“El verdadero humilde
ha de desear con verdad ser tenido en poco, y perseguido, y condenado, aunque
no haya hecho porqué”
Santa Teresa de Jesús
“Hay una perversa
imitación de arrogantes sacerdotes por la que imitan a los santos en el rigor
de la disciplina y desdeñan seguirlos en el afecto de la caridad: quieren
parecer rígidos por la severidad y no quieren dar ejemplos de humildad, para
ser tenidos más como terribles, que como mansos y afables”
San Isidoro de Sevilla
“Dios mira con mayor agrado acciones perjudiciales
acompañadas de humildad, que obras buenas, llenas de soberbia”.
San Agustín
“Un carro lleno de buenas obras, conducido por la
soberbia, lleva al infierno; conducido por la humildad, aunque esté lleno de
pecados, lleva al paraíso”.
San Gregorio de Nisa
“El pecador que elige la senda de la humildad, para
seguir los pasos del Cordero, ha tomado un camino más seguro que el hombre que,
siendo virgen sigue los caminos del orgullo. Porque al primero, su humildad lo
purificará de sus manchas; mientras que al segundo, su soberbia le manchará la
pureza”.
San Bernardo
“Por naturaleza, la soberbia es el peor de todos los
pecados; más grave que la infidelidad, la desesperación, el homicidio, la
lujuria, etc”.
Santo Tomás de Aquino
"Si
nos faltara la humildad, aun cuando practicáramos todas las virtudes, seríamos
semejantes al que hubiera edificado una casa sobre arena movediza. Cuando yo
digo humildad, no hablo de la que sólo consiste en las palabras y la lengua,
sino de la que está en el espíritu, en el corazón, en la conciencia, cuya
sinceridad sólo Dios puede conocer”.
San
Juan Crisóstomo
“Un hombre afable, no solamente es manso y humilde para
sí mismo, sino también agradable y útil para los otros; pero el hombre
colérico, es malo para sí y pernicioso para los demás: porque no hay cosa más
desagradable, penosa y molesta para todo el mundo, que una persona fácil a la
ira; por el contrario, nada agrada tanto como un hombre que jamás se enoja”.
San Juan Crisóstomo
“No dice el Señor: Aprended de mí a fabricar el mundo, o
a resucitar los muertos, sino que soy manso y humilde de corazón... ¿Tan grande
cosa es, oh Señor, el ser humilde y pequeño, que si vos que sois tan grande no
lo hubierais practicado, no se pudiera aprender?”.
San Agustín
“Sed a vuestros ojos viles y despreciables; contentaos
con que os menosprecien: sed para vosotros un objeto fastidioso y despreciado.
El que en un principio se abate, es grande en la presencia de Dios, y el que
seriamente se tiene por despreciable, ya ha hallado el verdadero secreto de
agradar a los ojos del Supremo Monarca: sed pequeños en vuestra consideración
para ser grandes a los ojos de aquel Juez incorruptible, que es el único que
decide del verdadero mérito sin poder engañarse. Cuando los hombres hagan menos
caso de vosotros, tanto más os estimará Aquél que da el verdadero precio a las
cosas”.
San
Anselmo
“No
hay ningún pecado posible en un hombre, con el que yo no pueda mancharme”.
San
Agustín
“Todos
somos frágiles, pero tú considérate el más frágil de todos”.
Tomás
de kempis