“Un hombre que muere no destruye
una familia, una familia que se apaga no destruye una nación, una nación que
desaparece no hace hundirse la humanidad. Dios se sirvió de Francia, ella no le
es necesaria. Francia puede caer y el mundo entero quedar de pie, advertida por
una de las más formidables lecciones que ella jamás haya recibido. Desde
Lucifer, que era un ángel, nada tan grande habrá caído del cielo… Pero ¡qué!
Francia, la nación de las Cruzadas, es también el país donde, levantando
indignos aplausos, indignos sofistas se han dado a la empresa de mostrar cómo
los dogmas se acaban…Si Dios está irritado de este orgullo y de esta alegría
insolente, los sofistas y sus imbéciles auditores aprenderán cómo acaban las
sociedades”.
Louis
Veuillot, Ici et là dans l’ouvre de Louis Veuillot,
pag. 267, Éditions Sainte Philomène, 2014.