LAS
NEGOCIACIONES ROMA-FSSPX PROVOCAN UNA CRISIS EN SAN NICOLÁS DE CHARDONNET
Este domingo 14 de mayo, el atrio de la iglesia San Nicolás de Chardonnet está en ebullición. Algunas horas más temprano, el cura de la emblemática parroquia parisina ocupada por los tradicionalistas desde 1977, el P. de la Rocque, fue relevado de sus funciones, con otros decanos de la Fraternidad sacerdotal San Pío X (FSSPX). ¿Motivo de la desgracia? Haber difundido, sin someter el texto a sus superiores, una declaración firmada por siete decanos y superiores de congregaciones de la FSSPX. Esta declaración critica el reconocimiento por Roma de los matrimonios celebrados entre los fieles de la Fraternidad a condición de que el intercambio de consentimientos sea recibido por un sacerdote en comunión con Roma o un sacerdote de la Fraternidad con autorización del obispo. Pero en el fondo, lo que se juega va más allá de este asunto del matrimonio y toca al proceso de acercamiento con Roma, mientras que la eventualidad de la creación de una prelatura personal, bajo el modelo del Opus Dei, fue planteada el año pasado por el secretario de la comisión pontifical Ecclesia Dei. Esta comisión gestiona en el Vaticano las discusiones con los tradicionalistas. En las filas de la FSSPX, algunos tienen la opinión de que sus convicciones doctrinales son sacrificadas sobre el altar de la política de acercamiento.
La culpa del P. de la
Rocque
“Estamos completamente
indignados, afirma una joven. Nuestro párroco, el P. de la Rocque,
defendía la doctrina. Y de repente lo hacen a un lado porque dijo la verdad. Yo
estoy en contra de la prelatura y contra todo acuerdo, pues lo que nosotros
queremos es conservar la fe católica, la que Mons. Lefebvre nos transmitió.
¿Por qué querer un acuerdo, por qué una prelatura? ¿Para tener el poder, para
ser prelado? Nosotros no queremos el poder. Lo que queremos, es salvaguardar
los verdaderos sacramentos”. Otra fiel defiende la opinión contraria: “No,
era necesario apartar al P. de La Rocque, pues lo que hizo es grave, es
insubordinación”. En el atrio, un hombre comenta la situación: “En
realidad, en todas estas negociaciones, lo que molesta a la gente es que éstas
no tratan el fondo de los desacuerdos entre los tradicionalistas y la iglesia
conciliar, sino únicamente sobre una regularización canónica. El papa
Francisco, con una cierta habilidad diplomática, da pequeños pasos y otorga
pequeñas concesiones, avanza con el acuerdo de Mons. Fellay”.
La expresión “pequeños
pasos” toca un punto fundamental. En el vuelo de
regreso de Fátima, el 13 de mayo, el papa explicó que el documento de acuerdo
entre Roma y la Fraternidad todavía no se logra, que había que evitar todo
triunfalismo y continuar caminando: Con Mons. Fellay tengo una buena
relación, declaró Francisco. Hemos hablado varias veces. A mí no me
gusta forzar las cosas. Caminar, caminar, caminar, después se verá. Para
mí no es un problema de ganadores o perdedores, no, sino un problema de
hermanos que debemos caminar juntos, buscando la fórmula de dar pasos
adelante". Así, donde Benedicto XVI trató de sanar la fractura
por la negociación teológica y doctrinal, el método del papa Francisco consiste
en actuar paso a paso.
Los ejemplos no faltan. En septiembre de
2015, durante el jubileo de la Misericordia, Francisco volvió “lícita y
válida” la absolución concedida por los sacerdotes de la Fraternidad
para las confesiones, antes de perennizar la medida en abril de este año y de
añadir la cuestión de los matrimonios. Ahora bien, en la FSSPX, esta nueva
manera de hacer desorienta a un cierto número de fieles, más habituados a la
argumentación doctrinal que a este enfoque proactivo que les da el sentimiento
de encontrarse ante el hecho consumado. Una estrategia paradójicamente bastante
eficaz, pues revela las fracturas internas.
Las reacciones de la base
Las tensiones en las parroquias implicadas, entre
las cuales está San Nicolás de Chardonnet, son la imagen de las que atraviesan
la Fraternidad en su conjunto. Frente a la perspectiva del acercamiento, las
reacciones de la base discrepan. Hay quienes han vivido tantos anuncios de este
tipo que prefieren esperar. Hay quienes temen perder su libertad y su alma y
estiman que la Fraternidad no es quien debe dar el santo y seña, sino Roma: “¿Qué
nos reprochan? Si Roma decida dar un paso hacia la Tradición diciendo que
renuncian a tener en cuenta el concilio, el acuerdo es posible, de lo contrario
no vale la pena. Si tenemos una prelatura, habría que pedir autorizaciones para
la compra de nuevas casas, todo dependerá del obispo para los matrimonios”,
afirma una joven.
“Una vez que le digamos
sí a Roma, no podemos decir: “Pero no estamos de acuerdo con
ustedes”. No podemos hacer concesiones. O es sí y estamos de acuerdo, o es no.
No queremos decir: sí pero…” añade otra. Un joven está de acuerdo: “No
sabemos nada de las negociaciones en curso, pues la casa general se guarda todo
para ella y esto es lo que le reprochamos: no escuchan a los teólogos de la
FSSPX, a los sacerdotes, a Écône… Al presentar el texto, los siete decanos
han actuado para la defensa de la fe, ellos querían poner fin a esto, poder
decir las cosas, que los teólogos puedan expresarse libremente”.
Poco
a poco, algunos evocan su desconfianza respecto al superior general de la FSSPX y evocan lo que es más insoportable en la
Iglesia “conciliar”: la relación con otras religiones. “La
última carta a los amigos y benefactores de Mons. Fellay habla del
protestantismo y condena firmemente lo que hizo Lutero, afirma un
joven. Es una carta muy doctrinal, pero que no da conclusiones
prácticas: no mencionó, por ejemplo, la llegada de la estatua de Lutero al
Vaticano. Esto es un verdadero escándalo”.
El
espectáculo de las divisiones
Un fiel de unos cincuenta años dice más: “La
gente está cada vez más desconfiada respecto a la dirección general, uno se
pregunta qué tienen en la mente. En 2018 hay elecciones generales, y todo deja
pensar que Mons. Fellay no será reelegido: frente a los 7 decanos sobre 10,
todos los superiores de las congregaciones, quiere conservar el poder por la
fuerza antes de la elección…” Una señora lo interrumpe: “¿Puedes
tomar a Dios como testigo de lo que estás diciendo?
-Sí lo tomo, responde el hombre.
-No se deben hacer
acusaciones sin fundamento. Mientes… ¿cómo puedes decir que es un golpe de
estado?
-¡Por supuesto que es un
golpe de estado! ¡Mire la división de los fieles!
-No existe tal división.
Eres tú quien la creas al contar cuentos. ¡Es un sedevacantista, no es de la
parroquia! Cree saber la señora.
-Yo vengo aquí desde hace
40 años, he hecho la guardia (la parroquia fue ocupada por los
tradicionalistas en 1977, ndlr)… Pronto ya no tendremos guardia, todo
el mundo será reintegrado”
Y las tensiones
continuaron durante la misa. El P. Bouchacourt,
superior de distrito de Francia, explicando por qué tomó la “difícil” decisión
de relevar al cura de San Nicolás de Chardonnet, habla apenas cinco minutos en
la iglesia atiborrada, cuando una tercera parte de los asistentes se levantó y
fueron hacia la salida. “¡Ustedes tal vez quieren castigarme -manifestó
el P. Bouchacourt- no castiguen a su parroquia! En torno a la
puerta de entrada, el grupo que se formó, compuesto esencialmente de jóvenes,
entonó cantos a la Virgen, mientras que los fieles se miraban desconcertados,
tratando de comprender la situación. En medio de los que permanecieron
sentados, una joven lloró ente el espectáculo de las divisiones. “Nuestra
Fraternidad, fundada por Mons. Lefebvre por la santificación de los sacerdotes
es atacada, continuó el P. Bouchacourt. Quieren suscitar la
división en ella. Satán la está atacando. La FSSPX no tiene la intención, por
nada del mundo, de abandonar el combate de la fe. Hermanos míos, estén
persuadidos. Nosotros queremos defender la fe de siempre, la misa de siempre,
los sacramentos de siempre y rechazar el concilio que ha envenenado y que
envenena la Iglesia desde el interior y la autodestruye”.
Al final, las discusiones
continuaron en el atrio. “No son más que algunos
agitadores que quieren sembrar la confusión, quiere creer una fiel. La
mayoría de la parroquia está unida y comprende la decisión del P. Bouchacourt”. ¿Y
si se concluye el acuerdo? La respuesta fue rápida: “¿Ha sido ya creada
la prelatura? No. Lo decidiremos cuando suceda. Entretanto, es mucho ruido por
nada”. Una cosa es segura: si la posibilidad de un acercamiento con
los lefebvristas hace rechinar los dientes en el seno de la Iglesia católica,
también suscita turbulencias en la FSSPX.