“Dios nos enseña, al mismo
tiempo que la más blanda caridad con las personas, una absoluta firmeza en la
doctrina, aún sabiendo que por ella hemos de ser objeto de burla. ¡Ay del que
se avergonzare de Jesucristo!”.
Mons. Dr. Juan Straubinger,
nota a Eclesiástico 42,2.