¿Pues qué tienen de común la justicia y la
iniquidad? ¿O en qué coinciden la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre
Cristo y Belial?
(II Cor, 6,14-15)
…“tienen boca, pero no hablan;
tienen ojos, mas no ven”
(Sal. 113,5)
Tuvimos la fortuna de poder visitar recientemente el
santuario de la Sma. Virgen de Lourdes. Conocimos el lugar sagrado donde
nuestra Madre del Cielo, la Madre de Dios, apareció a Santa Bernadette en
1858. Apreciamos en nuestro encuentro
con la historia, los templos benditos que la Iglesia realizó para ofrendar a la
Sma. Virgen, como signo de acatamiento y honor. Particularmente nos impresionó
el magnífico Via Crucis en lo alto de la colina, magnífica obra de arte que, por
cierto, no tiene nada de ecuménico sino que más bien recuerda con insistencia
el ultraje judío contra Nuestro Señor. ¡Oh, es que tan pocos lo visitan, y tan
pocos tiene ojos para ver! “…óculos habent, et non vidébunt” (Sal.
113, 5).
Pero también pudimos constatar el odio satánico
vertido por los ocupantes de la Iglesia en la actualidad, los herejes
modernistas, que, no pudiendo destruir todo aquello, han buscado desvirtuarlo,
desfigurarlo, falsificarlo y transformarlo, para uso de su nueva religión. Así
es como debimos sufrir observando los mosaicos horrorosos realizados para
evocar los “misterios luminosos” del nuevo rosario de Juan Pablo II (expresión
de la nueva teología del misterio pascual
que reduce la importancia de la cruz en la salvación), obra de Maiko Iván
Rupnik. Son figuras grotescas, ridículas, con inmensos ojos negros, nuevo arte
que ha impuesto para su iconografía la iglesia modernista del Vaticano II, que
ha formado fieles –o adeptos- con ojos que no ven: “…óculos habent, et non vidébunt” (Sal. 113, 5):
También pudimos ver una “iglesia” de Santa
Bernardita que no es otra cosa que una pirámide truncada o incompleta, símbolo
masónico por excelencia:
Pero hay algo que se lleva las palmas, en este arte
esotérico anticatólico, instalado en medio de tan sagrado santuario. Nos
referimos a la Basílica subterránea (¡!) San Pío X. Fue consagrada el 25 de
marzo de 1958 por el Cardenal Roncalli, futuro Juan XXIII. Como vemos, el
enemigo modernista ya estaba bien presente en la Iglesia antes del diabólico
concilio.
Obra de los arquitectos Pierre Pinsard, André Le
Donne y Pierre Vago (este último es el responsable de la moderna basílica de
Ntra. Sra. de Guadalupe en México), se trata a primera vista de un garaje para
automóviles subterráneo de inmensas dimensiones (191 metros de largo por 61
metros de ancho), pero que mirado con más atención nos representa una barca
invertida o, también, el gran vientre de una bestia. Publicamos debajo algunas
fotografías que hemos tomado dentro del “vientre de la bestia”:
El
altar, decorado con fuego que viene desde abajo :
El
Via Crucis infernal:
Desde
donde se lo mire, el templo representa una pirámide masónica,
con el altar en
el centro:
Ahora bien, esta basílica no tiene nada de católico,
excepto algunos afiches con imágenes de santos y una imagen de San Pío X,
arrinconada en un oscuro corredor de la plataforma superior que rodea al
templo. Sin embargo, todos los años la Fraternidad San Pío X celebra allí
una misa, cuando va en peregrinación al santuario de Lourdes. Todos los
años la Neo-Fraternidad pretende alabar a Dios tolerando esas infamantes
imágenes diabólicas, ese simbolismo infernal, esa arquitectura masónica, tan
sólo cubriéndolos con un paño, mirando para otro lado, disimulando, pretendiendo
que de esa forma se puede convivir con el enemigo, “permaneciendo como somos”,
como le gusta repetir a Mons. Fellay.
Misas
de la Fraternidad San Pío X en el horroroso templo:
Aclaremos sobre esto último que ciertos necios
sedevacantistas, miembros de la “Iglesia perimida”, han utilizado estas misas
celebradas allí para manifestar su desprecio por lo que llaman despectivamente
“lefebvrismo”, como si el gran Arzobispo tuviera algo que ver con quienes llevan
a cabo su traición. Porque no olvidemos que en aquel “permanecer como somos”
Mons. Lefebvre estaba mencionando la irreductibilidad e intransigencia ante los
errores liberales y modernistas, lo que se vio en su acción: rechazo de todo
acuerdo o conciliación que lo llevaron a ser “excomulgado” por los que él llamó
anticristos romanos, a la vez que rechazo del error sedevacantista. Quienes hoy
promueven tales acuerdos con los modernistas están lejos de poder ser llamados
“lefebvristas”. Y el “permanecer como somos” les será concedido, porque son
otra cosa que aquello que quiso Mons. Lefebvre, auténtico seguidor de San Pío
X. Y si es cierto que en una primera oportunidad quienes asistieron a tal misa
en la basílica pudieron ser tomados por sorpresa, sin embargo las autoridades y
sacerdotes de la Fraternidad no pueden ni deben desconocer qué significado o
alcance puede tener la existencia de semejante “basílica subterránea” que no
está hecha para adorar al Dios Uno y Trino, sino al dios de los masones, es
decir, al diablo. La arquitectura en sí es una expresión de la fe que se profesa.
Las nuevas iglesias y basílicas modernistas (Guadalupe, Fátima, Pietrelcina) no
expresan el misterio de la Cruz de Nuestra redención, sino otra religión. Ellos
ocupan la Iglesia y construyen, a la par de los magníficos templos del
esplendor católico, sus guaridas. ¿Acaso no recordamos que cuando fueron
llevadas unas “reliquias” de Juan Pablo II al santuario, se produjo una
catastrófica inundación, al punto que las aguas cubrieron la gruta? Véase
debajo una imagen del castigo dentro de esta basílica subterránea:
Pues bien, agreguemos que hay, en una sala lateral, muy
cercana al “altar” del templo, una reliquia de “san” Juan Pablo II, rodeada de
iconografía extraña y horrenda:
Cerca de esa reliquia, y haciendo gala de su gran
tolerancia masónica (San Pío X y “san” Juan Pablo II, juntos, ¿por qué no?), la
Neo-FSSPX celebra sus misas.
Dijimos también que hay una imagen de San Pío X en
esta barca invertida, y no dudamos que el haberle puesto su nombre a la
basílica es una afrenta deliberada perpetrada contra el gran enemigo del
modernismo. La imagen de San Pío X junto a unos niños (ver debajo) permanece
para ser ultrajada ante las ceremonias practicadas en el gran templo por los
modernistas. Pero también es un símbolo de lo que será la Fraternidad San Pío X
una vez del todo ingresada y “reconocida” en la iglesia conciliar: tendrá su
oscuro rincón, donde no inquiete a nadie, como una estatua, sin que pueda
impedir la prosecución de la diabólica neo-religión conciliar.
S. Pío X en un rincón, como una especie de rehén que observa cómo los modernistas que tanto combatió destruyen la religión católica. |
¿Podemos entonces sorprendernos de que la FSSPX haya
edificado en Madrid una iglesia horrorosa, de la que ya nos hemos ocupado (ver acá
y acá)?
Usamos otra vez el sentido acomodaticio del salmo,
para afirmar, ante el silencio abrumador en la FSSPX:
« Os
habent , et non loquéntur;
óculos
habent, et non vidébunt ».
Plano
del santuario de Lourdes: pueden verse claramente las diferencias entre la
basílica antigua y la moderna: una es católica, la otra parece un “ojo de
reptil”. ¿Cuál es católica y cuál no?
“Incorporar formas modernas en las iglesias es el
resultado de varios factores, todos ellos negativos. Convertirse al arte
moderno es convertirse a la mentalidad moderna. Convertirse al mundo moderno
que se aleja más y más de Dios. Sus formas artísticas están adecuadas a su
mentalidad. El efecto que producen es aquél para lo cual que fueron
conformadas. (…) Comenzar creyendo que las formas artísticas modernas son
indiferentes, inofensivas, o neutras para el culto, es desconocer la
naturaleza profunda del hombre. Es no haber aprendido nada sobre el mal
que religiosamente han producido - y que salta a la vista - desde hace
muchos años. El mundo es quien debe convertirse a Dios, no los creyentes
convertirse al mundo. Eso es apostasía. Si la jerarquía eclesiástica, hasta en
sus más altas puestos, ha consentido con esto, es porque ha pactado con el
mundo y apostatado de Dios, para su propia destrucción. Y, quienes le
sigan, perecerán también con ellos”. (Alberto
M. Borromeo, Las
formas artísticas y el arte sacro)