"Cuántos hombres hoy día piensan llevar el mundo a una
vida nueva, a una era mejor y lo conducen a su perdición”, dijo Blanc de Saint-Bonnet. Así parece estar ocurriendo hoy con la Neo-FSSPX.
Del excelente libro del Cardenal Billot “El error del
liberalismo”, tomamos las siguientes citas, donde se toman palabras de boca de
los mismos liberales, que los caracterizan muy bien. Le aplicamos mediante
letras mayúsculas aquello mismo que bien podría decirnos hoy la cúpula
directriz de la Neo-FSSPX, teniendo en cuenta su discruso y posición ante Roma
hoy:
Billot:
“La libertad PARA LA FSSPX es la que restituirá en la frente augusta de
la Iglesia la perdida corona; en la libertad DE LA FSSPX CON STATUS CANÓNICO DENTRO
DE LA IGLESIA se debe confiar como en una amiga fiel y de la libertad no hay que
apartarse por principios a priori, que deben ser arrinconados íntegramente –
eso sí, con toda reverencia – en su región ideal".
Cita a Veuillot:
“Católicos intolerantes RESISTENTES, vosotros érais ya más absolutos que
Dios Padre, que ha creado al hombre para la libertad; más cristianos que Dios
Hijo, que no ha querido establecer su ley sino por la libertad; heos aquí ahora
más católicos que el Papa A QUIEN NO RECONOCÉIS, pues el Papa consagra,
aprobándolas, las constituciones modernas, que están todas inspiradas y llenas
del espíritu de libertad Y ESO ES LO QUE RECLAMAMOS, NUESTRO DERECHO A LA
LIBERTAD DENTRO DE LA IGLESIA. Digo que el Papa, el Vicario de Jesucristo
aprueba esas constituciones, puesto que os permite prestarles juramento,
obedecerles y defenderlas. Ahora bien, la libertad de cultos está allí, el
ateísmo de Estado está allí NOSOTROS HEMOS ACEPTADO LOS PRINCIPIOS LIBERALES EN
NUESTRAS ESCUELAS Y EL 95% DEL VATICANO II. Es preciso pasar por eso PUES
ESPERAR A QUE ROMA SE CONVIERTA NO ES REALISTA, vosotros pasaréis por allí, no
lo dudéis. Entonces, ¿para qué forcejeáis? Vuestra resistencia es vana;
vuestros lamentos no sólo son insensatos, son funestos. Hacen odiar a la
Iglesia y nos traban mucho a nosotros, liberales CATÓLICOS
TRADICIONALISTAS, vuestros salvadores, haciendo sospechar de nuestra sinceridad
AL REALIZAR USTEDES ESA CONSAGRACIÓN EPISCOPAL. En lugar pues de atraer sobre
vosotros una derrota cierta y probablemente terrible, corred hacia la libertad
QUE NOS OFRECE ROMA, saludadla, abrazadla, amadla. Ella será una buena y fiel
amiga vuestra, y os dará más de lo que vosotros jamás podríais conseguir PUES
AMPLIARÁ VUESTRO APOSTOLADO LIBRÁNDOLO DE COMPLICACIONES. (…) ¿Qué no
emprenderá la Iglesia FRATERNIDAD cuando podrá emprenderlo todo? ¿Cuánto
no tocará el corazón de los pueblos, cuando la verán abandonada de los
poderosos del mundo, vivir únicamente de su genio y de sus virtudes? En medio
de la confusión de las doctrinas, del desborde de las costumbres, ella
aparecerá como la única pura, la única afirmada en el bien. ¡Ella LA
FRATERNIDAD será el último refugio, el baluarte inexpugnable de la moral, de la
familia, de la religión, de la libertad! (“La ilusión liberal”, cap. 2).