en las discusiones teológicas recientes con la Fraternidad.

Por lo tanto Monseñor Fellay estaba consciente de la trampa de este Preámbulo de Roma, porque esto es lo que él afirmó en el Cor unum de marzo de 2012, refiriéndose a estas proposiciones: “Recibimos una proposición que trataba de hacernos entrar en el sistema de la hermenéutica de la continuidad”.

Pero hay que señalar que Monseñor Fellay en su Declaración doctrinal del 15 de abril de 2012 tomará lo esencial de este Preámbulo del cual desconfió aquí y por la aceptación de la noción de “Tradición viva”, entrará él también en la lógica de la hermenéutica de la continuidad.

B. El Preámbulo doctrinal del 14 de septiembre de 2011 en particular.

Está compuesto de cinco partes:
-         Promesa de fidelidad a la Iglesia y al Papa (I);
-         Aceptación de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia en materia de fe y de moral, según la doctrina del n° 25 de Lumen gentium (II);
-         Declaración de aceptar las doctrinas conciliares (III):
o   Sobre el papa y el Colegio de obispos (colegialidad) ;
o   Sobre el ecumenismo y la libertad religiosa;
o   Sobre la noción de Tradición y su desarrollo
-         Aceptación de la validez y de la legitimidad de la Misa y los Sacramentos tradicionales, así como las ediciones típicas de Paulo VI y Juan Pablo II (IV);
-         Aceptación del nuevo Código de derecho Canónico (1983).

El texto del Preámbulo doctrinal no sorprende por su originalidad, pues por una parte retoma ciertos elementos del Protocolo de acuerdo de 1988
y por el otro no hace más que repetir lo que la iglesia conciliar pidió a la Fraternidad que aceptara desde hace más de 40 años: el concilio Vaticano II, la nueva misa y el nuevo código de derecho canónico.

Roma refuerza estas exigencias por la afirmación que es el Magisterio actual de la Iglesia quien decide lo que pertenece a la Tradición.

Por lo tanto, la decisión en última instancia de toda controversia sobre el contenido de la Tradición, recaerá siempre en las autoridades actuales. Así, según la hermenéutica de la continuidad de Benedicto XVI, bastará a las autoridades romanas actuales afirmar que en el concilio y las reformas conciliares, no hay nada contrario a la Tradición… Y “Causa finita est”.

Es relativamente fácil responder a este documento, siendo que estos temas han sido ampliamente estudiados y refutados por Monseñor Lefebvre y los teólogos tradicionales desde hace 50 años.

¿Pero, qué hará Monseñor Fellay?


Continuará...