Páginas

domingo, 29 de marzo de 2015

MONS. FAURE: "MENZINGEN YA NO ES FIEL A LA VERDAD"






MONSEÑOR JEAN MICHEL-FAURE:
 "MENZINGEN YA NO ES FIEL A LA VERDAD"


En un largo artículo aparecido en RIVAROL del jueves 26 de marzo, se evocaba la consagración del sacerdote francés Jean Michel Faure por Mons. Richard Williamson. La ceremonia tuvo lugar el 19 de marzo en el monasterio benedictino Santa Cruz de Nova Friburgo, Brasil, en la región de Rio de Janeiro.

Monseñor Faure, quien por otra parte ha ordenado sacerdote a un monje benedictino el 28 de marzo, quiso responder, pocos días después de su consagración episcopal, a las preguntas que se le plantearon, lo que agradecemos profundamente.

Precisamos, como lo hacemos regularmente para las entrevistas, que las declaraciones de la persona interrogada que se expresa en nuestras columnas con toda libertad para dar a conocer mejor su posición, no comprometen a la redacción del periódico.


RIVAROL: ¿Por qué razones aceptó usted ser consagrado obispo el 19 de marzo en Brasil por Monseñor Richard Williamson?

Monseñor Jean-Michel Faure: Para servir a la Iglesia, por la gloria de Dios, por la salvación de las almas. Un obispo tiene el poder para todo esto, a condición de permanecer fiel. La principal finalidad de esta transmisión es la de conferir la gracia del orden sacerdotal y la gracia del sacramento de confirmación. Mons. Williamson no podía viajar por todo el mundo.

R: ¿Está usted seguro que la FSSPX se incorporará al Vaticano?

Mons. Faure: Cuando estamos frente a dos misterios, la gracia de Dios y el libre arbitrio de los hombres, nada es seguro. Pero hablando humanamente, Mons. Fellay da muchas señales de su voluntad firme de incorporarse a la iglesia conciliar, en particular con la visita de prelados conciliares a los seminaristas y por las recientes declaraciones de Mons. Pozzo luego de la última consagración.

R.: ¿Qué responde usted a quienes le reprochan de no haber esperado por lo menos a un acuerdo público en debida forma de la FSSPX, para proceder a un acto tan cargado de consecuencias?

Mons. Faure: Menzingen arrastra un buen número de buenos sacerdotes hacia esta adhesión a Roma, obligando, por ejemplo, a los seminarios de la FSSPX a recibir -y por lo tanto a aceptar en principio- las visitas de estos prelados conciliares y ecumenistas.

R.: Menzingen condenó, incluso antes que el Vaticano, su consagración, además de hacerlo mucho más firmemente. ¿Qué reacción le inspira esto?

Mons. Faure: Menzingen tiene miedo. Pierde toda su autoridad porque ya no es fiel a la verdad.

R.: El Instituto Mater Boni Consilli (IMBC) publicó el 20 de marzo un comunicado en el cual denuncia su consagración como sacrílega, ilícita y cismática pues fue realizada reconociendo públicamente a Francisco I como Vicario de Cristo, desobedeciéndole con una consagración sin mandato pontifical y destinada a combatir su magisterio. ¿Qué responde usted a esta argumentación?

Mons. Faure: En la verdadera Iglesia Católica, la Fe prima sobre la autoridad, porque en el fondo, la autoridad está solamente para servir a la verdad. Ahora bien, el papa Francisco posee la autoridad papal, nadie más es ni puede ser Papa mientras él viva o renuncie; pero él no pone su autoridad al servicio de la verdad, de la verdadera Fe y por lo tanto no estamos obligados ante Dios de obedecerle antes que a Dios.

R.: ¿Qué responde usted a la acusación de haber recurrido a un “mandato romano apócrifo”, lo que es juzgado como una falta grave?

Mons. Faure: Un mandato romano “apócrifo” se impone cuando la Fe está en grave peligro.

R.: La sumisión al papa es un dogma de fe para los católicos. Bonifacio VIII en su bula infalible Unam sanctam afirma: “Nosotros declaramos y definimos que es necesario para toda criatura humana estar sometida al Pontífice romano para salvarse”. En estas condiciones, ¿cómo puede usted combatir fuertemente al ocupante de la sede de Pedro y reconocerlo al mismo tiempo como la autoridad legítima, el vicario de Cristo que tiene el poder de las llaves y la infalibilidad doctrinal?


Mons. Faure: La sumisión y la obediencia al papa no son incondicionales, sino condicionales: a condición que ellas sirvan a Dios sirviendo a la Fe. Separar la obediencia de la Fe, es hacerla servir a los hombres más que a Dios.

R.: Cómo podemos decir que un concilio ecuménico (como pretende serlo el Vaticano II) es falible y puede enseñar el error y la herejía cuando usted dice que fue promulgado por un verdadero Papa sabiendo que un concilio ecuménico promulgado por el papa es necesariamente infalible (magisterio extraordinario)?

Mons. Faure: Los mismos papas conciliares han proclamado que con los decretos del concilio Vaticano II ellos no querían comprometer su Magisterio infalible. Por lo tanto, falta una de las cuatro condiciones para que éste haya sido comprometido (la voluntad del papa de atar -obligar- a toda la Iglesia).

R.: ¿Cómo podemos decir que la nueva misa y los nuevos sacramentos son un veneno para la fe y afirmar paralelamente que ellos fueron promulgados legalmente por la Santa Iglesia y el Vicario de Jesucristo?

Mons. Faure: Monseñor Lefebvre afirmó simplemente que la nueva misa no cumplía una de las condiciones esenciales de una ley válida: ella está contra el bien común. El mismo argumento radical de buen sentido se aplica a todas estas aparentes “leyes” que destruyen la Iglesia.

R.: ¿No teme usted que esta enésima división entre los tradicionalistas desaliente a muchos bautizados y los aleje totalmente de la fe y de la práctica religiosa?

Mons. Faure: En absoluto. Como un amigo me ha dicho: “esta consagración ha roto el torniquete de Menzingen y permite a los buenos católicos en todo el mundo respirar”. ¿Por que? Porque se restaura una autoridad católica que está unida a la verdad católica.

R.: ¿Puede decirnos más sobre sus proyectos en Francia, acerca de la apertura de un seminario cerca del convento de Avrillé?

Mons. Faure: El proyecto está avanzando.

R.: ¿Qué le responde a aquellos que dicen que usted está demasiado viejo (74 años en agosto de 2015) para convertirse en obispo, cuando los obispos se retiran hoy a la edad de 75 años?

Mons. Faure: Obligar a los obispos a renunciar a los 75 años es una tontería revolucionaria para impedir a los viejos hacer valer su experiencia. Ciertamente la verdad católica tiene necesidad de nuevos campeones jóvenes, pero esperándolos, contentémonos con los veteranos de Mons. Lefebvre que lo han comprendido mejor que un gran número de jóvenes.

R.: Surgió una polémica respecto al entierro de su padre en Argentina. Los sitios de internet hispanos lo acusan de ser marrano, los eclesiásticos que en esa época eran sacerdotes -como Mons. Morello, director del seminario de La Reja al momento de los hechos- afirman que a la muerte de su padre en Argentina, su familia procedió a rituales judaicos y que este escándalo sería una de las principales razones (pero no la única) de la salida ulterior de 25 seminaristas y de 8 sacerdotes del seminario de La Reja.

Mons. Faure: El 3 de marzo de 1986, el cuerpo de mi padre fue llevado a mi casa para ser velado. Fue puesto sobre mi cama y no sobre el suelo, como lo pretenden falsamente las calumnias de los sedevacantistas. ¡Que den el nombre de sus testigos! Personalmente puedo nombrar al Padre Canale (FSSPX) que celebró la misa de requiem, al P. Ricardo Olmedo (FSSPX), a los profesores del seminario que conocieron los hechos, los seminaristas que hoy son sacerdotes, al P. Schmidberger (FSSPX) que estuvo en la misa y en el cementerio, y también a los miembros de la familia Masuda, que fueron grandes benefactores del seminario desde sus comienzos y quienes estuvieron en el velorio toda la noche. Ellos posteriormente recibieron en su casa de campo los veinticinco seminaristas que salieron del seminario en la ocasión de la rebelión sedevacantista de 1989. Mi padre está enterrado en el pequeño cementerio del seminario y su tumba es muy visible. Los seminaristas y numerosos sacerdotes y fieles asistieron a la misa. No hubo, en este episodio, nada anormal y nada hay que ocultar, sino que encontramos en esto un ejemplo de la lógica sedevacantista para poder decir que Mons. Faure es judío: yo nací en Argelia; hay muchos judíos en Argelia; luego, yo debo ser judío. Pero como los musulmanes son todavía más numerosos, ¿no seré yo un musulmán marrano? Contra las calumnias y las invenciones ridículas, yo dispongo en Francia de un árbol genealógico bien hecho que haré público cuando regrese.
Respecto a la crisis del seminario de Buenos Aires, debo decir que yo llegué a México el 24 de septiembre de 1985, cinco días después del terrible terremoto, después de haber sido nombrado superior de distrito de México; pero esa crisis tuvo lugar en 1989 en el marco de la rebelión sedevacantista contra Monseñor Lefebvre. El director (NDLR el Padre Morello, hoy Mons. Morello), un profesor (NDLR el Padre Medina) y algunos sacerdotes de esta tendencia, influyeron sobre la mitad de los seminaristas de La Reja, los que, en 1989, esperaban la visita del P. Schmidberger para salir en masa del seminario e irse a un “seminario” construido por un grupo de laicos mexicanos. Fracaso total: un pequeño grupo de entre ellos se dirigieron a un monasterio abandonado cerca de Córdoba, en Argentina, y enseguida a las cercanías de Luján, y finalmente a El Bolson (Sur de Argentina). Por lo tanto, es evidentemente falso que el seudo escándalo del entierro de mi padre, que tuvo lugar tres años antes, haya provocado la salida inmediata de estos 25 seminaristas. Mons. Tissier relató estos hechos en la biografía de Mons. Lefebvre (pág. 546, 2a edición corregida, editorial Clovis, 2002).

R.: ¿No teme usted ser tomado en sandwich, si usted me permite, Monseñor, esta expresión familiar, entre la FSSPX a la “izquierda” y los sedevacantistas a la “derecha”, ambos, por razones diferentes, acusándolo de ser cismático y de entrar en una lógica sectaria y no católica?

Mons. Faure: ¡En el nombre del Cielo! ¿Existe una Verdad por encima de todos los hombres sí o no? Si existe, coscorrón para los liberales y coscorrón para los sedevacantistas. Para esta verdad, gozosamente tendremos el papel de sandwich. El sacerdote es un hombre comido, dijo el Cura de Ars.

R.: Usted se dice de la Tradición. Pero ¿quién es el intérprete auténtico y el garante de la Tradición sino el Papa, sino el Magisterio? ¿Cómo puede usted salir entonces de este callejón sin salida?

Mons. Faure: Lea el Evangelio de San Juan. Allí encontramos una veintena de citas según las cuales Jesús, en cuanto hombre, expresa su sumisión absoluta a la voluntad de ese Padre, que está por encima de Él, y que es absoluta. Esta verdad y esta voluntad, Él la ha transmitido (tradidit), y he aquí el origen y la infalibilidad de la Tradición, que está también por encima de los papas, a fortiori, habiendo estado por encima de Jesús (en cuanto hombre). He aquí lo que pierden de vista todos los conciliaristas, pero que Mons. Lefebvre jamás perdió de vista: bien comprendida, la Tradición es la medida de los Papas, y no los Papas la medida de la Tradición. Ella permanece como siempre ha estado, independientemente de las eventuales tonterías de ellos.

Toda la razón de ser y la fuerza de esta consagración del 19 de marzo, es su fidelidad a esta Tradición. Que Dios nos conserve fiel a ella, por la Santísima Virgen María.